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Desde hace unos años, los probióticos se postulan como posibles líneas de tratamiento para mejorar los síntomas de los pacientes con síndrome de intestino irritable (SII). Sin embargo, no todos los probióticos que pueden encontrarse en el mercado han demostrado mediante la evidencia científica de ensayos clínicos su efectividad. Los primeros metaanálisis que se realizaron para evaluar la eficacia de los probióticos en esta patología indicaban su eficacia conjunta frente a grupos de control con placebo. Posteriormente se analizaron diferencias entre probióticos y su acción para cada uno de los síntomas de la enfermedad, la dosis adecuada y si es mejor la administración de un probiótico de una única especie o una mezcla de varios.
La evidencia científica muestra que la cepa Bifidobacterium longum 35624 es segura y que entre los probióticos, puede tener beneficios en la sintomatología del síndrome del intestino irritable
Hasta ahora, se han desarrollado diferentes estudios que muestran que la cepa Bifidobacterium longum 35624 es segura y puede tener beneficios en la sintomatología del síndrome del intestino irritable. Un estudio realizado en 2017 por Lyseng-Williamson, K. sobre su perfil de uso como complemento alimenticio en la dieta mostró en los ensayos analizados una tolerabilidad “similar al placebo”, así como “resultados prometedores” en la reducción de síntomas como el malestar abdominal y la hinchazón asociados al SII y otras afecciones.
Por otra parte, en 2013, otro estudio dirigido por D. Charbonneau mostró que la cepa B. longum 35624 se encontró en muestras de heces de pacientes con tratamiento oral durante ocho semanas. Este hallazgo sugiere que la cepa llega viva al intestino. De esta forma la bacteria puede beneficiar a quien toma el probiótico.
En ensayos se mostro que la cepa B. longum 35624 se asoció con una reducción significativa del dolor y el malestar, la hinchazón y la dificultad para defecar en pacientes con síndrome del intestino irritable
Evidencia científica sobre los efectos positivos de probióticos en el SII
Se han desarrollado dos amplios ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego controlados con placebo, para evaluar los beneficios de la cepa B. longum 35624 en pacientes con síndrome del intestino irritable. En el primero de ellos, en 2005, 75 participantes con distintos síntomas asociados al SII tomaron la cepa B. longum 35624 o una cepa de Lactobacillus salivarius a lo largo de ocho semanas.
El ensayo mostró dos aspectos diferentes. Por una parte, la B. longum 35624 se asoció con una reducción significativa del dolor y el malestar, la hinchazón y la dificultad para defecar. Por otro lado, las dos muestras de sangre que se tomaron al principio y al final del ensayo, mostraron que después del uso de B. longum 35624 los niveles de citoquinas de los participantes eran similares a los de los voluntarios sanos. Los pacientes con SII mostraron al inicio del estudio niveles de las citoquinas proinflamatorias IL-10 e IL-12 anormales. Al final, se había normalizado la proporción de estas citoquinas. Según los autores del estudio, “sugiere un papel inmunomodulador” del probiótico en este trastorno.
Los pacientes con SII mostraron al inicio del estudio niveles de las citoquinas proinflamatorias IL-10 e IL-12 anormales. Al final, se había normalizado la proporción de estas citoquinas
Un segundo ensayo clínico desarrollado en 2006 quiso determinar cuál era la mejor dosis de B. longum 35624 para mujeres con SII. Participaron 362 mujeres de entre 18 y 65 años, a las que se dividió en grupos para administrarles tres dosis diferentes de esta cepa. Un mes después, quienes recibieron dosis de 100 millones de la cepa, presentaban la mayor reducción en sus síntomas: dolor abdominal, distensión, gases, sensación de evacuación incompleta y esfuerzo, con respecto a quienes recibieron el placebo.
Otros estudios han mostrado que puede disminuir la sensibilidad visceral en modelos animales y un efecto promotor de respuestas inmunorregulatorias en el ser humano. Así lo indica un estudio publicado en 2012 para determinar si esta cepa podría inducir células T Foxp3 en humanos y encontrar respuestas sobre los mecanismos moleculares implicados en la inducción de este tipo de células.
Otro ensayo mostró que la administración de B. longum a humanos promovió selectivamente respuestas inmunorreguladoras
El resultado mostró que la administración de B. longum a humanos promovió selectivamente respuestas inmunorreguladoras. Así, sugiere que este microorganismo puede tener utilidad terapéutica en pacientes con enfermedad inflamatoria. “Estos hallazgos vinculan la nutrición, la microbiota y la inducción de tolerancia dentro de la mucosa gastrointestinal”, afirman los investigadores. Además, Bifidobacterium longum 35624 actúa a nivel de la barrera intestinal, mejorando la calidad del moco y la permeabilidad intestinal.
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