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Felipe VI ha constatado la realidad, que no hay nadie con capacidad para formar gobierno. Pedro Sánchez ha renunciado a presentar su candidatura y todos los planes de gobierno tendrán que esperar al 10-N. Serán las “enésimas” elecciones generales de los últimos años. Pedro Sánchez no ha sido capaz de unificar su proyecto con el de Rivera o el de Iglesias.
Esto significa que se abre un nuevo periodo de incertidumbre en el plano político. Esta incertidumbre se pasa, obligatoriamente, al plano económico y jurídico. La incertidumbre para la sanidad es muy mala.
Las “absolutamente imprescindibles” grandes reformas tendrán que esperar. Atención Primaria, eutanasia, cuidados paliativos, listas de espera, sistema MIR, financiación, renovación tecnológica… todo tendrá que esperar al 10-N.
Reforma de Atención Primaria, eutanasia, cuidados paliativos, listas de espera, sistema MIR, financiación, renovación tecnológica… todo tendrá que esperar al 10-N
Otras nuevas elecciones suponen un nuevo retraso. Los PGE (Presupuestos Generales del Estado) vigentes son los aprobados por Mariano Rajoy. No hay opciones de nuevas inversiones ni de nuevos proyectos. El problema de la espera es el coste de oportunidad, pacientes y sistema no podrán avanzar, simplemente se prorrogarán los proyectos, pero con la única inversión que hagan las comunidades autónomas.
¿Y si hay una misma distribución de diputados?
No obstante, el problema puede ser mas grave. ¿Qué sucede si hay una distribución de voto parecida? Si el resultado es parecido, ¿podrán pactar Iglesias, Sánchez, Rivera, Casado o Abascal? Con la legislatura fallida todos los líderes se han encargado de romper los puentes que les podían unir.
Sánchez quería un gobierno fuerte para llevar a cabo su programa, pero nadie le ha apoyado. Después del 10-N, ¿por qué va a ser posible para el PSOE? Se incluirán nuevas variables como la sentencia del procés, los problemas de los apoyos en los gobiernos autonómicos.