Un ministro en funciones, un confinamiento domiciliario y otros frentes abiertos

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..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Las elecciones catalanas se aplazan al 30 de mayo por el rápido avance del coronavirus y a Salvador Illa se le ha puesto cara de ministro en funciones. Es lógico que el titular de Sanidad lo niegue, pero es también lógico pensar que en algún momento pueda distraer su atención. Con un plan de vacunación en marcha, una tercera ola descontrolada, un estado de alarma vigente hasta el 9 de mayo, las tensiones entre Gobierno y comunidades autónomas por el confinamiento domiciliario, Moncloa debería haber sustituido al ministro en noviembre, cuando empezaban a tener claro que se presentaría como candidato a la Generalitat.

Existen ya demasiadas guerras con las comunidades autónomas. El último ejemplo ha sido el toque de queda que Castilla y León ha aprobado a las 20.00 horas, una medida que no contempla el actual estado de alarma. La aceptación que ha recibido de la sociedad catalana cansada de la deriva independentista y los resultados optimistas de las encuestas, podrían provocar la tentación en el nacionalismo catalán de buscar el desgaste del ministro.

Con un plan de vacunación en marcha, una tercera ola descontrolada, un estado de alarma, las tensiones por el confinamiento domiciliario, Moncloa debería haber sustituido al ministro en noviembre

Existen otros frentes abiertos. Cinco comunidades autónomas han reclamado ya un confinamiento domiciliario. Se trata de una medida que han apoyado diversos, entre ellos, Rafael Bengoa. Incluso sociedades científicas y colegios de médicos han mostrado su apoyo a un confinamiento domiciliario como el de marzo, aunque más corto. Países de nuestro entorno como Portugal ya lo están aplicando. Es una decisión muy difícil. La economía española ha sufrido un fuerte desplome y ahora que parecía reactivarse un nuevo parón podrían tener consecuencias muy negativas. En Sanidad y en Moncloa son conscientes de que una crisis demasiado prolongada genera pobreza, hambre y enfermedades y por este motivo se oponen. Pero el rechazo de Illa pone de manifiesto la escasa comunicación del ministro con las sociedades científicas y los colegios de médicos.

Otro de los frentes es la famosa variante británica. Estos días hemos escuchado a Fernando Simón asegurar que tendrá un impacto marginal; a Illa decir que solo son un centenar de todos los nuevos casos, y a Andalucía advertir que suponen un 70% de los contagios. En realidad no lo podemos saber, a pesar de que España es uno de los países que más secuencia, algo más del 0,5%. No hay evidencias por tanto para manifestar una cosa u otra. Es una de las enseñanzas que nos ha dejado esta crisis. No se puede realizar una afirmación sin contar con certezas. El 31 de enero se cumple un año desde que se diagnosticó el primer caso de coronavirus y a veces nuestros políticos dejan la sensación de que no han aprendido nada.

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