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La investigación en torno a la microbiota intestinal y su influencia en la salud humana ha crecido en los últimos años ante las evidencias de su importancia no solo en lo que a la salud digestiva se refiere. Recientes estudios han constatado la asociación directa de los cambios en la microbiota y la insuficiencia cardíaca y la relación entre la memoria inmediata y reciente con la presencia de ciertas bacterias en la microbiota intestinal.
Los billones de microorganismos vivos que residen en el tracto digestivo y sus alteraciones están claramente asociados a trastornos gastrointestinales
Esos billones de microorganismos vivos que residen en el tracto digestivo y sus alteraciones están claramente asociados a trastornos gastrointestinales como la enfermedad celíaca y el síndrome de intestino irritable. Incluso hay cierta relación entre lo emocional y la microbiota. Ante una situación de estrés, no es raro sentir retortijones o sufrir diarrea. Además, la microbiota tiene influencia sobre el cerebro y actúa sobre patologías tan importantes como la depresión o un problema autoinmune.
Hasta ahora, se sabe que los pacientes con síndrome de intestino irritable presentan una microbiota distinta a la de los pacientes sanos. Si bien, aún no se ha establecido una composición microbiana propia de esta patología, la secuenciación de ADN y los avances computacionales permiten comprender mejor esta composición y sus cambios a lo largo del tiempo.
Hasta ahora, se sabe que los pacientes con síndrome de intestino irritable presentan una microbiota distinta a la de los pacientes sanos
Las investigaciones realizadas hasta ahora indican que la alteración en la composición de la microbiota puede contribuir a la generación de síntomas del intestino irritable. ¿Cómo? A través de su influencia en la modificación de la función de barrera intestinal y de un proceso de fermentación alterado, entre otras modulaciones no adecuadas. Teniendo en cuenta que la microbiota juega un papel importante en la homeostasis del huésped, de forma muy marcada en la salud digestiva, cuando hay alteraciones en la composición de esta población de más de 2.000 especies diferentes de bacterias se suelen producir diversas patologías.
La composición de la microbiota intestinal está influenciada por factores ambientales y del propio huésped. Un estudio publicado en 2016, en el que participaron más de 1.500 personas sanas, de las que 270 pertenecían a 123 familias, encontró que casi un tercio de los taxones bacterianos fecales eran hereditarios. El estudio, además, identificó asociaciones entre variantes genéticas específicas y el microbioma intestinal.
La composición de la microbiota intestinal está influenciada por factores ambientales y del propio huésped
Así, en la formación de la microbiota influye desde la forma en la que nace el bebé (habrá diferencias entre las bacterias colonizadoras si nace por vía vaginal o por cesárea) hasta la dieta, el tiempo de tránsito colónico, los viajes o los medicamentos que tomamos. Cada individuo tiene su propia microbiota y aunque muchos de los organismos que la conforman se mantienen durante décadas, su abundancia puede aumentar o decaer y su diversidad es diferente a lo largo de la vida.
Así se ha comprobado que la diversidad y riqueza de especies en el ecosistema intestinal es fundamental para mantener su estabilidad. Y que esta variedad se pierde, sobre todo, en la vejez. En este sentido, la dieta influye. Un estudio publicado en Nature en 2012 mostró cómo las personas mayores tenían una microbiota más pobre y que las dietas altas en frutas, verduras y fibra mejoraban esa diversidad. Además, este tipo de dietas se relacionaron con una menor susceptibilidad a enfermedades crónicas de tipo inflamatorio.
Cuando las alteraciones de la microbiota ocasionan enfermedades como el síndrome del intestino irritable, los probióticos puede ser un aliado para reducir su sintomatología
La alimentación, el medioambiente, el estilo de vida y los factores genéticos, además de la edad, juegan un papel importante en el desarrollo y en los cambios y alteraciones de la microbiota. Pero cuando sus alteraciones ocasionan enfermedades como el síndrome del intestino irritable, los probióticos puede ser un aliado. Pueden reducir su sintomatología, que tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas. A través de su composición con bacterias vivas beneficiosas para la salud, se puede mejorar el equilibrio del ecosistema intestinal. Además, ayudan a digerir ciertos nutrientes y a regular el tránsito intestinal.
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