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La medicina de precisión que permite aplicar tratamientos de forma personalizada a los pacientes en patologías como el cáncer, se acerta a otras enfermedades, como la migraña, según el estudio que ha llevado a cabo el grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del Vall d´Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y que ha publicado la revista Cephalalgia.
Los investigadores han medido los niveles en saliva de la proteína CGRP, una sustancia que se libera durante un ataque de migraña
Sus investigadores han medido los niveles en saliva de una de las sustancias que se liberan durante un ataque de migrañas y que se relaciona con el dolor. Se trata del péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP, por sus siglas en inglés).
Esta proteína es una diana terapéutica habitualmente utilizada para el tratamiento de la migraña mediante fármacos que lo bloquean. Tras medir sus niveles en la saliva de personas que sufrían un ataque de migraña, han visto que en algunos casos aumenta el nivel de CGRP, pero en otros casos no.
Comprobaron que en algunos casos aumenta el nivel de CGRP pero en otros casos no
Este hallazgo permite una primera descripción de la migraña a nivel molecular. Entender las diferencias entre individuos puede ayudar a establecer una clasificación entre tipos de migraña y acerca hacia la medicina personalizada. Pese a ser una enfermedad muy prevalente y que afecta frecuentemente a mujeres, no existen biomarcadores para su diagnóstico o para predecir la eficacia del tratamiento.
En el estudio participaron 22 mujeres con migraña esporádica y 22 sin dolor de cabeza, de entre 18 y 65 años. De todas ellas se hizo seguimiento durante 30 días. El primer día, se tomaba una muestra de sangre y, durante el resto del mes, las participantes tenían que coger muestras de saliva cada mañana. En caso de sufrir un ataque de migraña, también tenían que coger muestra de saliva en tres momentos: al inicio del ataque, dos horas después y ocho horas después. En total, se pudieron estudiar 49 ataques de migraña.
Las diferencias permiten una primera descripción de la migraña a nivel molecular y puede ayudar a clasificar tipos de migraña para ir hacia la medicina de precisión
“Se han analizado en muestras de saliva, ya que su obtención no es invasiva y se puede conseguir de forma repetida fácilmente. Permite, por lo tanto, hacer una monitorización a lo largo del tiempo, a diferencia de, por ejemplo, una muestra de sangre”, explica la Dra. Patricia Pozo Rosich, jefa de Sección del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron y del grupo de investigación que ha hecho el estudio. Hasta ahora, era habitual medirla en sangre, pero, además de ser más difícil de obtener, los resultados eran poco conclusivos.
En primer lugar, se compararon los niveles de CGRP entre las mujeres control y las mujeres con migraña esporádica. En concreto, se tuvieron en cuenta las medidas de CGRP en días en que no tuvieran dolor de cabeza. Los resultados mostraron que, pese a haber grandes diferencias entre personas, de media, los niveles de la proteína eran casi el doble en las personas con migraña.
Estas diferencias no se observaban en plasma, lo cual refuerza el uso de la saliva para medir CGRP. Los autores del trabajo defienden que los niveles en saliva son una muestra de la activación del sistema trigeminovascular y de la inflamación local en la región de la cabeza. Parece, por lo tanto, que la medida en la saliva, cerca de la región donde se libera CGRP durante la migraña, sería más efectiva que en sangre.
Dra. Alpuente: “Nos da más información sobre los mecanismos moleculares de la migraña. Podría, por lo tanto, ser un biomarcador molecular para monitorizar la migraña”
Además, comprobaron que los niveles aumentan durante el ataque y vuelven a disminuir una vez ha pasado. “Es el primer estudio que muestra un cambio gradual de los niveles de CGRP durante el ataque”, apunta la Dra. Alicia Alpuente, una de las investigadoras del grupo, el trabajo forma parte de su tesis doctoral. “Nos da más información sobre los mecanismos moleculares de la migraña, que hasta ahora solo se diagnostica en base a criterios clínicos basados en síntomas. Podría, por lo tanto, ser un biomarcador molecular para monitorizar la migraña”, añade.
Pero estos cambios en los niveles de CGRP durante el ataque de migraña no se veían claramente en todos los ataques. Vieron que sucedía en el 79,6% de los ataques, los cuales se consideran dependientes de CGRP. En cambio, un 20,4% no dependían de CGRP. Comprobaron, así, que 13 de las 22 pacientes solo tenían ataques dependientes de CGRP, tres solo tenían ataques no dependientes de CGRP y seis de ellas presentaban ambos tipos de ataques.
Dra. Alpuente: “Si entendemos la fisiopatología de la migraña, en el futuro, podríamos ofrecer un tratamiento personalizado adecuado en función de las características de cada paciente”
Además, en función de si el ataque era dependiente o no de CGRP, acostumbraban a aparecer algunos síntomas asociados determinados. Además del dolor, en aquellos dependientes de CGRP había síntomas más clásicos de la migraña, como la fotofobia y fonofobia. Aquellos no dependientes de CGRP, en cambio, se asociaban más a síntomas como el mareo.
“Este estudio permite comenzar a describir la migraña a nivel molecular y entender las diferencias entre individuos, lo cual puede ayudar a establecer una clasificación basada en la biología molecular y nos acerca hacia un futuro de medicina de precisión. Si entendemos la fisiopatología de la migraña, en el futuro, podríamos ofrecer un tratamiento personalizado adecuado en función de las características de cada paciente”, concluye la Dra. Alpuente.