..Redacción.
Según una encuesta realizada por la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (Feasan) 4 de cada 10 pacientes anticoagulados tiene miedo a acudir al centro sanitario por riesgo a un contagio. No obstante, un tratamiento descompensado puede tener nefastas consecuencias en su salud.
4 de cada 10 pacientes anticoagulados tiene miedo a acudir al centro sanitario por riesgo a contagiarse
De hecho, el Covid-19 afecta con más virulencia a las personas que tienen alguna enfermedad cardiovascular, como es el caso. Feasan solicitó a los gobiernos central y autonómicos medidas para evitar que estos pacientes vulnerables tuvieran que acudir a revisiones sin perjudicar su tratamiento. En España casi 1.000.000 de personas toman anticoagulantes orales. Esta cifra aumenta cada año como consecuencia del envejecimiento de la población y el aumento de los factores de riesgo vascular.
La Federación ha podido constatar que el tratamiento de la pandemia fue diferente en cada comunidad autónoma. Aunque la mayoría de las comunidades adoptó medidas extraordinarias, ni todas fueron las mismas, ni todas fueron oficiales. Es más, en abril la organización de pacientes publicó un informe con una serie de conclusiones en la que subrayaba que “tan solo 7 comunidades autónomas han publicado medidas extraordinarias, entre las que se incluye la autorización de los anticoagulantes de Acción directa (ACOD) para los nuevos pacientes con Fibrilación Auricular no valvular, que exige la flexibilización del visado de inspección”.
El Covid-19 afecta con más virulencia a las personas que tienen alguna enfermedad cardiovascular
Los ACOD están sujetos a un visado de inspección con más o menos restricciones según la CCAA. En Asturias, La Rioja, Castilla-La Mancha y Canarias el médico de familia no puede visarlo, aunque en el resto de CCAA, sí. “Las administraciones sanitarias autónomicas actúan irresponsablemente introduciendo desigualdades entre unos pacientes y otros. Estas desigualdades han aumentado más aún durante la pandemia”, subraya el presidente de Feasan, Rafael Martínez.
No solo eso, sino que una vez concluido el estado de alarma, los gobiernos autonómicos están retirando este tipo de medidas. “Aunque la pandemia aún no ha terminado y el riesgo para las personas anticoaguladas persiste”, añade Martínez.
“Durante la pandemia, un paciente que debutaba por una fibrilación auricular o que tenía mal control del SINTROM lo podían cambiar a ACOD. El visado se había flexibilizado. Si se revocan estas medidas, esos pacientes corren el riesgo de que les tengan que cambiar el tratamiento. Habría que ver si es legal, pero ético desde luego no”, asegura el representante de los pacientes.
Rafael Martínez: “Aunque la pandemia aún no ha terminado y el riesgo para las personas anticoaguladas persiste”
De este modo, para Feasan, es “urgente que las CCAA y el Ministerio de Sanidad revisen el sistema de seguimiento del tratamiento anticoagulante oral para no tener que acudir cada mes al centro de salud y así evitar riesgos. Una de las soluciones puede encontrarse en los ACOD, que precisan de menor seguimiento, pero habría que eliminar el visado y ampliar su indicación”. Pues, no están financiados por el SNS para los pacientes que han sufrido una trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar.
Otras soluciones que aumentarían la autonomía del paciente y disminuirían su dependencia del sistema sanitario pasan por incluir el sistema de autocontrol con coagulómetros portátiles para anticoagulados con AVK en la Cartera de Servicios del SNS. “Algunas CCAA lo han introducido de forma limitada. Esto conlleva nuevas desigualdades entre pacientes de unas CCAA y otras e incluso entre pacientes de un hospital a otro”, explica Martínez.
En la encuesta de Feasan, la mitad de los encuestados (49%) preferiría tratarse con un anticoagulante que no exigiera controles y el 38% preferiría autocontrolarse. Los pacientes piden más autonomía y más autocuidado.
Esto pasa por la información y formación del paciente y la participación en la toma de decisiones en el Sistema Nacional de Salud. En anticoagulación, este derecho es especialmente importante. “No implicar al paciente origina consumo de más recursos sanitarios, y más riesgos, como hemos observado en esta pandemia; riesgos evitables con una adecuada información, con el fomento del autocuidado que garantice la máxima adherencia al tratamiento y con la participación de los pacientes. En este sentido, las asociaciones somos un recurso que el propio sistema debería aprovechar”, explica Martínez.
“La primera medida de nuestro sistema de salud es escucharnos. A nosotros y a los clínicos. Y priorizar la salud de los pacientes cuando se trata de prevenir un mal irreparable”, concluye.