Tratar a los recién nacidos con infección por el VIH durante las 12 primeras semanas reduce su carga viral

Un estudio realizado en niños que nacieron en España infectados por el VIH por transmisión vertical madre-hijo ha demostrado que iniciar el tratamiento antirretroviral (TAR) durante las 12 primeras semanas de vida reduce hasta seis veces el tamaño de los reservorios virales, siempre que el tratamiento se mantenga de forma ininterrumpida. El reservorio viral en las infecciones de VIH es la cantidad de virus que permanece latente dentro de las células tras someterse a una terapia.

El trabajo, publicado en la revista norteamericana Clinical Infectious Diseases, ha sido coordinado por investigadores del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, impulsado conjuntamente por la Obra Social La Caixa y el departamento de Salut de la Generalitat de Cataluña, y del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Además, han colaborado servicios de Pediatría coordinados en la Red Española de Investigación en Sida (RIS).

Inicialmente, la potencial toxicidad de los tratamientos hizo que la administración del tratamiento antirretroviral a los niños solamente se recomendara cuando éstos empezaban a mostrar síntomas de la infección, o su recuento de células T CD4 (las células diana del virus) descendía por debajo de un nivel que podía considerarse potencialmente peligroso para su salud.

Sin embargo, durante los últimos años, diferentes estudios han sugerido el beneficio de empezar el tratamiento de forma temprana, por lo que las guías internacionales recomiendan actualmente iniciar la terapia durante el primer año de vida, independientemente de si el niño presenta síntomas clínicos o de su recuento de células T CD4, las células que infecta con más frecuencia el virus.

Empezar el tratamiento antirretroviral en las primeras 12 de semanas
La investigación se diseñó para comprobar si iniciar el tratamiento antirretroviral durante las primeras 12 semanas sería más beneficioso que esperar al periodo entre la semana 12 y la 54.

Para ello, incluyó a 23 niños nacidos con infección perinatal (espacio de tiempo entre la semana 28 de gestación y el séptimo día de vida extrauterina) por el VIH en diferentes hospitales españoles entre los años 2004 y 2009.

Todos ellos, fueron distribuidos en dos grupos: 14 que habían iniciado la terapia durante las 12 primeras semanas de vida, y nueve que lo habían comenzado entre la semana 12 y la 54.

Tras medir con técnicas moleculares de última generación la cantidad de células que albergaban ADN viral en su interior, los resultados mostraron que los niños del primer grupo establecieron reservorios virales seis veces más pequeños que los del segundo grupo.

Hoy en día, y gracias a que las terapias actuales permiten igualar la esperanza de vida de las personas portadoras y las no portadoras del VIH, los niños son los mejores candidatos para poder beneficiarse, en un futuro, de posibles intervenciones médicas orientadas a la cura”, explica el jefe del grupo de Retrovirología y Estudios Clínicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, Javier Martínez-Picado.

Por otra parte, los científicos también han estudiado el efecto de la interrupción del TAR en el tamaño del reservorio, mediante el seguimiento de tres niños que lo suspendieron temporalmente, y nueve que lo mantuvieron de forma constante.

En ocasiones, la medicación en niños puede ser interrumpida de forma temporal si el paciente presenta una carga viral indetectable y un buen estado de salud, para así evitar su posible toxicidad. Al mismo tiempo, y especialmente cuando los niños llegan a la adolescencia, puede haber una disminución en el control de los padres o un rechazo del propio paciente a seguir la terapia.

En todas estas opciones, Martínez-Picado considera que a tenor de los resultados, “en cuanto el TAR fue interrumpido, los reservorios se llenaron rápidamente”, lo que es una muestra clara de que “las interrupciones de tratamiento pueden contrarrestar los beneficios de iniciar la terapia al poco de nacer”, y es que “el VIH replica relativamente rápido en niños. Y cuanto más rápido replica, mayor es el tamaño del reservorio”.

En 2013 hubo en España 10 casos de transmisión VIH madre-hijo
Los resultados de la investigación resaltan la importancia de que las pruebas de seropositividad se efectúen de la manera más rápida posible y de administrar terapia inmediata en cuanto se diagnostique la infección por el VIH en un recién nacido.

El pasado año se registraron en todo el mundo un total de 220.000 nuevas infecciones de VIH por la transmisión madre a hijo, lo que supone más de 600 nuevos casos por día. En España, gracias a la obligatoriedad de realizar el test del VIH a todas las embarazadas y a la administración del TAR para evitar la transmisión durante el embarazo y el parto, apenas hay casos de bebés infectados, y es que según datos del Registro Nacional de Casos de Sida, en 2013 hubo en España 10 casos de transmisión vertical madre-hijo.

La relevancia de la investigación adquiere cotas “especialmente importantes” de cara a la administración de los tratamientos en África, Asia o Europa del Este, zonas donde siguen ocurriendo nacimientos de niños con VIH y donde la situación económica puede inducir a plantear un retraso del TAR mientras los pequeños presenten un buen estado de salud.
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