..Luis A. de Haro. Director general de iSanidad.
El Covid ha venido para quedarse mucho tiempo. Ni las vacunas ni los tratamientos van a hacer desaparecer al “bicho” en muchos meses. Así, hay que acostumbrarse a que esté entre nosotros y protegerse lo mejor posible. La primeras víctimas, las directas y las indirectas, lo saben mejor que nadie.
La lucha no es una cuestión política ni una cuestión clínica, es una cuestión social. Los que han estado con personas infectadas deben aislarse. El problema es que no se sabe quien está infectado hasta que han pasado varios días. Los síntomas Covid aparecen después de haber tenido tiempo para infectar a otros. Los médicos, las enfermeras, los farmacéuticos… Todos los saben.
Lo saben muy bien porque lo han padecido, en sus carnes. Aunque no se hayan contagiado han hecho un esfuerzo titánico. Muchos han hecho una vida independiente de sus familias (padres y madres, maridos y mujeres, novios y novias, hijos e hijas…) con el sufrimiento que conlleva. De hecho, todos sabemos ya lo difícil que es compartir sentimientos vía Zoom. Una cantidad ingente de profesionales sanitarios han tenido que afrontar la pandemia y sus consecuencias solos. No lo han hecho por obligación o por necesidad, ha sido por responsabilidad, con libertad.
Una cantidad ingente de profesionales sanitarios son las primeras víctimas del Covid porque han tenido que afrontar la pandemia y sus consecuencias solos
Por eso, los profesionales son las primeras víctimas de Covid. Han sufrido, están sufriendo y sufrirán las consecuencias. Tanto ellos como sus familias. Tanto físicas como psicológicas. Nadie puede saltarse la realidad que está “maltratando” a nuestros profesionales.
Atención primaria, intensivistas, urgenciólogos, anestesistas, neumólogos, cardiólogos… Todos son víctimas como lo son las enfermeras o los farmacéuticos. Ellos se han merecido el premio Princesa de Asturias y pueden poner el diploma en sus despachos, es que se lo merecen.