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El dolor abdominal y la diarrea son dos de los principales síntomas del síndrome del intestino irritable (SII). Ante la manifestación de estas señales, tan solo el 15% de los afectados consulta con su médico, según datos que maneja la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).
El dolor abdominal y la diarrea son trastornos que afectan de forma considerable a los pacientes con SII. De hecho, estos tienden a modificar sus hábitos de vida para amoldarse a este síndrome. Por tanto, el diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado son aspectos fundamentales para afrontar los retos del SII desde que el paciente acude a la consulta de atención primaria. Precisamente es en este nivel asistencial donde el médico de familia resulta clave para la detección precoz de esta patología.
Cuando la diarrea persiste durante más de dos semanas, la WGO establece la necesidad de realizar un seguimiento médico a largo plazo.
La Organización Mundial de Gastroenterología (WGO, por sus siglas en inglés) explica en un documento con directrices sobre el SII cómo debe evaluarse al paciente con este trastorno. Señalan la importancia de considerar no solo los síntomas primarios sino también identificar factores precipitantes y otros síntomas gastrointestinales. Además, el facultativo deberá tener en cuenta otras explicaciones para los síntomas del paciente como la diarrea por ácidos biliares. Cuando la diarrea persiste durante más de dos semanas, la WGO establece la necesidad de realizar un seguimiento médico a largo plazo.
Diarrea y dolor abdominal en el SII
Por otro lado, en pacientes con SII en los que predomina la diarrea suelen referir heces blandas, semilíquidas o acuosas. También es habitual que el enfermo presente en estos casos entre 3 y 6 deposiciones diarias, emitidas con imperiosidad. Así lo destacan en un informe de la Asociación Española de Gastroenterología (AEG) el Dr. Fermín Mearín, director del servicio de aparato digestivo del Centro Médico Teknon de Barcelona y el Dr. Miguel Montoro, jefe de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición del Hospital San Jorge de Huesca.
Los pacientes con SII suelen presentar dolor o malestar abdominal que se alivia con la defecación y trastornos en el patrón de evacuación
Ambos especialistas detallan que, con frecuencia, la urgencia por la defecación se manifiesta ya en el momento de despertarse o bien después de cada ingesta o ante situaciones de estrés. En todos estos momentos la actividad motora del colon es más intensa. Sin embargo, “es excepcional que el enfermo se despierte por la noche con necesidad de evacuar”, añaden.
En cuanto al dolor abdominal, los pacientes con SII suelen presentar dolor o malestar abdominal que se alivia con la defecación y trastornos en el patrón de evacuación. Según los Dres. Mearín y Montoro, el dolor suele describirse como “retortijones” y de forma característica alivia con la deposición. Aunque su localización más frecuente es la parte baja del abdomen, también es habitual una localización difusa. A su vez, estos pacientes refieren alteraciones en el ritmo intestinal y/o cambios en la forma de las deposiciones.
En la misma línea, desde la WGO insisten en que el dolor abdominal inferior es un signo importante a tener en cuenta a la hora de abordar a un paciente con posible diagnóstico de SII.
La cepa única 35624 de Bifidobacterium longum sp. longum impide la actuación de los microorganismos patógenos sobre el intestino
Tratamiento con probióticos
El alivio de síntomas del SII como el dolor abdominal y la diarrea puede lograrse con el tratamiento con probióticos. Sin embargo, no todos presentan la misma eficacia. Según indican los Dres. Montoro y Mearín en su informe, “pocos productos han demostrado ser capaces de proporcionar un alivio sintomático global, especialmente del dolor abdominal”. A destacar son los buenos resultados de eficacia obtenidos con Bifidobacterium infantis 35624.
La cepa única 35624 de Bifidobacterium longum sp. longum tiene un efecto beneficioso que impide la actuación de los microorganismos patógenos sobre el intestino. De hecho, es capaz de adherirse a la pared intestinal proporcionando una capa calmante y protectora. Concretamente, se fija a las células epiteliales y al moco de la pared intestinal para fortalecer la barrera intestinal. Según los expertos de la AEG, a una dosis de 108, B. infantis ha demostrado su superioridad frente a Lactobacilus y placebo en todos los parámetros evaluados: dolor/disconfort abdominal; hinchazón/distensión y dificultad para la evacuación.
Por su parte, la WGO también destaca la eficacia de la cepa 35624 de B. Infantis en el abordaje de los síntomas del SII. En concreto, recuerdan que una dosis diaria de esta cepa probiótica ha demostrado reducir el dolor, la hinchazón y la dificultad para defecar y normalizar los hábitos de las deposiciones en los pacientes con SII, independientemente del hábito intestinal predominante.