Limpieza inadecuada de endoscopios y fallos en alarmas clínicas, principales riesgos asociados a la tecnología sanitaria

Limpieza inadecuada de los endoscopios y fallos en alarmas clínicas, son los principales riesgos asociados a la tecnología sanitaria, y es que así se desprende del informe ‘Top 10 Technology Hazards’ que, elaborado por el Instituto ECRI de Estados Unidos (Emergency Care Research Institute) tiene el objetivo de alertar sobre estos problemas y contribuir a evitarlos.

Como si de un Top Ten de jugadores de fútbol o de tenis se tratase, los primeros puestos del ‘Top 10 Technology Hazards’ para 2016 lo encabezan por tanto los peligros asociados a una inadecuada limpieza y esterilización de los endoscopios y, a posibles fallos en las alarmas clínicas, que en la edición anterior ocuparon el primer puesto de este ranking.

Dichos fallos en las alarmas clínicas pueden producirse en tres momentos: cuando las alarmas no son detectadas por los dispositivos médicos; cuando son detectadas, pero no son bien comunicadas al personal sanitario; o cuando son bien comunicadas, pero no correctamente abordadas por dicho personal.

Del mismo modo una inapropiada ventilación asistida, especialmente en pacientes que se encuentran en las UCIs, es otro de los peligros que el Instituto ECRI vuelve a poner de manifiesto como ya hiciera en la edición pasada.

Peligros de la telemedicina
En ese Top Ten, la telemedicina es otro de los aspectos que puede derivar en riesgo si no se hace un uso adecuado de la misma. En concreto, la vigilancia inadecuada de pacientes monitorizados en remoto que puede llevar a la creencia incorrecta de que a través de estos sistemas se pueden detectar todas las potenciales arritmias letales.

En este sentido, el dato es concluyente, y es que el Instituto ECRI estima que aproximadamente el 70% de los accidentes que son ocasionados por un dispositivo médico, se pueden atribuir a un error humano o a un manejo incorrecto en su uso. No obstante, muchos de estos errores que desencadenan en accidentes, podrían evitarse si los usuarios hubieran contado con un conocimiento mayor y mejor en relación a las instrucciones de manejo del dispositivo.

Los últimos puestos del ‘Top 10 Technology Hazards’ los ocupan peligros provocados por una posible falta de coordinación entre la configuración de los sistemas informáticos y el flujo de trabajo; el uso poco seguro de inyecciones, así como de cámaras gamma, cuyo contenido de ser movido o derramado sobre el paciente o el personal sanitario, puede ocasionar daños considerables.

Del mismo modo, el informe ha puesto de manifiesto potenciales complicaciones que, no recogidas hasta el momento en este listado, hay que tenerlas muy en cuenta; como puede ser la falta de un seguimiento eficaz de los pacientes postoperatorios que están recibiendo fármacos opioides, y es que estos pacientes presentan una “idiosincrasia” que les hace que se encuentren en situación de riesgo por una posible depresión respiratoria provocada por los fármacos, hecho que puede conducir a una lesión cerebral por anoxia -falta de oxigeno en las células y tejidos- o a la muerte.

El sistema sanitario debe concienciarse
Ante los resultados ofrecidos, desde el Instituto ECRI, se señala que “el sistema sanitario debe concienciarse de que cada vez es más prioritario velar por el uso correcto de la tecnología en aras de una atención sanitaria segura y de calidad”. Para que eso sea posible, “deben tomarse las medidas oportunas, que pasan por la cualificación profesional, la disposición de medios adecuados, la realización de verificaciones, así como mayores controles de seguridad”.

En España, ante la inexistencia de un organismo que realice una función de evaluación como la que hace el Instituto ECRI, el presidente de la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica (SEEIC), Jesús Lucinio Manzanares Pedroche, explica que “en España no contamos con un organismo que desempeñe un papel similar al del Instituto ECRI, imparcial, aséptico y realista, que mida, evalúe y, en definitiva, cambie el modelo actual de evaluación de la tecnología sanitaria”. En el caso de que, agrega, “llegue a implantarse en España, este organismo debería llevar a cabo, entre otras medidas, un análisis sobre el coste-efectividad del proceso en su conjunto y un cambio de modelo hacia una agencia de evaluación encargada de dicho análisis”, concluye.
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