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El objetivo de la OMS para acabar con la tuberculosis en 2030 requiere de un proceso de detección activa para diagnosticar la forma latente de la enfermedad. Así lo explica en esta entrevista con iSanidad Mark Labrador, Immunoassays & BioMol Product Manager de bioMérieux, en el Día Mundial de la Tuberculosis. En la actualidad, un 6% de la población española podría tener una tuberculosis latente, que podría activarse en caso de que la persona requiriera tratamiento inmunosupresor para cualquier otra enfermedad. Precisamente esta compañía ultima el lanzamiento en España de una nueva prueba IGRA para su diagnóstico.
¿Cuál es la incidencia de la tuberculosis en España?
La incidencia de la tuberculosis en España es significativamente baja y está disminuyendo de forma progresiva en los últimos años. Actualmente tenemos una incidencia de unos 10 casos por cada 100.000 habitantes de la forma activa de la tuberculosis y no llega a haber una muerte por cada 100.000 habitantes. Lo que hace importante a esta enfermedad es su forma latente. El bacilo de Koch se encuentra acantonado en nuestro sistema esperando a una bajada de defensas.
Esta bajada de defensas se puede producir con tratamientos inmunosupresores para cáncer, trasplantes u otro tipo de enfermedades. Se abre una oportunidad así para que la tuberculosis se desarrolle. En 2019, la OMS emitió un comunicado en el que advertía que en España podría haber 15 millones de personas con esta enfermedad latente. Creo que estos son datos muy elevados y no se ajustan a la realidad. Otros estudios prevén un 6% de la población. Es decir, unos tres millones de habitantes con una tuberculosis latente.
La tuberculosis actualmente es una enfermedad latente con una incidencia de unos 10 casos por cada 100.000 habitantes
¿Por qué es importante la tuberculosis latente? Es el reservorio de tuberculosis para desarrollar la enfermedad activa. Se calcula que entre un 10% y un 15% de todos los pacientes con una tuberculosis latente acabarán por desarrollar la forma activa en algún momento de su vida.
¿Hasta qué punto resulta necesario comprobar si existe la enfermedad latente en todos aquellos pacientes que van a recibir un tratamiento inmunosupresor? ¿Sería este el principal reto de los profesionales en el diagnóstico de la patología?
El reto principal, si queremos acabar en 2030 con la tuberculosis, consiste en atacar este reservorio de pacientes. Tenemos dos opciones. O se realiza un screening masivo a toda la población, o por costes y protocolos se sigue haciendo como hasta ahora. Se está buscando de forma sistemática la tuberculosis latente en dos tipos de población. Por un lado, en personas con un alto riesgo de desarrollar la enfermedad, como los pacientes que reciben tratamientos inmunosupresores. Y, por otro lado, los colectivos que por probabilidad se encuentren más expuestos a la forma activa de la enfermedad, como el personal sanitario, personas privadas de libertad, personas sin hogar o con drogodependencias. En ambos casos existen estrategias orientadas a buscar la forma latente de la enfermedad.
Los colectivos más expuestos a la forma activa de la enfermedad son el personal sanitario, personas privadas de libertad, personas sin hogar o con drogodependencias
¿Qué trabas existen para la detección de la tuberculosis latente?
En la actualidad para la detección de la tuberculosis latente se están llevando a cabo dos tipos de pruebas. La primera es la prueba de la tuberculina y la segunda, las pruebas IGRA, que son test de la liberación del interferón gamma. Nosotros estamos orientados a estas segundas.
La primera es muy económica pero resulta muy subjetiva porque es el profesional el que la tiene que medir. Además, depende de la dosis, de la persona y se requieren diferentes visitas al médico. Presenta una serie de dificultades en las personas que están vacunadas. En España se dejó de vacunar y no existiría este problema a priori. Pero también es cierto que la población latinoamericana que vive en España está mayormente vacunada.
La principal ventaja que presentan las pruebas IGRA son la objetividad de los resultados
La principal ventaja que presentan las pruebas IGRA son la objetividad de los resultados. Permite discriminar a las personas que han estado vacunadas de las que no y sin necesidad de una visita recurrente a la consulta. Pero también cuentan con inconvenientes. El primero es de precio y el segundo logístico. Este tipo de pruebas requiere una extracción con cuatro tubos, que no son los clásicos de los centros hospitalarios y además con un coste alto. Por otra parte, resulta complicado hacer llegar a estos tubos a los centros de atención primaria, con lo cual estos pacientes deben ir al especialista para realizarse esta prueba, que a priori no tiene mucha complicación.
¿Qué ventajas puede aportar bioMeriéux a este proceso?
Nosotros hemos desarrollado una prueba IGRA donde esta dificultad de cuatro tubos específicos desaparece. Vamos a trabajar con el tubo de sangre que utilizan todos los ambulatorios. Es decir, se democratiza esta prueba. Simplificamos el proceso y lo acercamos a la ciudadanía.
Pero más allá de atención primaria pretendemos que pueda hacerse también en cualquier hospital. Actualmente estas pruebas requieren unas instalaciones complejas y unos volúmenes significativamente altos. Nosotros aportamos un proceso en el que estas limitaciones desaparecen. Hasta el hospital comarcal más pequeño puede hacer esta prueba.
Desde bioMérieux trabajamos hemos desarrollado una prueba IGRA que no requiere instalaciones complejas o volúmenes significativamente altos
¿Qué importancia tiene un diagnóstico precoz?
No estamos aportando una disminución de tiempo al proceso. Las pruebas actuales también te permiten tener el resultado en 17 horas. No obstante, la tecnología actual requiere un acúmulo de muestras muy grande. Con lo cual es muy factible que muchas veces el hospital solo pueda hacer estas pruebas una vez a la semana. Nosotros brindamos la posibilidad de que la prueba se pueda hacer una por una, en cualquier momento y en cualquier hospital.
“Brindamos la posibilidad de que la prueba se pueda hacer una por una, en cualquier momento y en cualquier hospital”
Actualmente, no todos los hospitales pueden hacer estas pruebas. Desde que un centro realiza la prueba y la envía a su hospital de referencia, que puede tener muestras acumuladas. El tiempo pasa y es muy frecuente que estas pruebas tarden entre siete y 10 días. Puede ser que el hospital lo tenga que enviar a un laboratorio externo. Por ejemplo, Asturias solo tiene un hospital que puede realizar esta prueba, pero hay otros ocho centros hospitalarios más.
¿Cuándo podría estar disponible este test en España?
La prueba ya está disponible en Francia en un lanzamiento piloto y está funcionando muy bien. Estamos trabajando para que la prueba se autorice en España y Portugal el 1 de junio.
La prueba ya está disponible en Francia en un lanzamiento piloto y está funcionando muy bien
En los países occidentales la estrategia para acabar con la tuberculosis es detectar la forma latente. El tratamiento además de la forma latente resulta más barato que tratar la forma activa. Resulta más económico. Si en los países occidentales y en España queremos acabar con la tuberculosis y cumplir con los objetivos de 2030, el sistema sanitario debe facilitar que estas pruebas se puedan llevar a cabo. ¿Cómo? Permitiendo que todos los hospitales puedan realizarlas y no solamente los centros de referencia.