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Algunos expertos en salud digestiva señalan que cerca de dos de cada tres pacientes con síndrome del intestino irritable (SII) vinculan síntomas como el dolor abdominal o la hinchazón a la ingesta de algún alimento y, a través de estudios, se ha comprobado que los pacientes de esta patología tienen una mayor percepción de intolerancias alimentarias que las personas sanas en una proporción de tres a uno. Pero, realmente, en muchas ocasiones la intolerancia no se puede demostrar. El Dr. Fermín Mearin, director del Servicio de Aparato Digestivo de Centro Médico Tecknon (Barcelona), afirma que no hay ninguna prueba que sea verdaderamente útil para establecer las intolerancias alimentarias ni en pacientes con síndrome del intestino irritable ni en otros.
Dos de cada tres pacientes con síndrome del intestino irritable (SII) vinculan su sintomatología a intolerancias alimentarias
En el caso de las alergias, aunque hasta el 20% de los pacientes creen ser alérgicos a ciertos alimentos, “la alergia alimentaria mediada por IgE no se ha relacionado de forma convincente con la patogénesis del SII”, según los doctores Fermín Mearin, Enrique Peña y Agustín Balboa. Además, señalan que el papel de las pruebas basadas en la determinación de IgGs contra componentes alimentarios “sigue sin estar claro”.
La consecuencia de la alta prevalencia entre pacientes con SII de la percepción de alimentos que sientan mal es que el 62% opta por hacer ajustes en su dieta por su cuenta, según describe el Documento de consenso sobre las dietas de exclusión en el síndrome del intestino irritable (SII) publicado en 2018 por la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) junto a ocho sociedades médicas. Frecuentemente limitan o excluyen de su dieta lactosa, trigo, determinadas frutas y verduras. Esta limitación de alimentos puede ser contraproducente y derivar en una falta de nutrientes.
“Las alergias alimentarias mediada por IgE no se ha relacionado de forma convincente con la patogénesis del síndrome del intestino irritable”
¿Qué pueden hacer los médicos de atención primaria o los especialistas en salud digestiva para mejorar la atención a los pacientes con SII? La dieta en el SII es importante. Los expertos señalan que lo idea es mantener una dieta equilibrada y sin muchas restricciones. Por eso, el documento de consenso considera que los profesionales sanitarios deben aplicar “criterios objetivos para la exclusión de la lactosa, gluten o Fodmap (fermentable, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles) en la alimentación de los pacientes”.
Es importante que cuando un médico recomienda restringir alguno de estos alimentos, se lleve un control del número de semanas que se elimina cada tipo de alimento. El objetivo es evitar que esta limitación genere problemas en el paciente. Por ejemplo, el documento de consenso señala que hay estudios que han demostrado que la dieta baja en Fodmap durante tres o cuatro semanas produce una disminución de Bifidobacterias.
Los profesionales sanitarios deben aplicar “criterios objetivos para la exclusión de la lactosa, gluten o Fodmap en la alimentación de los pacientes”
Los pacientes con SII ya presentan un contenido reducido de estas bacterias en las heces. Además, se ha demostrado que hay una relación negativa entre la abundancia fecal de Bifidobacterias y el dolor abdominal. Una posibilidad para paliar esta alteración de la microbiota intestinal podría basarse en combinar una dieta baja en Fodmap con la administración de probióticos.
Lo mismo puede llegar a ocurrir con la retirada de otros alimentos de la dieta y su posterior reintroducción combinada con el tratamiento con probióticos. Es cierto que no hay muchos estudios al respecto. Pero, a modo de ejemplo, según un documento de 2010 de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), el consumo de probióticos en el tratamiento de la intolerancia a la lactosa puede ser beneficioso para mejorar sus síntomas. “Trece de catorce estudios humanos mostraron una mejor digestión de la lactosa en pacientes intolerantes”, afirma el documento, con el consumo de productos que incluyen dos tipos de bacterias saludables.
El consumo de probióticos en el tratamiento de algunas intolerancias alimentarias puede ser beneficioso para mejorar sus síntomas
Lo mismo ocurre con los probióticos y la sintomatología de la enfermedad celíaca. Hay estudios aleatorios, doble ciego controlados por placebo que han mostrado el beneficio de los probióticos Bifidobacterium longum unidos a una dieta sin gluten en la mejora de los síntomas de la celiaquía, pero también de otras patologías que provocan daños en la mucosa intestinal.
Aunque no existe una dieta específica para pacientes con SII, las sociedades médicas implicadas están de acuerdo en que se deben evitar dietas exageradas para impedir el déficit de micronutrientes y desnutrición calórico-proteica. Pueden ser beneficios algunos cambios en la dieta y en el estilo de vida. Esto incluye realizar comidas frecuentes y pequeñas, y evitar de manera controlada alimentos grasos, productos lácteos, hidratos de carbono, cafeína y alcohol.
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