..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
En pleno marzo cuando las autoridades confirmaron que el número de contagios se había disparado los colegios decidieron cerrar. Hoy en plena segunda ola y con cifras de casos diagnosticados muy parecidas a las registradas en los momentos más duros de la pandemia los colegios reabren sus puertas. Esta crisis nos ha hecho recordar más de una vez el “yo sólo sé que no sé nada” que Platón le atribuyó a Sócrates.
Esta crisis nos ha obligado a improvisar sobre la marcha de una manera constante. Nuestro conocimiento sobre el coronavirus ha ido evolucionando a medida que avanzaba el virus por las ciudades y pueblos de nuestro país. El aprendizaje ha resultado demasiado doloroso. Casi 30.000 muertes registradas, alrededor de 12.500 pacientes en UCI, hospitales y centros de atención primaria saturados, profesionales quemados por la excesiva carga de trabajo…
En plena segunda ola y con cifras de casos muy parecidas a las registradas en los momentos más duros de la pandemia los colegios reabren sus puertas
La vuelta al cole genera demasiados interrogantes en un momento en el que la segunda ola se extiende por gran parte del país. La gran duda es si las aulas serán un foco de nuevos rebrotes. El derecho a la salud entra aquí en colisión con el derecho a la educación. Nadie duda de que los niños deben estar en el colegio y seguir con su formación. Ningún niño debería ser privado de estos dos derechos fundamentales, pero la sensación es que igual que ha pasado en nuestro Sistema Nacional de Salud, el Gobierno y las comunidades autónomas no han actuado de forma coordinada. Lo cierto es que lo único que no ha cambiado en esta crisis es la actitud de nuestros políticos. Los medios para hacer frente a la segunda ola han sido insuficientes y la respuesta de nuestros partidos políticos ha sido atacarse mutuamente.
Pero existen otras dudas. Los hospitales de momento continúan funcionando, salvo excepciones nuestros centros no parecen saturados. Más preocupantes es la situación de atención primaria. Nuestros médicos de familia ya han dado la voz de alarma. Los centros está saturados y no pueden ejercer esa función de detección de casos y seguimiento de los contactos. En algunas comunidades autónomas no dan cita para la PCR hasta pasados siete días, en otras los resultados de la prueba no se conocen hasta transcurridos dos o tres días. El sistema se enfrenta otra vez a una situación crítica y los medios puestos a disposición de nuestros profesionales son insuficientes.
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