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Una nueva escala de comorbilidad simplificada, basada en seis enfermedades extracardiacas permite clasificar el riesgo de muerte en pacientes mayores con síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST. Como recoge la revista European Journal of Internal Medicine, la precisión es similar a la de otras escalas más complejas. Demostró un estudio español.
La presencia de comorbilidades es una situación muy frecuente en adultos de edad avanzada. Su impacto es relevante en el pronóstico tras sufrir un síndrome coronario agudo. El índice de Charlson es la escala que habitualmente se emplea para evaluar la carga de comorbilidad. Sin embargo es compleja. Incluye patologías poco frecuentes en el adulto de edad avanzada con síndrome coronario agudo.
En palabras del Dr. Juan Sanchís, cardiólogo del Hospital Clínico Universitario de Valencia, las novedades en relación con el índice Charlson son las siguientes: “En primer lugar se centra en comorbilidades añadidas al síndrome coronario agudo, pero no relacionadas con el mismo ; por ejemplo, infarto agudo de miocardio o insuficiencia cardiaca no son comorbilidades, sino inherentes al propio síndrome coronario agudo; sin embargo, el índice Charlson los considera comorbilidades”.
“En segundo lugar”, prosigue el especialista, “refleja comorbilidades actuales; por ejemplo, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida fue un problema sanitario de primer orden en los años 80, pero su prevalencia es escasa en las salas de cardiología en la actualidad. En tercer lugar considera la anemia, de gran importancia en el pronóstico tras un síndrome coronario agudo y no se contempla en el índice de Charlson”, añade.
“Hemos diseñado un índice con seis comorbilidades. Anemia; insuficiencia renal; diabetes; arteriopatía periférica; historia previa de ictus, y enfermedad pulmonar crónica) que aporta información para el pronóstico similar al índice de Charlson”, que, en su caso, “contiene 19 comorbilidades”.
El grupo de estudio incluyó un total de 920 pacientes
El grupo de estudio incluyó un total de 920 pacientes; 650 de la primera cohorte, del 1 de octubre de 2002 al 1 de octubre de 2008; y 270 de la segunda cohorte, desde el 1 de octubre de 2010 al 1 de febrero de 2012).
Durante la hospitalización se recabó una serie de variables de evaluación clínica; tales como la edad, género, factores de riesgo coronario, antecedentes de cardiopatía isquémica, hospitalización previa por insuficiencia cardiaca Killip clase 2); electrocardiográficas (depresión del segmento ST), analíticas de sangre (cifras de troponina, nivel de hemoglobina al ingreso, y tasa de filtración glomerular), y ecocardiográficas (fracción de eyección del ventrículo izquierdo). El objetivo final primario fue la mortalidad por todas las causas al año de seguimiento.
En cuanto a la utilidad de la escala en otras presentaciones del síndrome coronario agudo, grupos de edad o género, el Dr. Sanchis concluye que “se ha derivado de pacientes con síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST, por lo que no podemos afirmar que también sea aplicable a pacientes con elevación del segmento ST, pero conceptualmente no son pacientes muy diferentes y posiblemente sea útil en pacientes con elevación del segmento ST”.