La leucemia linfática crónica progresa hacia un futuro sin quimioterapia

La leucemia linfática crónica (LLC) avanza hacia un futuro sin quimioterapia gracias a los progresos en un nuevo tratamiento biológico que, mucho menos agresivo y de gran tolerancia, cronifica esta enfermedad garantizando una excelente calidad de vida a los pacientes.

Y es que así se concluye de los resultados del estudio Resonate II, presentado en la 58ª reunión de la Sociedad Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en inglés) que, del 3 de diciembre hasta ayer martes ha reunido a 27.000 hematólogos en San Diego (Estados Unidos).

La LLC es la leucemia más frecuente en los países occidentales, con más de 1.000 nuevos pacientes diagnosticados cada año en España. Ataca a la médula ósea y los órganos del sistema linfático con una incidencia de 3,7 por cada 100.000 personas, lo que hace que casi la mitad de los enfermos no pueda aspirar al tratamiento estándar con quimioterapia por su agresividad y toxicidad. La incidencia de la LLC mayor en hombres que en mujeres y con una edad media de los pacientes de 65 años.

Así lo detalló en un encuentro con periodistas el doctor Francesc Bosch, jefe de servicio de Hematología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, quien explicó que una tercera parte de los afectados no requiere de tratamiento por presentar una evolución indolente, “muy tranquila”. El otro tercio de los diagnosticados, la enfermedad también tiene una evolución sin dolor pero progresa y necesita tratamiento, mientras que el resto ya sufre esta patología en grado agresivo.

Para estos dos últimos grupos, un inhibidor de la Tirosina Quinasa de Bruton (BTK, por sus siglas en inglés) como es ibrutinib, necesaria para la maduración de las células implicadas en algunos cánceres hematológicos, se presenta ya como una alternativa a la quimioterapia.

El fármaco, recientemente ampliado a pacientes que no han sido previamente tratados, permite controlar la enfermedad con un perfil de seguridad mucho mayor. “Se puede dar a todo el mundo”, independientemente de su edad, y con una tasa de eficacia “muy alta”, comenta Bosch.

Sus inconvenientes son el elevado precio (en Estados Unidos es de 6.000 dólares al mes) y “algunas toxicidades peculiares”, aunque el porcentaje de pacientes intolerantes es muy bajo, concluye el especialista.
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