Dr. Bernardino: “En una guardia de 24 horas sin parar habilitamos cuatro plantas de La Paz para Covid-19”

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..Gema Maldonado.
Cuenta el doctor José Ignacion Bernardino, especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital Universitario La Paz, que no podían imaginar el día uno de marzo, cuando estaban en labores de entrenamiento en la planta de alto aislamiento del Hospital Carlos III, que una semana después su equipo iba “a abrir cuatro plantas enteras para Covid-19 durante una guardia de 24 horas sin parar”. El “tsunami de la pandemia”, así lo recuerda,  hizo que el mayor hospital madrileño tuviera que transformar sus 14 plantas y todos sus recursos hospitalarios de la noche a la mañana.

El “tsunami” de Covid-19 hizo que La Paz tuviera que transformar sus 14 plantas y todos sus recursos de la noche a la mañana

Dos de sus profesionales han explicado en un seminario online organizado por Sandoz la experiencia que han vivido y cómo se llevó a cabo la práctica clínica diaria, la transformación del hospital y sus aprendizajes. El “tsunami”, como también lo llama el doctor Dr. Juan José Rios, director médico de La Paz, llevó al hospital a tener mil enfermos ingresados con coronavirus y, algún día, “llegamos a tener 250 esperando su ingreso”, recuerda.

Un hospital “monográfico” de coronavirus
En su función habitual, el hospital suma unas 1.300 camas para pacientes de todo tipo que en las primeras semanas de la pandemia fueron ocupadas casi en su totalidad por pacientes Covid-19. Utilizaron todos sus recursos hospitalarios, desde los edificios principales del complejo hospitalario hasta el Hospital Carlos III y el Hospital de Cantoblanco. De las 30 camas de UCI médica pasaron a 150. La sala de espera se convirtió en espacio para atender pacientes, igual que el gimnasio y la sala de terapia ocupacional. “Era impresionante verlos allí, en sillas, callados, tristes, en soledad, esperando el resultado de sus pruebas”, recuerda. 

Dr. Ríos: “Desalojabas a los cirujanos de su lugar de trabajo habitual en La Paz y al día siguiente al volver tenían toda una planta Covid-19”

Excepto unos pocos espacios para determinados pacientes no Covid-19, como los afectados por ictus o pacientes de diálisis, el hospital se convirtió en prácticamente “un monográfico” de coronavirus. “Desalojabas a los cirujanos de su lugar de trabajo habitual y al día siguiente al volver tenían toda una planta Covid”, explica, “esto supone una revolución que creo que nadie ha visto nunca antes”.

La transformación del hospital que ha mostrado “su elasticidad”, señala el Dr. Ríos, vino acompañada de una total reorganización del trabajo, porque allí, en La Paz, “ya no había servicios ni especialidades, todos éramos médicos que teníamos que atender a los  pacientes Covid-19”. Se organizaron equipos multidisciplinares “que han funcionado excepcionalmente bien” y que han generado nuevos “lazos de amistad”.

Dr. Ríos: “Ya no había servicios ni especialidades en La Paz, todos éramos médicos que teníamos que atender a los  pacientes Covid-19”.

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Además, crearon un área de datos donde estudiantes de últimos años de medicina recogían los datos clínicos de los pacientes “mañana, tarde y noche”. Una labor que les ha permitido contar con una base de datos de 3.000 pacientes para su análisis. Y toda esta dedicación, tiene un coste. Por un lado, los 1.137 profesionales del hospital que se han contagiado; por otro, el impacto psicológico de trabajar bajo unas condiciones de estrés así. “Nuestros profesionales de psiquiatría y psicología les han ayudado, al menos, a sentirse acompañados”, señala el director médico.

La práctica clínica en un escenario cambiante en cuestión de horas
En la práctica clínica ese “tsunami” se repetía con el manejo de pacientes con Covid-19. El Dr. Bernardino recuerda que en marzo había días en el que el incremento de casos llegaba al 800% del día anterior. Este especialista en enfermedades infecciosas lleva tratando pacientes de coronavirus desde el 25 de febrero, cuando llegó el primer caso grave a la UCI del hospital. Se trataba de un vecino de Torrejón, uno de los primeros focos del brote en Madrid.

Dr. Bernardino destaca el “desafío” que suponía trabajar hasta dos cambios por día en los protocolos de manejo de casos

Destaca cómo han ido aprendiendo y el “desafío tremendo” que suponía trabajar hasta dos cambios por día en los protocolos de manejo de casos, ya que “los nuevos datos y las informaciones que íbamos teniendo nos obligaban a cambiarlos sobre la marcha”. Con rapidez establecieron las pruebas diagnósticas que les ayudaban a discriminar pacientes Covid-19, desde placas torácicas a analíticas y hasta escáner en algunos casos, además de diferentes PCR para descartar otros virus.

Desarrollaron criterios para dar el alta aunque las PCR aún no fueran negativas, ante la necesidad de camas, y también criterios que les ayudaran a poder saber qué pacientes podrían tener una mala evolución. Diseñaron una “ficha tipo a rellenar por todos los médicos” con numerosos criterios como la fecha de inicio de síntomas, las comorbilidades, la disnea, la necesidad de anticoagulación, etc. “Una serie de parámetros que teníamos que tener sistemáticamente en la cabeza”, explica.

Dr. Bernardino: “Los recortes en salud pública, a la larga cuesta no solo dinero sino también vida como nos ha demostrado el coronavirus”

El Dr. Bernardino destaca el valor de algunas de las publicaciones que iban haciendo los médicos de China. Sin embargo, una de las cosas que ha aprendido es que “hay que ser muy crítico con la literatura científica”. Como lecciones de esta fase de la pandemia, señala estar preparados, cooperar y trabajar en coordinación; la necesidad de tests cuanto antes, aislamiento y tratamientos precoces.

Recuerda, además, que es necesario anticiparse para no sufrir la falta de material de protección y “hasta de fármacos” que han tenido y considera que los gobiernos occidentales han tomado “decisiones un poco tarde”. Por último, el Dr. Bernardino habla de la necesidad de “sistemas de salud pública y atención primaria fuertes”. “Los recortes en salud pública, a la larga cuesta no solo dinero sino también vida como nos ha demostrado el coronavirus”, concluye.

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