La mente puede ser tan poderosa que puede jugar un papel crucial en nuestra salud

La manida frase que dice que “cada persona es un mundo”, sí la trasladamos a la salud, no hay duda que es un axioma. Un reciente estudio de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) revela que aquellas personas que piensan son menos activas físicamente que otras de su misma edad, podrían morir más pronto que aquellos que creen que son más activos. La pregunta del millón, ¿por el hecho de pensarlo?

“Nuestros hallazgos están en la misma línea de varias investigaciones que sugieren que nuestra mentalidad -en este caso, las creencias acerca de cuánto ejercicio estamos haciendo en relación con otros- puede jugar un papel crucial en nuestra salud”, afirma Alia Crum, una de las investigadoras de la Universidad.

Para el estudio, en concreto las investigadoras analizaron 60.000 encuestas hechas a adultos estadounidenses en las que se les preguntó sobre la actividad física, la salud y sus antecedentes personales desde hace más de dos décadas.

No obstante, la investigación se enfocó en las respuestas que dieron los encuestados a las tres preguntas en una que se les realizó: ¿dirías que eres físicamente más activo, menos activo o tan activo como otras personas de tu edad?

A partir de las respuestas, los registros de la condición física y los registros de muerte de los participantes se pudo determinar que las personas que creían que eran menos activas que otras tenían hasta un 71% de riesgo de morir que aquellos que pensaban que eran más activos físicamente.

La forma en la que pensamos y las percepciones de los demás tienen efectos fuertes sobre la salud

Crum aseguró que la forma de pensar y las percepciones que los demás pueden tener sobre nosotros tienen efectos poderosos sobre la salud de las personas y, agregó que la percepción sobre alguna cosa puede afectar la motivación, tanto positiva como negativa.

Crum y su compañera de investigación Octavia Zahrtenfatizan advierten que el estudio es de naturaleza correlacional y, por tanto, no prueba que las percepciones de inactividad vayan a causar una muerte, pero deja en entredicho, por decirlo de alguna manera que como a una persona se le “meta en la cabeza” una idea negativa sobre que hace poco ejercicio o que alguien tiene una percepción negativa sobre su figura, esa correlación, o mejor dicho, esas percepciones, podrían cosnsiderarse como causales.
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