..Elena Santa María.
El jefe del Servicio de Neurología del Hospital 12 de Octubre, el Dr. David Pérez Martínez, ha participado en la presentación de dos herramientas que mejorarán la autonomía de los pacientes con Alzheimer. En el marco del Día Mundial, ha atendido a iSanidad respondiendo a cuestiones sobre la situación actual del alzhéimer.
¿Cómo se puede avanzar en la inclusión social de las personas con alzhéimer?
Se ha avanzado insuficientemente, porque las necesidades de los pacientes y sus cuidadores son enormes. Hoy en día, en un país como el nuestro, el 90% de los cuidados los ofrece la familia. La red de centros de día, la oferta de estimulación cognitiva, se ha ampliado, pero es claramente insuficiente para las necesidades de este tipo de pacientes. En el mejor de los casos, aparte de las listas de espera, tienen dos o tres días a la semana para poder ofertar la estimulación cognitiva, cuando lo ideal debería ser de otra manera. Y no solamente programas de estimulación cognitiva, sino de ejercicio físico. Se ha demostrado que el ejercicio físico previene el deterioro cognitivo, y en los propios enfermos de Alzheimer mejora el pronóstico y disminuyen los trastornos de conducta. Introducir el ejercicio físico como una herramienta terapéutica es una idea que debería extenderse.
Hoy en día, en un país como el nuestro, el 90% de los cuidados los ofrece la familia
El 40% de los pacientes no está diagnosticado. ¿Cómo se puede reducir esta cifra?
Sería tan fácil como intentar que los pacientes que tuvieran síntomas fueran evaluados por personal médico. El problema fundamental es que el alzhéimer no tiene un tratamiento curativo. En estadios leves o cuando los pacientes pasan desapercibidos, no sabe el propio paciente, la familia o el médico hasta qué punto merece la pena hacer un diagnóstico precoz si no le puede ofertar ningún tratamiento.
En el momento en el que el paciente empieza a sentir síntomas o la familia percibe que algo está pasando tienen derecho a saber qué va a pasar y que les den un pronóstico. Pero el grupo es tan amplio y la opinión personal también es muy importante. Mucha gente minimiza esos síntomas, es difícil llevarles al médico. Es complejo poder ofertar un diagnóstico precoz cuando no hay una intervención precoz.
Es complejo poder ofertar un diagnóstico precoz cuando no hay una intervención precoz
¿Se puede prevenir el Alzheimer?
Claramente sí. Quizá ese es uno de los mensajes innovadores que habría que transmitir a la población. Las administraciones deberían buscar recursos para potenciar las medidas de prevención. Las medidas de prevención son multimodales, se pueden beneficiar de muchas cosas y a veces son de sentido común. El ejercicio físico desde edades medias hasta la ancianidad. En un estudio con enfermos de alzhéimer genéticos, aquellos que han mantenido un ejercicio físico mantenido, respecto los que no mantenían, retrasaban la aparición de los síntomas hasta 15 años. Aunque hay que tener en cuenta que son enfermos con una mutación genética, que no es el mismo perfil que los que tienen una enfermedad tardía.
El control de los factores de riesgo cardiovascular: la tensión, el azúcar, el colesterol. Y aquellas intervenciones que mejoren la estimulación cognitiva intelectual a lo largo de la vida. Los hobbies, la socialización…Hay estudios que demuestran que aquellos que mantienen una vida social más activa retrasan la aparición de la enfermedad. Igual que el aprender idiomas o tener un nivel educativo más elevado. Ese conjunto de intervenciones tienen un efecto muy grande sobre la aparición de enfermedades neurodegenerativas. En Europa, la incidencia global de las enfermedades neurodegenerativas ha disminuido levemente. El número sigue creciendo porque la población es más envejecida. Pero se está demostrando que las intervenciones que empezaron en los años 70 con la mejora del nivel cultural, educación para toda la población, control de riesgo cardiovascular, ejercicio…tienen resultados 20 o 30 años después.
Las administraciones deberían buscar recursos para potenciar las medidas de prevención
¿Qué pueden aportar herramientas como ‘MiMe y ‘SuMe’ al paciente y al cuidador?
Cuantas más herramientas tengamos y más si son gratuitas o accesibles, mejor. El problema es que hay muchos pacientes y cuidadores que no tienen acceso a material de estimulación cognitiva. Cuando vives en una gran ciudad es mucho más fácil. Pero aquellos que viven en ciudades más pequeñas o en el ambiente rural, es prácticamente imposible. Además, estas herramientas te permiten tener el material cuando quieras. Porque muchas veces el problema es que los horarios son reducidos, en unos días determinados. Y el cuidador no puede adaptarse a ese ritmo.
Nos queda un hándicap que es que todos estos procedimientos que son interesantes deberían validarse de alguna manera. Para demostrar que grado de beneficio tienen sobre los pacientes. Si demuestran ese beneficio deberían tener una inversión pública para potenciarlo. Cuando tenemos un producto farmacéutico, la industria farmacéutica tiene mucho dinero para poder validarlo. Mientras que la industria tecnológica no tiene la suficiente capacidad de inversión para llevar un estudio científico y demostrar su beneficio y que sea publicable en entrevistas de impacto.