Analizan la grasa acumulada en las arterias de 2.500 enfermos renales crónicos para buscar medidas de prevención cardiovascular más efectivas

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El grupo de investigación en Nefrología del Instituto de Investigación Biomédica de Lleida, con la colaboración de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), está analizando la grasa acumulada en placas en las arterias de 2.500 pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) para valorar si la detección precoz con ecografía permite implantar medidas de prevención y evitar problemas cardiovasculares.

Con el objetivo de fomentar la investigación, el proyecto proporciona además un banco de datos de imagen y de muestras biológicas (suero y ADN) custodiadas en el biobanco de la Red de Investigación Renal (REDINREN) de la Universidad de Alcalá de Madrid, muestras representativas de la población española, que podrán ser utilizada por múltiples investigadores para desarrollar sus respectivos proyectos de investigación.

La magnitud de este estudio, con carácter observacional, prospectivo y multicéntrico, se justifica en primer lugar en el año en que se inició, y es que fue en el 2009, por lo que ya cuenta con seis años de análisis y estudio; además de contar ya con 10 publicaciones internacionales y haber generado siete proyectos de investigación financiados por el Instituto de Salud Carlos III (ayudas FIS). Además, es el primer gran estudio que describe la prevalencia y el pronóstico de la enfermedad ateromatosa subclínica en diferentes estadios de enfermedad renal.

Destacar también que, según han informado los expertos, las muestras de sangre y ADN que se obtengan en este trabajo, titulado Observatorio Nacional de Ateromatosis en Nefrología’ (‘NEFRONA’), permitirán encontrar nuevos predictores de riesgo cardiovascular (biomarcadores emergentes) y valorar la susceptibilidad genética de los pacientes que tienen enfermedad renal.

De las primeras conclusiones que se desprenden del estudio, en palabras de la investigadora principal, Elvira Fernández, valorar que un 70% de los pacientes con ERC tienen enfermedad arterial ateromatosa, un porcentaje “mucho más alto” que la población control con función renal normal, el cual se sitúa en el 52%. Además, agrega que la prevalencia de enfermedad arterial en miembros inferiores en pacientes con ERC es más del doble (28%) que en la población sin ERC (12%).

La investigación estudia también polimorfismos (mutaciones) en 82 genes que podrían estar relacionados con la presencia de enfermedad renal. De ellos seis han mostrado un poder predictor seis veces mayor que los factores de riesgo conocidos. Esta combinación de mutaciones, una vez validada, podría ser muy útil como herramienta de medicina de precisión (o personalizada), para identificar a los pacientes con mayor riesgo de desarrollar enfermedad renal.

La trascendencia práctica de estos datos radica en que aporta conocimiento sobre una enfermedad devastadora en esta población y herramientas de precisión para el diagnóstico precoz”, afirma Fernández, quien concluye que “los estudios de los mecanismos implicados pueden proporcionar dianas terapéuticas para el empleo de nuevos fármacos”.
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