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El mayor uso de cremas protectoras frente al sol, el cambio en los patrones de la dieta y la tendencia al sedentarismo, son factores que han hecho que no solamente personas con determinadas patologías o con estados carenciales presenten déficit de vitamina D, sino que este problema se haya extendido a la población sana. Las guías internacionales establecen como una adecuada suplementación de este nutriente 1000 unidades internacionales (UI) al día que podrían aumentarse en situaciones concretas, como pacientes de osteoporosis.
El miedo al sol por el cáncer de piel y el abandono de una dieta muy rica en pescados azules son algunas de las razones del déficit de vitamina D en la población
Para entender qué ha llevado a un país como España, con abundantes horas de sol, a ver cómo el déficit de vitamina D en su población ha aumentado, el Dr. José Manuel Cucalón, experto en vitamina D y miembro del Grupo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), señala el “miedo al sol por la aparición del cáncer de piel” y el “abandono de la dieta tradicional, muy rica en pescados azules como salmón, sardinas, arenques, boquerones o bacalao”.
A estos factores se suma la actividad física. El Dr. José Manuel Fernández, coordinador del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), habla de “epidemia de obesidad”, y una de sus causas: “la inactividad física y el sedentarismo puede influir sobremanera en la carencia de vitamina D”, afirma.
Dr. Fernández: “La inactividad física y el sedentarismo puede influir sobremanera en la carencia de vitamina D”
Exponerse al sol de manera prudente y en horas en las que los rayos sean menos dañinos para la piel, hacer ejercicio físico así como “llevar una dieta equilibrada en pescado, frutas y verduras”, según el Dr. Fernández, son algunas de las opciones para acabar con el déficit de vitamina D.
Además, los suplementos de esta vitamina, reconocidos en guías médicas internacionales, ayudan a restablecer los niveles adecuados de este nutriente en el organismo. Estas guías hablan de entre 800 y 1000 unidades internacionales (UI) al día en personas sanas. “Es una cantidad adecuada”, explica el Dr. Cucalón, “se propuso ya en la primera mitad del siglo XX, cuando los americanos calcularon la dosis que sería necesaria para mantener unos niveles sanguíneos adecuados de vitamina D”. Para el Dr. Fernández, son las cantidades “que están estudiadas como para revertir en unos meses el déficit de vitamina D”.
Dr. Fernández: “Entre 800 y 1000 UI al día son las cantidades estudiadas para revertir en unos meses el déficit de vitamina D”
El Dr. Cucalón señala que estas cantidades de suplementación se recomiendan para personas sin patologías. Pero en el caso de personas con osteoporosis o con determinados estados carenciales, la cosa cambia. “En teoría requieren una dosis superior, porque no hablamos solamente de tener unos niveles de vitamina D adecuados, sino que hablamos ya de patologías. En estos casos tenemos que tratar de corregir ese déficit y después mantener unas unidades adecuadas para tener los niveles adecuados en sangre. El tratamiento ya pasa a ser de hasta 2000 UI. Incluso hasta 4000 UI diarias”, señala.
Según explica el Dr. Fernández, generalmente, las personas que más déficit de vitamina D presentan son mujeres postmenopáusicas, ancianos, enfermos crónicos renales y hepáticos. También pacientes con enfermedades digestivas crónicas como el Crohn o la enfermedad inflamatoria intestinal, “en la que cual no hay una adecuada absorción de los micronutrientes de la alimentación”.
El Dr. Cucalón señala que la suplementación de 1000 UI al día se recomienda para personas sin patologías, una dosis que tendría que ser superior en pacientes con estados carenciales u osteoporosis
El Dr. Cucalón añade a estos grupos de riesgo “estados carenciales que teníamos en cuenta años atrás, como la obesidad, el embarazo en las mujeres y la edad infantil. Hay una serie de factores de riesgo, de patologías y de estados fisiológicos que requieren una máxima atención en la revisión de los niveles de vitamina D“. Un ejemplo de ello es la población anciana y, dentro de ella, “la población institucionalizada”, apunta el doctor. Los mayores que viven en residencias “tienen un claro déficit generalizado de esta vitamina y puede provocarles cualquier déficit de otra índole metabólica”. En estos casos, recomienda establecer el déficit mediante analítica sanguínea y administrarles el suplemento de vitamina D.
Garantizar la adherencia al tratamiento, sobre todo en personas jóvenes que suelen ser menos adherentes, y en mayores que viven solos, es importante. “Las fórmulas de administración semanal, quincenal o mensual podrían ser una opción para que mejorara esa adherencia al tratamiento”, señala el Dr. Fernández. “La dosis de 1000 UI al día es adecuada y hay distintos estudios que han demostrado que consumirla diariamente no tiene mayor beneficio que hacerlo semanal o mensualmente”.
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