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El 16 de octubre es el Día Mundial contra el Dolor. Según los últimos estudios, hasta el 70% de los pacientes con cáncer tendrán dolor en algún momento de su enfermedad, dolor que es intenso en el 25-30% de los casos.
Una de las formas de dolor más difíciles de controlar en estos pacientes es el dolor irruptivo oncológico (DIO). Se trata de una exacerbación del dolor que aparece de forma súbita y transitoria. Se caracteriza por su intensidad elevada, un inicio rápido (1-5 minutos) y que se produce con una frecuencia de 1 a 4 episodios al día. La duración de estos episodios tiene una duración media de 45 minutos. El DIO afecta a más de la mitad de los pacientes con cáncer y tiene un impacto sustancial en su calidad de vida, afectando al sueño, las relaciones sociales y las actividades de la vida diaria.
El 70% de los pacientes con cáncer tendrán dolor, y una de las formas de dolor más difíciles de controlar es el dolor irruptivo oncológico
A diferencia del dolor crónico oncológico, el dolor irruptivo oncológico aparece de manera repentina y es impredecible en la mayoría de los casos, motivo por el cual los expertos indican que es difícil de abordar. “El problema del dolor irruptivo oncológico es su inicio súbito y su elevada intensidad, ya sea su aparición impredecible o ante determinados estímulos, por ejemplo, el movimiento. En cualquier caso, su brusca aparición y elevada intensidad producen una limitación importante en las actividades cotidianas y una disminución de la calidad de vida del paciente”. Son palabras de la Dra. Concha Pérez, jefa de la Unidad de Dolor del Hospital de la Princesa de Madrid y Portavoz de la SED (Sociedad Española del Dolor).
Abordaje del dolor irruptivo oncológico
A pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, el dolor oncológico sigue siendo un problema importante. Estudios recientes han demostrado que el dolor no se controla adecuadamente hasta en un 31% de los casos. Recientes estudios ponen de manifiesto la necesidad de herramientas de evaluación para un tratamiento efectivo. Está demostrado que, dado que los pacientes con cáncer tendrán dolor, su abordaje tridimensional (bio-psico-social), mejora la calidad de vida. Es un tema válido para todos los pacientes en general, pero con especial énfasis en los pacientes con cáncer, produciendo un aumento en la supervivencia. Siempre que sea posible, los pacientes deben ser alentados a ser agentes activos en la gestión de su propio dolor[v].
Recientes estudios han demostrado que el dolor en los pacientes oncológicos no se controla adecuadamente hasta en un 31% de los casos
“Cualquier paciente oncológico debe ser preguntado por la existencia de dolor y los distintos subtipos del mismo. Esto debe hacerse en cada visita médica, ya que el paciente a lo largo de la enfermedad pasa por situaciones muy diversas, y por lo tanto cambiantes. Además, un tratamiento adecuado del dolor mejora la calidad de vida y la supervivencia. Es importante individualizar el tratamiento, anticiparse y abordarlo tempranamente. Todo ello, conllevará a un menor sufrimiento y a una mejora de la funcionalidad y de la calidad de vida”, comenta la Dra. Pérez. Insiste en que “es importante tratar bien desde el principio el dolor oncológico. En el caso del dolor irruptivo, además, es fundamental poder ofrecer el tratamiento que más se adapte al dolor del paciente. En este sentido fármacos potentes y de inicio de acción rápido son esenciales”.