..María Vargas Tabuenca. Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad.
Transmitir malas noticias se considera una de las responsabilidades más estresantes para los profesionales de la salud. Este hecho comprende el impacto que puede provocar en los pacientes y familiares. La formación sobre comunicación de malas noticias debería ser una asignatura integrada en los planes de estudio de Medicina. Saber qué pautas seguir, cómo dirigirse a los interlocutores, que técnicas de comunicación verbal y no verbal deberían emplearse en uno mismo y en la propia interpretación de las personas que se tienen delante. Recordemos que el 80% de nuestra comunicación es no verbal.
Transmitir malas noticias se considera una de las responsabilidades más estresantes para los profesionales de la salud
Pero quizá no solo se debería tenerse en cuenta estos aspectos comunicativos. También esta formación debería complementarse con unas pautas sobre cómo gestionar a nivel psicológico la transmisión de malas noticias. Como comunicar la falta de alternativa de tratamiento, la recaída de una enfermedad, o que el diagnóstico indica que quedan pocas semanas de vida. Estas son algunas de las realidades a las que los doctores se tienen que enfrentar y aprender a gestionar.
Tal y como nos transmitió el Dr. Iñaki Juez, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Universitario de Fuenlabrada, “lo ideal sería que los médicos tuvieran una formación en Psicología. Todos los profesionales se van a enfrentar a un paciente al que tienen que dar malas noticias. Muchas veces tememos esos miedos de “¿qué me irá a preguntar? ¿seré capaz de…?”.
Es necesario dotar a los profesionales con herramientas necesarias, pero recordando que no todo finaliza cuando los interlocutores se van
Es necesario dotar a los profesionales con herramientas necesarias para que puedan sentirse seguros y así transmitir confianza a sus pacientes y familiares. De hecho, una relación de confianza está ligada a un mayor éxito terapéutico. Pero recordando que no todo finaliza cuando los interlocutores se van. El profesional también debe hacer una gestión individual de la situación que acaba de vivir y sus implicaciones. Con algunos pacientes, la relación profesional puede abarcar varios años y con un estrecho conocimiento de sus circunstancias vitales.
Es por ello la importancia de la doble vertiente para que transmitir malas noticias no sea considerada una de las responsabilidades más estresantes. Se debe saber cómo comunicar, pero también cómo gestionar los propios sentimientos para que, dentro de las circunstancias, el camino sea más llano.