Los días de marzo que transformaron los hospitales: “Intubábamos 23 pacientes con Covid-19, ¡uno cada hora!”

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..Gema Maldonado.
El 12 de marzo de 2020 faltaban dos días para que el presidente del Gobierno anunciara el estado de alarma por la pandemia de Covid-19, que había sido formalmente declarada como tal por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo. Era jueves. El Ministerio de Sanidad ya admitía que si no se compraba material de protección para el personal sanitario, en dos días habría desabastecimiento. Cataluña confinaba a 70.000 personas de cuatro municipios y en Estados Unidos los supermercados se quedaban sin agua, desinfectante y papel higiénico. La vida diaria en los hospitales de regiones como Madrid, Castilla y León o Cataluña ya había empezado a cambiar, para no volver a la completa normalidad hasta ahora.

En estos días de marzo se cumple un año de la declaración de pandemia de Covid-19 que supuso un vuelco en la actividad de los hospitales

A las siete de la mañana, bien de noche aún, empezaba cada día la reunión del comité de crisis del Hospital Universitario Vall d’Hebron. La primera cuestión que siempre abría el cónclave esos días de marzo y abril era la disponibilidad de EPIs. “Teníamos que esperar una hora para empezar a visitar pacientes porque la remesa de EPIs nos iba llegando a diario. Algún día hubo que esperar más horas, porque los últimos equipos de protección disponibles los dejábamos para la unidad de críticos, ahí las visitas no se podían demorar, y para urgencias, donde llegaban los pacientes nuevos”, rememora el Dr. Benito Almirante, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas de Vall d’Hebron.

“Eran reuniones difíciles. Teníamos que organizar y reorganizar muchísimas cosas. Prácticamente cada día teníamos que abrir una estructura nueva para habilitar más pacientes”, explica el también portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). A finales del mes de marzo el 80% de los pacientes adultos ingresados en este hospital de 1.000 camas eran enfermos de Covid-19.

A las siete de la mañana empezaba cada día la reunión del comité de crisis del Hospital Universitario Vall d’Hebron. “Era inimaginable que un hospital tuviera 800 pacientes ingresados con una sola enfermedad”, cuenta el Dr. Almirante

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Hubo varios días consecutivos con 80 ingresos diarios y la UCI llegó a tener 180 pacientes. En un solo día se ingresaron e intubaron 23 pacientes, ¡uno cada hora!”, recuerda, aún incrédulo. ¿Se imaginaban lo que se venía encima en los primeros días de marzo? “En absoluto. Creo que era inimaginable que un hospital tuviera 800 pacientes ingresados con una sola enfermedad”.

Una técnica de diagnóstico nueva para una enfermedad nueva
A algo más de 600 kilómetros, los laboratorios de cuatro hospitales madrileños llevaban ya algunas semanas trabajando conjuntamente para desarrollar una técnica de diagnóstico nueva para una enfermedad nueva. La entonces directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Yolanda Fuentes, llamó a los responsables de Microbiología de los hospitales Gregorio Marañón, 12 de Octubre, La Paz y Ramón y Cajal para que se pusieran manos a la obra. “Nos caracterizamos por tener un servicio de Microbiología fuerte y contar con virólogos y biólogos moleculares”, explica a iSanidad la Dra. Patricia Muñoz, jefa del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Gregorio Marañón.

Cuatro hospitales madrileños trabajaron juntos para desarrollar la técnica diagnóstica de Covid-19 cuando entre febrero y marzo aún no había test comerciales

Por entonces no había test comerciales. A través de un chat discutían sobre si pedir primers para PCR y cuál era más adecuado, y sobre qué técnicas hacer, “hasta que logramos una técnica común para los cuatro hospitales y estuvimos seguros de que nos funcionaba bien”. Recibieron las primeras muestras entre el 23 y el 24 de febrero. No duda ni un segundo en la fecha del primer positivo en SARS-CoV-2: el 29 de febrero. “No se me olvida porque en el servicio estábamos convencidísimos de que teníamos que estar ahí”, afirma la Dra. Muñoz. Se refiere al grupo de cuatro hospitales que aún hoy mantienen el chat, en el que siguen intercambiando opiniones y experiencias, ahora en torno a la secuenciación de las variantes.

Dra. Muñoz: “Los compañeros que hacían guarda en la puerta llegaban destrozados y la gente se moría como no hemos visto morirse en muchos años de trabajo”

En esos días, la microbióloga recuerda estar en casa, en fin de semana, intercambiándose noticias sobre los nuevos casos que iban surgiendo en países del entorno con su compañera en el laboratorio, Pilar Catalán. “Pensábamos que iban a ser unos pocos casos como sucedió con el ébola. ¿Quién iba a imaginar una pandemia que ha paralizado la economía del mundo?”, se pregunta.

patricia-muñoz-pcr-laboratoriosPero pronto vieron la realidad. Cuando la planta de enfermedades infecciosas que dirige “se vio rápidamente desbordada” y se extendió a todo el hospital y al resto de especialidades. “De forma muy rápida se infectaron muchos miembros del servicio. Los compañeros que hacían guarda en la puerta llegaban destrozados y la gente se moría como no hemos visto morirse en muchos años de trabajo”, rememora.

En la primera semana de marzo la UCI del Hospital de Torrejón se llenó de pacientes Covid-19, pronto ocurrió lo mismo en otros hospitales madrileños

El 26 de febrero el Consejo Interterritorial de Sanidad acordó cambiar el protocolo para la realización de PCRs e incluir a aquellos casos con neumonías sin un diagnóstico microbiológico definitivo. Ese día, el Hospital Universitario de Torrejón (Madrid) tuvo su primer positivo: un hombre que llevaba 10 días ingresado en la UCI. “Fue una sorpresa, no esperábamos que diera positivo. A partir de ese día fueron ingresando pacientes y llenamos la unidad de críticos en 10 días”, cuenta la Dra. Mari Cruz Martín Delgado, jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos de este hospital madrileño. Narra cuidadosamente cada uno de los recuerdos de aquellos días. “Hay cosas que no se pueden olvidar”, lamenta.

¿El momento más duro? “Una noche, con el equipo de guardia, sacar físicamente los ventiladores de quirófano para nuestros pacientes con Covid-19. Fue el momento que expresó la máxima expansión del sistema, la máxima tensión”. Desde su posición, la gestión de la pandemia fue una continua búsqueda de nuevos espacios para camas UCI, de recursos, de equipamientos, de equipos de protección individual; de reorganización de turnos, de incorporación de profesionales de otras especialidades y de “muchas situaciones de alto estrés”, afirma.

Dra. Martín: “Una noche, con el equipo de guardia, sacar físicamente los ventiladores de quirófano para nuestros pacientes con Covid-19”

Jornadas que se multiplicaban y decisiones duras
Marzo fue el inicio de muchas semanas de jornadas laborales que se multiplicaban para muchos sanitarios. El Dr. Almirante recuerda cómo su equipo “trabajaba de forma ininterrumpida prácticamente todos los días de la semana, solo se marchaban unas horas a descansar. Una parte importante del personal ni siquiera iba a su casa, sino a un hotel habilitado junto al hospital, para proteger a sus familiares”.

En las UCI la gravedad de los pacientes sumaba aún más situaciones difíciles “con decisiones que tomar muy complicadas para priorizar recursos”. Tampoco es fácil “trabajar 24 horas con equipamientos que quitan visibilidad y dificultan el trabajo, con la tensión que supone quitar y poner estos EPIs en los que va la seguridad de los pacientes y de los propios profesionales”, señala la Dra. Martín.

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Un año de aprendizaje
Han pasado 12 meses desde que se declaró la pandemia. Desde la transformación de los hospitales. Desde aquellos días de marzo en los que el Covid-19 arrasó con el funcionamiento habitual de los hospitales del Sistema Nacional de Salud. Y todos los especialistas coinciden en el aprendizaje que ha dejado la mayor crisis sanitaria y social que han vivido.

Entre los aprendizajes de la pandemia, los especialistas señalan la “humildad y la unidad entre especialidades”, el valor de los sanitarios y la capacidad de dar una respuesta masiva a una pandemia

“Humildad”, afirma, rotunda, la jefa de Infecciosas y Microbiología del Gregorio Marañón, “nos creíamos una sociedad tan avanzada que estábamos a salvo de las enfermedades de los pobres, pero las enfermedades emergentes están y paran el mundo”. Añade la importancia de la fabricación propia cuando recuerda “la angustia que hemos pasado por no tener torundas para coger muestras” y “la importancia de estar todas las especialidades unidas, una unión como no había vivido nunca, muy emocionante”. 

Para la Dra. Martín, quien preside la Federación Panamericana e Ibérica de Medicina Crítica y Terapia Intensiva, la pandemia ha mostrado que el SNS “es vulnerable y hay que protegerlo y fortalecerlo” y valorar a los sanitarios. “Han sido capaces de adaptarse a las circunstancias y ofrecer lo mejor a los pacientes y sus familias, pero con un coste emocional muy alto”.

Dra. Muñoz: “Yo creo que no somos los mismos, ni lo vamos a ser nunca. Esto nos ha dejado muy marcados”

“También hemos aprendido a dar respuesta de forma masiva a una pandemia, algo que no habíamos hecho nunca”, apunta el Dr. Almirante. La formación en atención a pacientes con enfermedades infecciosas de otras especialidades, que se adaptaron a las necesidades del momento, y contribuciones para responder “de forma muchísimo más eficiente en la segunda y tercera ola”, son otras de las lecciones que cita el jefe de Enfermedades Infecciosas del Vall d’Hebron.

¿La pandemia ha cambiado a los sanitarios? “Yo creo que no somos los mismos, ni lo vamos a ser nunca”, afirma la Dra. Muñoz. “Esto nos ha dejado muy marcados”.

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