..Dr. Juan Carlos Rueda. Doctor en Medicina y Especialista en Medicina del Trabajo. Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT).
La pandemia que nos golpea desde hace más de un año y que amenaza con una cuarta ola en España, no nos puede hacer olvidar el resto de problemas de salud que padecen nuestros trabajadores. Tenemos que seguir trabajando, a veces sin fuerzas ni tiempo, en continuar promocionando la salud y corriendo y enderezando hábitos poco sanos. Entre ellos, la obesidad sabemos que es el principal factor de riesgo evitable para nuestra salud. Podemos hablar de otros que se interrelacionan, como son el sedentarismo, la nutrición y tabaquismo. Pero de ellos, la obesidad sabemos que la padecen más del 20% de nuestros españoles, y si añadimos la población con sobrepeso estamos en más del 54% de toda la población, según la encuesta nacional de salud española. Si a estos datos le sumamos que, durante la pandemia y el confinamiento, el 44%, de los españoles han aumentado su peso según la Sociedad Española del Estudio de la Obesidad, la cosa se va complicando.
No es casualidad que durante el año 2020 se hayan duplicado los fallecimientos por infarto de miocardio según la Sociedad Española de Cardiología y que cuando miramos las fatídicas cifras de muertos provocados por el COVID19, contabilizadas por exceso de mortalidad en más 100.000 desde el inicio de la pandemia, se quedan lejos cuando se identifican 3-4 veces más fallecimientos relacionados con enfermedad cardiovascular durante el año pasado.
Cuando entendemos los mecanismos inflamatorios implicados en la obesidad, y somos capaces de transmitir a nuestros pacientes que es mucho más que exceso de grasa, la toma de consciencia del problema es diferente, y las posibilidades de revertirlo aumentan
Con este escenario, no es necesario insistir en la importancia de la participación de los especialistas en medicina del trabajo para mejorar la salud de nuestros trabajadores cuando les afecta la obesidad. Y también hablamos de toda la patología que acompaña al acúmulo de grasa, como es la patología cardiovascular, osteoarticular y la diabetes, que se comporta como la pandemia no infecciosa del siglo XXI, y que abordamos con mayor frecuencia cada día en nuestras consultas de medicina del trabajo. En mi experiencia personal, el crecimiento del diagnóstico de diabetes tipo 2 en nuestros trabajadores, nos lleva al abordaje integral de estos pacientes-trabajadores. En esto se centran las actuaciones modernas y la aproximación de estos pacientes, contando con intervenciones que fomentan los hábitos saludables de forma preventiva, enseñar pautas de alimentación equilibrada y sostenibles junto con actividad física adaptada a cada paciente, así como otras intervenciones farmacológicas cuando son necesarias. En este sentido, centrar nuestros esfuerzos en promover la visión de la obesidad como un complejo mecanismo neuroendocrino-metabólico e inflamatorio, es la clave para que todos podamos entender la importancia de reducir la grasa corporal en todos los niveles y en todos los pacientes.
Cuando entendemos los mecanismos inflamatorios implicados en la obesidad, y somos capaces de transmitir a nuestros pacientes que es mucho más que exceso de grasa, la toma de consciencia del problema es diferente, y las posibilidades de revertirlo aumentan. Si tenemos en cuenta que los procesos inflamatorios están íntimamente relacionados con los procesos de estrés oxidativos celulares, es desde ahí desde donde tenemos que combatir la inflamación crónica. Cuando en consulta hacemos la prescripción de ejercicio o de restringir la cantidad de alimentos en nuestras comidas, estamos combatiendo el estado proinflamatorio de nuestro organismo, que sabemos hoy que provoca disfunción metabólica del tejido adiposo, que se traduce de forma resumida en aumento de la resistencia insulínica e infiltración de este tejido graso en otros tejidos, como son la médula ósea, otros órganos e incluso el músculo, lo que conocemos como obesidad sarcopénica.
Cuando tenemos esta perspectiva del problema tan importante de salud que asola a nuestra población, se nos descubren las herramientas para trabajar de una forma eficaz desde la medicina del trabajo
Y en este punto es donde confluyen estos mecanismos inflamatorios del entorno del tejido adiposo con la aceleración del envejecimiento. Esta fusión de mecanismos es lo que conocemos como adipagin, motivado por el acúmulo de grasa central abdominal al ir sumando años, desencadenando la resistencia a la insulina, diabetes, enfermedad cardiovascular y aumento del riesgo de cáncer.
Fuente: Pérez LM et al. ‘Adipaging’ ageing and obesity share biological hallmarks related to a dysfunctional adipose tissue. J Physiol 594.12 (2016) pp 3187–3207
Cuando tenemos esta perspectiva del problema tan importante de salud que asola a nuestra población, se nos descubren las herramientas para trabajar de una forma eficaz desde la medicina del trabajo. Valorar los beneficios de estas intervenciones y su sostenibilidad a largo plazo, son criterios fundamentales, además de hacer siempre un abordaje integral, pero no teórico, si no llevado a nuestra consulta cada día. Contar con otros profesionales de nuestra área de salud, con el apoyo de enfermería para seguimiento de estos trabajadores, junto con la implicación de profesionales de la nutrición y de la actividad física, son elementos clave. Los puntos en los que se fundamenta nuestra intervención preventiva y de promoción de salud en nuestros trabajadores se basan en:
- Cambios en el estilo de vida, para conseguir una alimentación sostenible y con reducción de la cantidad de calorías diarias, sin malnutrición, es lo que denominamos restricción calórica.
- Reducir el consumo de azúcares refinados y alimentos procesados.
- Cuidar nuestra microbiota y generar conciencia de alimentos saludables.
- Aumentar la actividad física, que es de las medidas más importantes y con mejores resultados para reducir la obesidad y aumentar la longevidad.
Estos deben ser los principios para aproximarnos a un tema tan complejo y apasionante, como es mejorar la calidad de vida y la longevidad de nuestros trabajadores y de nosotros mismos, como profesionales de la salud.
Fuente: López-Otín et al. Metabolic Control of Longevity. Cell 166, August 11, 2016