La enfermedad del hígado graso no alcohólico puede empeorar durante el verano por los excesos alimenticios

Durante el verano, la enfermedad por hígado graso no alcohólico puede empeorar por los excesos alimenticios y el aumento del consumo de alcohol, y es que así lo explica el hepatólogo y fundador del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), Gonzalo Guerra.

El hígado graso no alcohólico es una patología caracterizada por la presencia de depósitos grasos en los hepatocitos o células del hígado. Si son muy grandes o están dispersos, pueden dificultar el funcionamiento del órgano. Suele estar relacionada con la obesidad, la diabetes tipo 2 y la hipercolesterolemia. El aumento de la prevalencia de estas enfermedades en la población va unido a un aumento de diagnósticos de hígado graso no alcohólico.

A lo largo del año, dos son las fechas que en el calendario hay que poner en “rojo” para aquellos que padecen de hígado graso no alcohólico, y es que tanto la época estival como la Navidad, son períodos en los que la grasa acumulada en los hepatocitos sea superior por los excesos en la alimentación y el abuso de bebidas alcohólicas.

Es una enfermedad que en sus primeras fases no presenta ningún tipo de síntoma, por lo que los pacientes alteran su ritmo de comida, bebida y ejercicio habitual sin ser conscientes de que, si padecen hígado graso, la enfermedad puede empeorar”, explica Guerra.

Esta patología no es grave si se detecta en una etapa temprana, por lo que un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado son cruciales para solucionar o al menos no agravar la enfermedad. Sin embargo, si el hígado presenta una inflamación o cicatrices, es que se ha desarrollado una estatohepatitis no alcohólica, una manifestación más grave que puede progresar en cirrosis, cáncer hepático y en enfermedades cardiovasculares.

El diagnóstico requiere de una prueba de imagen o de una biopsia hepática. Una vez obtenido el diagnóstico definitivo, se está en condiciones de pautar tanto el tratamiento como el seguimiento de ambas enfermedades”, indica el especialista Guerra.

Al no existir ninguna terapia farmacológica, perder peso es el único tratamiento con evidencias científicas consistentes para el hígado graso. Al respecto, Guerra explica que “esta pérdida de peso debe ser controlada por un especialista que le prescriba una dieta adecuada para su estado de salud. También es primordial el ejercicio físico, ya que ayuda al hígado a metabolizar su propia grasa”. La medicación para la diabetes tipo 2 o para rebajar los niveles de colesterol también puede ayudar a mejorar la enfermedad. Además recomienda consumir pequeñas dosis de extracto de cardo mariano con 80 microgramos de vitamina E para eliminar la grasa acumulada en el hígado.

Según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), la enfermedad por hígado graso no alcohólico, es a día de hoy la patología del hígado más frecuente, por encima de la producida por el alcohol y de la Hepatitis C. “Afecta a un porcentaje de entre el 20% y 30% de la población y se calcula que un 10% de los pacientes desarrollará la manifestación más grave (estatohepatitis no alcohólica) de esta enfermedad”, expresa esta sociedad.

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