Hallan una molécula que producida por el músculo esquelético aumenta la masa ósea

Una molécula recientemente identificada producida por el músculo esquelético en respuesta al ejercicio aumenta la masa ósea, según revela un estudio de colaboración entre investigadores en el Programa Óseo del Monte Sinaí, de la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai, en Nueva York (Estados Unidos), el Departamento de Medicina Experimental y Clínica en la Universidad de Ancona y el Departamento de Ciencias Básicas Médicas, Neurociencias y Órganos de los Sentidos en la Universidad de Bari, ambos en Italia.

Aunque el ejercicio es un estímulo muy conocido para la formación de hueso nuevo, no ha estado claro cómo el músculo “habla” con el hueso, a pesar de su proximidad. “Éste es un hallazgo novedoso y prometedor en el laboratorio y en la clínica”, afirma el coautor principal del estudio, Mone Zaidi, profesor de Medicina y de Biología Estructural y Química en la Escuela Icahn de Medicina del Monte Sinaí, en Nueva York, cuyo trabajo se ha publicado este lunes en la edición digital de Proceedings of the National Academy of Sciences.

Se establece por primera vez que una molécula liberada por los músculos durante el ejercicio puede actuar directamente sobre los huesos largos para aumentar su fuerza. Estos son los huesos utilizados durante el ejercicio, además de los más propensos a romperse“, añade Zaidi, también director del Programa Óseo de Mount Sinaí.

En el experimento, se inyectó irisina en ratones machos jóvenes, elegidos porque los investigadores pueden ver mejor la acumulación ósea a esa edad. La irisina es una molécula de proteína especializada llamada miokina, derivada de músculo esquelético e implicada en la regulación de la grasa corporal.

En los ratones inyectados, los científicos vieron un aumento significativo en la masa ósea y la fuerza, el hueso cortical específicamente, que es un tipo denso y compacto de tejido óseo que constituye alrededor del 80% del peso del esqueleto.

La acción de la irisina, estuvo mediada principalmente por el crecimiento óseo. Las trabéculas (o hueso esponjoso), el reservorio del calcio en el cuerpo, en gran parte no se vieron afectadas.

El estudio pone de manifiesto que la irisina es fundamental para la comunicación muscular-ósea y es probable que traduzca la acción anabólica esquelética conocida del ejercicio en estimulación directa de nueva síntesis ósea por los osteoblastos (célula fundamental del tejido óseo).

Desarrollar terapias futuras para la sarcopenia y la osteoporosis
Se sabe que el ejercicio físico y la fuerza física que se aplica al hueso benefician a la salud metabólica y el esqueleto. La disminución en el nivel de actividad física, por ejemplo, en los ex atletas, puede conducir a la pérdida progresiva de los huesos e incrementar el riesgo de fractura. La falta de uso o la ingravidez del espacio pueden causar pérdida ósea aguda, rápida y severa: por ejemplo, los astronautas pierden masa ósea 10 veces más rápido que las mujeres en la menopausia temprana y los pacientes en estado vegetativo o con lesiones de la médula espinal muestran un alto riesgo de fracturas por fragilidad.

Según los autores del estudio, la identificación de la irisina como una molécula responsable de la conexión músculo-hueso durante el ejercicio podría conducir al desarrollo de terapias futuras para la sarcopenia (pérdida gradual de masa muscular a medida que se envejece) y la osteoporosis (enfermedad en la que los huesos se vuelven débiles y frágiles y son más propensos a romperse). Esta patología tiene una alta prevalencia en España, y es que afecta a más de dos millones de mujeres y alrededor de 750.000 hombres

Estas enfermedades a menudo ocurren juntas y la pérdida muscular y de hueso son problemas médicos comunes en los ancianos que causan discapacidad significativa”, explica Zaldi que ensalza la importancia del estudio, ya que “entender esta relación molecular entre el músculo y el hueso nos da esperanzas” para la comunidad médica “en el tratamiento de la pérdida de hueso y de músculo relacionada con la edad, al mismo tiempo y con el mismo agente”, concluye.
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