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En muchas ocasiones, el síndrome del intestino irritable (SII) se puede confundir con la enfermedad celíaca. Aunque son dos patologías diferentes, comparten síntomas similares que pueden llevar a una confusión o al retraso en el diagnóstico. Incluso, en algunos casos, se recomienda seguir una dieta sin gluten a pacientes que en realidad tienen SII sin sensibilidad a esta proteína.
El síndrome del intestino irritable (SII) se puede confundir con la enfermedad celíaca y llevar a retrasos en el diagnóstico, ya que comparten síntomas
No hay un consenso sobre la existencia de una relación causal o desencadenante entre una enfermedad y otra. Un metanálisis publicado en la American Journal of Gastroenterology revisó 36 estudios que habían reclutado a más de 15.000 pacientes de los que el 60% tenía síntomas compatibles con el síndrome de intestino irritable. A todos los participantes se les habían hecho pruebas de serología celiaca o una biopsia duodenal. Los resultados los compararon con otros estudios y con los casos de personas sanas. La prevalencia de pacientes con enfermedad celiaca comprobada por biopsia fue significativamente mayor en quienes tenían síntomas propios del síndrome del intestino irritable. Lo mismo ocurrió con los positivos en pruebas serológicas.
Más allá de una relación directa entre ambas enfermedades, se dan diferentes circunstancias en las que hay una relación entre ellas. Según la Sociedad Española de Patología Digestiva, la prevalencia del síndrome del intestino irritable en España se sitúa en torno al 8%. En el caso concreto del SII que cursa con diarrea, afecta al 2% de la población. Por su parte, la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) habla del 1% de población afectada por esta intolerancia.
Los expertos hablan de una prevalencia importante del síndrome de intestino irritable y de enfermedad celíaca
Algo diferente es el dato que maneja el Dr. Fermín Mearin, director del Servicio de Aparato Digestivo del Centro Médico Teknon Barcelona y coordinador del Comité Internacional de Síndrome de Intestino Irritable. Estima una prevalencia de uno de cada 150 pacientes. En ambos casos, los expertos hablan de una prevalencia importante que hace que, en ocasiones, los pacientes sufran ambas patologías y “la coincidencia puede ser casual”.
Pero el Dr. Mearin señala otro tipo de relación entre ellas. El síndrome del intestino irritable produce intolerancia a múltiples alimentos y, entre ellos, puede estar el trigo. “Estos pacientes pueden no ser sensibles al gluten, sino, a otras sustancias que tiene el trigo”, apunta el experto en trastornos digestivos. A este fenómeno se le conoce como sensibilidad al gluten no celíaca.
El síndrome del intestino irritable produce intolerancia a múltiples alimentos y, entre ellos, puede estar el trigo, pero no siempre ocurre
En tercer lugar, se pueden encontrar pacientes con síntomas de SII que en realidad padecen enfermedad celiaca y no han sido diagnosticados. Por tanto, “es importante en pacientes con dolor e hinchazón intestinal y diarrea descartar la enfermedad celiaca”. Por último, la percepción del paciente sobre cómo le va a sentar un alimento también puede jugar una papel importante en esta relación. El Dr. Mearin habla del “efecto nocebo”. “En ocasiones, como el paciente con SII ya tiene molestias con muchos alimentos, piensa que el gluten le va a sentar mal, y en realidad el efecto nocebo hace que la percepción a la tolerancia al gluten sea negativa”.
De las dos patologías, la más fácil de diagnosticar es la enfermedad celíaca. Ya sea mediante pruebas serológicas, a través de un estudio genético cuando sea necesario y, “cuando existen una duda consistente”, señala el Dr. Mearin, con una biopsia duodenal. Una vez descartada la celiaquía, hay que centrarse en el SII, que solo puede detectarse por sus síntomas y la exclusión de otras enfermedades similares.
Los probióticos con Bifidobacterium longum y Lactobacillus Plantarum han demostrado en estudios que mejoran los síntomas del SII
Esto evitaría que el paciente que no es celiaco tenga que llevar una dieta sin gluten, ya que “ni económicamente ni nutricionalmente es adecuada”, excepto en los casos en los que el SII lleve aparejada, y esté demostrada, una sensibilidad al trigo. Un diagnóstico de SII permitirá abordar la patología con el arsenal necesario. Y entre ellos se encuentran los probióticos.
El Dr. Mearin explica que hay estudios que muestran cómo algunos probióticos “dan buenos resultados”. No todos ayudan. Concretamente, señala los probióticos con Bifidobacterium longum y Lactobacillus Plantarum como los que cuentan con mayor evidencia científica sobre sus beneficios. Han demostrado que “mejora la consistencia de las deposiciones, la distensión abdominal y también puede mejorar dolor abdominal”, explica el Dr, Mearin. Dependiendo de la gravedad del SII, estos probióticos pueden actuar solos o como tratamiento adyuvante asociado a fármacos prescritos para este síndrome.