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Muchos pacientes celiacos presentan formas latentes asintomáticas que dificultan el diagnóstico de celiaquía. De hecho, en España, solo entre el 20% y el 25% de los pacientes están diagnosticados con celiaquía, según datos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Se trata de una enfermedad que no presenta síntomas claros o que en muchas ocasiones la sintomatología digestiva y extradigestiva que produce es común y similar a la que padecen los sensibles e intolerantes al gluten.
“Los síntomas clásicos son pérdida de peso, cefaleas, náuseas, vómitos, diarreas y dolor abdominal, así como anemia y retraso del crecimiento en niños”, indica el Dr. Ignacio Secades, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Vithas Madrid Arturo Soria. Asimismo, explica que otros síntomas menos específicos son la falta de apetito, cansancio, dolores musculares y articulares y depresión o irritabilidad. Además, al ser la celiaquía una enfermedad autoinmune, puede relacionarse con otras patologías autoinmunes como la diabetes mellitus tipo 1, el vitíligo, la artritis reumatoide o incluso intolerancia a lactosa y fructosa.
Dr. Secades: “El diagnóstico de la celiaquía lo realizamos de forma conjunta, por un lado, mediante la sospecha clínica, y por otro, realizando estudios genéticos y análisis de sangre”
Por ello, para su diagnóstico es fundamental realizar pruebas y estudios, además de hacer caso a los síntomas. En este sentido, sobre todo en época de vacaciones donde son más habituales las salidas a comer, a cenar y los viajes. “El diagnóstico de la celiaquía lo realizamos de forma conjunta, por un lado, mediante la sospecha clínica, y por otro, realizando estudios genéticos y análisis de sangre para detectar anticuerpos característicos. También son importantes los estudios genéticos y la biopsia de duodeno/ yeyuno que se realiza mediante endoscopia”, añade el Dr. Secades.
Por último, para tratar esta enfermedad se debe llevar a cabo una dieta sin gluten de por vida evitando alimentos que contengan trigo, cebada y centeno y avena. Estos pueden sustituirse por arroz, maíz, patata y soja, que ayuda a recuperar la mucosa intestinal en poco tiempo. En cuanto a los precocinados, el Dr. Secades recomienda evitarlos ya que el gluten se utiliza con frecuencia como conservante. “Los pacientes deben seguir recomendaciones nutricionales claras y deben tener exquisito cuidado en bares y restaurantes. Así como en la vigilancia del etiquetado de alimentos”, concluye.