..Redacción.
El cierre temporal de los laboratorios de investigación durante los meses del confinamiento va a tener una repercusión negativa en la investigación del cáncer. 10 meses después del inicio del confinamiento no se ha recuperado el 100% de la actividad que tenían antes de la pandemia. Así lo ha señalado a Europa Press la directora científica del CIBER de Cáncer (Ciberonc), Anna Bigas.
Bigas ha asegurado que el año 2020 ha sido “muy problemático” para los laboratorios de investigación oncológica. Ha recordado que han estado cerrados durante “un mínimo” de tres meses. “Cerrar un laboratorio, aunque sea por un corto periodo de tiempo, tiene una gran repercusión en la investigación, ya que en muchos casos, como por ejemplo cuando se estudia con células o animales, los experimentos son a largo plazo“, ha señalado.
Anna Bigas ha asegurado que 10 meses después del inicio del confinamiento los laboratorios de investigación no han recuperado el 100% de la actividad
En ocasiones, ha explicado, se trabaja con muestras “muy valiosas” y si se paraliza el trabajo después es prácticamente imposible volverlo a recuperar. Es verdad que hay casos en los que sí se puede recuperar, como por ejemplo los tumores que se cultivan ‘in vitro’. El problema es que se puede tardar un año en recuperarlos en el nivel en el que se encontraban antes del cierre del laboratorio.
Para la directora científica del Ciberonc es un problema que no haya programa de rescate financiero para recuperar los proyectos de investigación que se han perdido. “Todos estos procesos y ensayos son muy costosos y tampoco se ha obtenido la financiación adecuada para volver a restituirlos. De hecho, todo el mundo ha tenido que usar los fondos que normalmente tienen para sufragar los problemas que ha generado el cierre por la pandemia“, ha destacado.
Se trabaja con muestras “muy valiosas” y si se paraliza el trabajo después es prácticamente imposible volverlo a recuperar
Retos de la investigación
Entre los principales retos que, a su juicio, presenta la investigación del cáncer, ha destacado la búsqueda de nuevas herramientas que permitan detectarlo precozmente. “Esto se puede abordar desde muchos ámbitos pero el que a nosotros más nos concierne es un diagnóstico molecular precoz. Hemos avanzado y seguimos trabajando en poder detectar esas alteraciones que nos sirven para decidir si un tumor será de mejor o peor pronóstico“, ha explicado.
Se trata, prosigue, de un reto sobre el que queda “muchísimo por mejorar” pero que incidirá “muy directamente” en la calidad de vida y en la vida de los pacientes. Del mismo modo, Bigas ha subrayado también la importancia de conocer qué terapia es la mejor que se puede aplicar en cada tipo de tumor y con cada alteración.
“Tenemos muchas estrategias terapéuticas disponibles y a veces no sabemos muy bien si serán las ideales. Por ejemplo, y aunque cada día tenemos más opciones de tratamiento en el campo de la inmunoterapia, todavía nos falta recorrido para saber en qué tumores y en qué pacientes realmente funcionan“, ha contado.