57 personas con enfermedad mental han conseguido sustituir la prisión por trabajos en beneficio de la comunidad gracias al convenio entre la Fundación Manantial y la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior.
La Fundación que, lleva desde hace cinco años el ‘Programa de trabajos en beneficio de la comunidad’, como explica el director del Plan de Ámbito Penitenciario de la Fundación Manantial, Javier Pallarés, “estas personas han tenido una segunda oportunidad que ha facilitado su proceso de recuperación y reinserción social”.
A parte de los beneficiarios del programa, cinco personas se han quedado como voluntarios y tres han sido contratados por la fundación en su plantilla profesional.
Uno de los participantes, Roberto de 60 años de edad y diagnosticado con un trastorno mental, lleva cinco años como voluntario. “Empecé a venir a Fundación Manantial para cumplir una condena de 60 días; me gustó el trato, el ambiente y el trabajo y yo también les gusté a ellos”, relata.
Las tareas que ha realizado, básicamente son administrativas, como coger el teléfono, gestiones bancarias, correos, gestorías y ayuda en la organización de eventos. Actualmente, acude a la fundación dos días a la semana y realiza labores de voluntariado en el área de tutela de la fundación.
Antes de llegar allí, estuvo seis meses en la prisión de Lérida. Después estuvo un mes interno en el Centro Penitenciario de Picassent (Valencia) y, posteriormente, 15 días en la cárcel de Tarragona.
Desde que está en la Fundación, Roberto no ha vuelto a reincidir y como afirma Pallarés, “es uno de los ejemplos de que la prisión no es el lugar adecuado para tratar la enfermedad mental”.
El programa de trabajos comunitarios se integra dentro del Plan de Ámbito Penitenciario de Fundación Manantial que tiene como objetivo evitar que las personas con trastorno mental grave ingresen en prisión. Además, colabora en la atención integral de los que ya están mediante el desarrollo de programas de rehabilitación, apoyo psicosocial, reinserción en la comunidad y promoción de medidas alternativas.
Roberto, es un buen ejemplo de que “con los apoyos necesarios y un programa de trabajos en comunidad, pueden reinsertarse en la sociedad”, concluye Pallarés.
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