Congelan tejido testicular a un niño de 9 años con cáncer en Reino Unido para que pueda tener hijos de mayor

Nathan Crawford, un niño de nueve años con un tumor cerebral, se ha convertido en el primer menor al que en el Reino Unido se le congela tejido testicular con la esperanza de que en el futuro pueda tener hijos, y es que así lo informó ayer el Daily Mail.

Nathan necesita quimioterapia para reducir el tumor cancerígeno que tiene, un tratamiento que puede dejarle estéril. Los médicos confían en que la congelación del tejido, toda vez que Nathan llegue a la adolescencia, pueda serle reimplantado. El procedimiento ha sido realizado por cirujanos del Hospital John Radcliffe de Oxford.

El menor que, tiene un tipo de tumor denominado glioma y, que surge a partir de las células gliales, al estar localizado muy cerca de tejido cerebral vital, resulta inoperable, y es que la cirugía podría dañarle funciones importantes del cerebro.

Nathan ya ha sido sometido a radioterapia y actualmente recibe una segunda sesión de quimioterapia con el objetivo de reducir el tamaño del tumor, según los médicos. Sería precisamente antes de que se iniciase la quimioterapia, cuando plantearon a la familia la posibilidad de congelar tejido testicular.

De este modo, tras tener el beneplácito de la familia, los cirujanos extrajeron en una intervención de no más de 30 minutos tejido de uno de los testículos del niño para ser congelado, pues la muestra contiene células madre de esperma.

Una vez que sea reimplantado el tejido en la adolescencia, las células, según explican los médicos, deberían empezar a producir esperma. “Nathan ama a los niños y por lo que nos dijeron los médicos, esto aumentaría las posibilidades de que puede tener sus propios hijos”,afirma Jonathan Alison, el padrastro de Nathan.

Esta técnica, consideran que tiene un 80% de posibilidades de éxito y, confían también en que el tumor cerebral podrá ser reducido con una quimioterapia intensiva.

En noviembre de 2014, una mujer en Bélgica daba a luz a un bebé tras ser sometida a un tratamiento similar. En su infancia no padeció ningún tipo de cáncer, sino una enfermedad hematológica llamada anemia de células falciformes. Tras ser diagnosticada con cinco años, a los 11 los médicos recomendaron someterla a un trasplante de médula ósea que recibiría de su hermano.

Antes del trasplante, la niña recibiría sesiones quimioterapia o radioterapia para minimizar las posibilidades de rechazo al nuevo órgano. Al igual que con Nathan, los tratamientos ponían en riesgo su fertilidad; por ello los médicos decidieron congelar 62 fragmentos de la corteza de su ovario derecho cuando tenía 13 años. 10 años más tarde de la cirugía, se planteó la posibilidad de ser madre, por lo que sus médicos optaron por volverle a implantar el tejido ovárico que le habían extraído anteriormente. Finalmente, en noviembre de 2014 y con 27 años de edad daba a luz a un niño perfectamente sano.

Según estudios, se estima que unos 300 niños se hacen infértiles cada año en el Reino Unido como consecuencia de los tratamientos a los que son sometidos para los tumores cancerosos y no cancerosos.
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