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La OCDE vuelve a advertir sobre el desafío que supone la resistencia a los antimicrobianos. Según la organización, las infecciones por súper-bacterias podrían costar la vida de alrededor de 2.4 millones de personas en Europa, América del Norte y Australia durante los próximos 30 años. Sin embargo, según un informe que publicó la OCDE en noviembre de 2018, tres de cada cuatro muertes podrían evitarse gastando 2 dólares por persona al año en medidas tan sencillas como lavarse las manos y recetar antibióticos con mayor prudencia.
El informe en cuestión es: Detener la oleada de las súper-bacterias: solo unos cuantos dólares más (Stemming the Superbug Tide: Just A Few Dollars More). En él se afirma que tratar las complicaciones por resistencia a los antimicrobianos podría costar hasta 3.500 millones de dólares al año. A menos que los países intensifiquen el combate a las súper-bacterias.
Las infecciones por súper-bacterias podrían costar la vida de alrededor de 2.4 millones de personas
El sur de Europa corre el riesgo de resultar particularmente afectado. Se prevé que Italia, Grecia y Portugal encabezarán la lista de los países de la OCDE con las tasas de mortalidad más altas. Solo en Estados Unidos se prevén más de 30.000 muertes al año para 2050.
La inversión a corto plazo para frenar la oleada de súper-bacterias salvaría vidas y dinero en el largo plazo, sostiene la OCDE. Esta inversión debería centrarse en cinco áreas. En primer lugar, promover una mejor higiene. Por otro lado, acabar con la prescripción excesiva de antibióticos. En tercer lugar, realizar pruebas rápidas a los pacientes para determinar si tienen infecciones virales o bacterianas. También, aplazar la prescripción de antibióticos. Y por último, emprender campañas en los medios masivos de comunicación. Esta inversión podría amortizarse en un año y acabar generando un ahorro de 4.800 millones de dólares al año, según la OCDE.
La inversión a corto plazo para frenar la oleada de súper-bacterias salvaría vidas y dinero en el largo plazo
Los porcentajes de resistencia a ocho combinaciones de antimicrobianos aumentaron del 14% al 17% entre 2005 y 2015. Aunque estas cifras varían mucho según los países. En países como Turquía, Corea o Grecia, estos porcentajes fueron de entorno al 35%. Mientras que en otros como Islandia, Países Bajos o Noruega, fueron del 5%.
En los países de ingresos bajos y medios, la resistencia ya es alta, y se proyecta que irá en aumento. Por ejemplo, en Brasil, Indonesia y Rusia, entre el 40% y el 60% de las infecciones ya eran resistentes, en comparación con el promedio de 17% en los países de la OCDE. En estos países, se estima que entre hasta 2050, la tasa crecerá de cuatro a siete veces más que la de los países de la OCDE.
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