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La salud mental tanto de la sociedad como de los profesionales sanitarios se ha visto gravemente afectada por la pandemia. El tema del suicidio de los profesionales sanitarios se ha convertido en tabú. El Consejo General de Enfermería, a través de su Instituto Superior de Formación Sanitaria (Isfos) y con el patrocinio de AMA ha organizado un webinar gratuito sobre la cuestión.
Pilar Fernández es directora de Isfos y vicepresidenta del Consejo. Ha asegurado que “queremos contribuir a desestigmatizar la enfermedad mental a través de los profesionales y buscar soluciones para ayudar tanto a los pacientes como a sus familias. Desde que comenzara la pandemia, hemos visto cómo en muchas personas que ya presentaban un problema de este tipo este se agravaba, pero además, son muchos también quienes por primera vez han experimentado los síntomas de la ansiedad, del estrés, la depresión… entre ellos, nuestros propios profesionales, que han tenido que enfrentarse a una lucha sin precedentes. Por ello, hoy hemos contado con expertos en la materia para, de un lado, dar a nuestras enfermeras las herramientas necesarias para detectar precozmente a aquellos pacientes que estén atravesando por algún tipo de problema de salud mental y, de otro, que si ellas mismas están sufriendo estos síntomas sean capaces de reconocerlo y acudir a un profesional para tratarlo lo antes posible”.
El tema del suicidio de los profesionales sanitarios se ha convertido en tabú que el Consejo General de Enfermería ha afrontado
Impacto de la pandemia
La Dra. Inés López-Ibor es médico especialista en Psiquiatría y catedrática del departamento de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología de la Universidad Complutense de Madrid. López-Ibor se ha referido al impacto de la pandemia en la salud mental. “Llevamos meses viendo cómo los problemas de salud mental están aumentando entre la población, especialmente los trastornos de ansiedad y depresión, que lo han hecho en un 30%. En quienes ya presentaban síntomas, estos se han visto agravados, y al mismo tiempo nos hemos encontrado con un número de creciente de personas en los que han aparecido por primera vez. Hablamos especialmente de tres grupos: los adolescentes y los mayores, posiblemente por los cambios que han experimentado en su estilo de vida y el aislamiento al que se han visto sometidos, y los profesionales sanitarios, debido a la sobrecarga asistencial y a las condiciones en las que han tenido que trabajar”.
Suicidio
Esto ha supuesto también un incremento en el número de suicidios e intentos autolíticos desde 2020. En este sentido, López-Ibor ha subrayado cómo “tradicionalmente, pensábamos que había un perfil de riesgo para cometer suicidio: aquellos más vulnerables, varones de mediana edad, personas que vivieran solas, que tuvieran trastornos psiquiátricos previos… pero ahora hemos visto que hay un grupo en el que ha aumentado mucho que es el de los adolescentes y adultos jóvenes. Afortunadamente, muchos no son suicidios consumados pero sí intentos y creemos que es consecuencia directa de la pandemia”.
Para Inés López-Ibor ha habido un incremento en el número de suicidios e intentos autolíticos desde 2020
Suicidio y sanitarios
Otro grupo en el que se ha visto un incremento de problemas de salud mental e intentos de suicidio es el de los propios profesionales sanitarios. Ana Isabel Gutiérrez Salegui es psicóloga general sanitaria y psicóloga forense de la Asociación Clara Campoamor y patrona de Psicólogos Sin Fronteras. Para Gutiérrez Salegui, el suicidio puede afectar a los profesionales sanitarios desde una doble vertiente. Por un lado, “está el miedo al suicidio de uno de nuestros pacientes y el impacto que esto pueda tener en nosotros. Algo sobre lo que hay muy pocos estudios, pero los que hay hablan, sin duda, de un gran impacto”. Por otro, está lo que denomina como “el tabú de los tabúes”, referido al suicidio de los propios sanitarios. “Aunque es cierto que durante la pandemia hemos escuchado sobre esta casuística en Italia y algún caso esporádico en España, esto no es algo nuevo. Lamentablemente, las sanitarias son de las profesiones que tienen mayores tasas de suicidio. Hay factores individuales y laborales que son muy importantes de cara a prevenirlo. Es una realidad tremendamente oculta de la que nadie habla y que es hora de poner sobre la mesa”, advierte Gutiérrez Salegui.
Ana Isabel Gutiérrez Salegui recuerda que el profesional sanitario el suicidio puede afectarle también por el miedo al suicidio de un paciente
Para ella, se hace necesario desarrollar una estrategia que permita prevenir el suicidio de los profesionales. En primer lugar, aboga por la sensibilización y la información: “si un sanitario tiene ideas suicidas, debe saber que no es algo excepcional sino que le sucede también a otros compañeros. Ese es el primer paso para pedir ayuda”. En ese segundo nivel, el de la ayuda, reconoce que “ante una salud mental colapsada” urge poner en marcha una estrategia de atención específica que facilite la atención de los sanitarios y, en su caso, atienda también la alerta de aquellos que sospechen que un compañero pueda estar teniendo problemas y necesite ayuda. Gutiérrez Salegui insiste también en la necesidad de “despojarnos del mito de que necesitar ayuda menoscaba nuestro rol profesional porque por encima de todos somos personas”.
Urge poner en marcha una estrategia de atención específica que facilite la atención al suicidio de los sanitarios
Enfermería: modelo de recuperación
Las enfermeras pueden hacer mucho para ayudar en la detección precoz de esos primeros síntomas relacionados con los problemas de salud mental. Se trata de falta de sueño, irritabilidad, ansiedad, problemas de concentración… Así lo ha apuntado López-Ibor, “las enfermeras son muchas veces la primera puerta a la que llama el paciente y basta un sencillo cuestionario para sospechar que algo esta pasando”.
María del Mar Martín es enfermera especialista en Salud Mental y presidenta del Colegio de Enfermería de Almería. Para ella, “es un campo muy estimulante para las enfermeras que nos obliga a reflexionar sobre nuestra forma de trabajar”. En él, la humanización y la empatía son los ejes sobre los que se fundamenta la intervención. “Con este enfoque buscamos involucrar a las personas con una enfermedad mental en la toma de decisiones en lo que respecta a la terapia, la medicación y la hospitalización, al tiempo que se fomenta el autocuidado”, ha explicado.