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Las próximas dos décadas van a ser clave para el desarrollo de tecnologías, en el área de la neurocencia, que permitan manipular el cerebro. Así lo considera el neurocientífico Rafael Yuste, miembro de la Universidad de Columbia (Nueva York), al pronosticar que en un plazo de 10 o 20 años, “como mucho”, existirán tecnologías capaces de adentrarse en el cerebro humano; con la posibilidad, entre otras, de combatir las enfermedades.
Yuste participó recientemente en el debate online sobre Los neuroderechos, organizado la Fundación Ramón Areces. Durante el encuentro, el neurocientñífico aseguró que “en los laboratorios ya hemos sido capaces de alterar el comportamiento de animales. Por lo que esas posibilidades se explorarán en humanos para combatir un sinfín de enfermedades y es posible registras nuestra actividad y también manipularla”.
Ramón Yuste: “El objetivo de estas investigaciones hacia tecnologías que permitan adentrarse en el cerebro humano es la búsqueda de tratamientos a enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson”
Para el principal impulsor del proyecto Brain, en el que el Gobierno de EE.UU. ha invertido 6.000 millones de dólares, “el objetivo principal de estas investigaciones hacia tecnologías que permitan adentrarse en el cerebro humano es la búsqueda de soluciones y tratamientos a enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, la depresión, la epilepsia, la esquizofrenia, etc.”. De hecho, detalló que esas tecnologías podrían permitir “registrar la actividad cerebral de una persona sana y descifrarla o cambiarla y alterar esa mente”.
Aunque todavía faltan herramientas ópticas, acústicas, químicas y magnéticas, entre otras, “poco a poco estamos desarrollando estas tecnologías para acceder a esos circuitos cerebrales y solucionar esos problemas”, añadió el experto. Estos avances también van a suponer un avance en cuanto al conocimiento de qué es el ser humano y por qué actúa cómo lo hace.
Yuste: “Si no afrontamos esto con cautela, se nos puede llevar por delante ya que puede cambiar la esencia del ser humano”
Sin embargo, Yuste matizó que todavía quedan algunos pasos por dar, como herramientas ópticas o acústicas, para lograr la finalidad del proyecto. Asimismo, advirtió de la necesidad de preparar las leyes para regular ese futuro escenario. “Si no afrontamos esto con cautela, se nos puede llevar por delante ya que puede cambiar la esencia del ser humano”, matizó.
Aprobación de nuevos derechos
En esa línea, Tomás de la Quadra-Salcedo, ex ministro de Justicia y participante en este debate, apeló a “reconocer, entre otros neuroderechos, el derecho a la propia personalidad y al libre albedrío. Y que nadie pueda interferir en éstas con ninguna máquina”.
Tomás de la Quadra-Salcedo: “¿Podrá decidir cada persona si quiere ser aumentada implantándole un chip para aumentar sus capacidades?”
Para de la Quadra-Salcedo hay un tiempo razonable para adaptar este derecho que debe comenzar en las instituciones transnacionales como la ONU. “¿Podemos perder libertad por el avance de las tecnologías? ¿Y hablar de una dependencia del hombre de las máquinas? ¿Podemos hablar de la obsolescencia del hombre? ¿Podrá decidir cada persona si quiere ser aumentada implantándole un chip para aumentar sus capacidades? ¿Vamos a tener dos especies humanas: una aumentada y otra sin aumentar? Hay muchos retos pendientes y todo esto nos exige la aprobación de nuevos derechos”, cuestionó.
Por último, la jurista y moderadora del debate María Emilia Casas, afirmó que las neurociencias “tienen una capacidad de invasión en la dignidad humana aún mayor que la digitalización”. Casas también avisó de que los límites deben llegar antes que la ciencia cumpla con el proyecto.
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