Con el objetivo de debatir sobre las causas de la variabilidad en la respuesta a los tratamientos, su abordaje desde los ámbitos regulatorio y gestor, y sus implicaciones clínicas, la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC) y la Asociación de Medicina de la Industria Farmacéutica (AMIFE) han organizado la jornada ‘Variabilidad en la respuesta a los medicamentos: una realidad clínica’, en el Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM).
Según el doctor José Antonio Sacristán, miembro de la Junta Directiva de la SEFC y coordinador de la jornada, la variabilidad “es común en prácticamente todas las enfermedades, aunque en algunas de ellas está mejor estudiado”. En el caso concreto de la Oncología, explica que “se está avanzando muy deprisa y, gracias a ello, hoy contamos con mucha evidencia científica que explica las bases genéticas de la heterogeneidad en la respuesta farmacológica”.
Sin duda, esto tiene importantes implicaciones regulatorias, y es que según explica, “la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) o la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ya están elaborando recomendaciones en torno a la necesidad de identificar aquellos subgrupos clínicos que presenten una mejor respuesta a los fármacos”.
La genética, la causa que más se ha estudiado de la variabilidad
Con respecto a las causas de esta heterogeneidad, la genética, sin duda, es la que más se ha estudiado y a la que más importancia se le ha dado, desde “diferencias en el perfil farmacocinético y farmacodinámico” que como señala el doctor Xavier Molina, de la Junta Directiva de AMIFE y coordinador de la jornada, “pueden modificar la respuesta al tratamiento“. “Pero no toda la variabilidad es de origen genético”, añade.
Los factores socioculturales del propio paciente o sus preferencias en cuanto a vía de administración y perfil de efectos adversos y/o eficacia, también son factores que “también pueden influir, y mucho en la respuesta farmacológica”, apunta este experto.
En este sentido, destaca como “ya existen guías terapéuticas internacionales donde uno de los criterios a tener en cuenta para elegir el fármaco a prescribir es la preferencia del paciente”. Esto supone un “cambio de modelo enorme, ya que hasta ahora era el médico el único que decidía y el paciente era un mero receptor de los tratamientos”. Por otra parte, también se refirió a las políticas de precios como un inconveniente, y es que como indica, “han limitado las posibilidades de selección de los tratamientos médicos, lo que al final reduce las posibilidades del abanico terapéutico”.
Para la doctora Cristina Avendaño, presidenta de SEFC, “la individualización del tratamiento debe tener en cuenta las características individuales y preferencias del paciente, la experiencia del propio médico y otros aspectos relevantes que se dirimen en la relación médico-paciente”.
Por su parte, la presidenta de AMIFE, la doctora Belén Sopesén, apunta que “la práctica clínica habitual ha puesto de manifiesto que existe variabilidad en los efectos de los tratamientos”, lo que implica “dar un paso más e ir más allá de la investigación clínica empezando por analizar las causas y sus posibles implicaciones que nos ayuden a definir una medicina personalizada que sea realmente eficiente para cada paciente”, concluye.
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