..Gema Maldonado.
Si las personas adultas con Covid persistente se enfrentan en muchas ocasiones a la incomprensión y a la falta de diagnóstico, los niños que continúan teniendo síntomas vinculados a la enfermedad meses después de pasarla, pueden acusar esa incomprensión aún más. Así lo ha puesto de manifiesto la Dra. Tania García Abreu, especialista en anestesiología y reanimación y coordinadora del grupo de trabajo de dolor infantil de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (Semdor), que ha celebrado su segundo congreso internacional en Madrid entre el 19 y el 21 de mayo.
A los síntomas físicos y emocionales que sufren los niños con Covid persistente, se une “la falta de comprensión, de investigación y de apoyo”
“Hay familias disfuncionales donde los padres niegan el Covid persistente y creen que es una excusa para no ir al cole”, ha señalado durante su ponencia en el congreso, titulada Dolor crónico infantil ¿por el mar corren las liebres?. La especialista ha destacado los síntomas físicos y emocionales que sufren los niños con Covid persistente, a los que se une “la falta de comprensión, de investigación y de apoyo”.
Para la especialista es importante distinguir los casos en que los niños sufren los efectos del long Covid de aquellos otros que sufren las consecuencias de la pandemia. “Muchos de los niños con Covid persistente se sienten tristes y con ansiedad”, situaciones que suelen venir provocadas por el malestar físico provocados por los síntomas que experimentan. En cambio, otros niños tienen problemas similares de depresión, tristeza y ansiedad tras el confinamiento, la imposibilidad de relacionarse con sus iguales o por los problemas económicos generados por la pandemia en las familias, entre otras consecuencias de la crisis sanitaria.
Hasta el pasado mes de febrero, los médicos e investigadores no contaban con una definición de Covid persistente en niños
Hasta el pasado mes de febrero, los médicos e investigadores no contaban con una definición de Covid persistente en niños, lo que dificultaba la labor de los clínicos en el diagnóstico y de los investigadores para poder estudiar de manera homogénea cohortes de menores afectados por esta nueva patología. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay long Covid en aquellos niños y adolescentes con infección confirmada por SARS-CoV-2 que tengan al menos un síntoma físico que persiste durante un mínimo de 12 semanas después del test, y que no se puede explicar con un diagnóstico alternativo. Además, estos síntomas tienen un impacto en la vida diaria de los niños.
Cansancio, niebla mental y falta de actividad suelen ser síntomas habituales, sobre todo en niños más mayores y adolescentes. En niños más pequeños es más frecuente el dolor abdominal y la fiebre. Hasta ahora, ningún estudio ha podido establecer la auténtica prevalencia del long Covid persistente en niños. “Se requiere mayor conocimiento de la enfermedad, hay que reconocer el fenotipo y la patogénesis del Covid persistente, analizar el impacto de las variantes en el Covid persistente y hacer un estudio del impacto de la pandemia en los niños”, afirmó la ponente.
“Es necesario hacer una valoración completa de los niños con Covid persistente y abordar los diferentes campos de su vida diaria”
¿Qué se puede hacer por estos niños?
La Dra. García Abreu cree que es necesario “hacer una valoración completa” de los niños que llegan a la consulta con estos síntomas. “Hay que abordar los diferentes campos de su vida diaria”, ha explicado, contando con psicólogos, fisioterapeutas, nutricionistas, “y hay que educar a los padres“. En este sentido, el Grupo Dolor.in, una asociación multidisciplinar para divulgar y tratar el dolor infantil, ha editado pósteres informativos para las familias, explicando de forma sencilla lo que están viviendo sus niños.
“Los niños con Covid permanente son como pequeñas tortugas, tienen un ritmo diferente, cuando hacen ejercicio sienten más dolor y se sienten más cansados“, expuso la Dra. García Abreu, una de las fundadoras del Grupo Dolor.in. “Les enseñamos que tienen que hacer reservas de la energía de estos niños y cómo moverla a lo largo del día para que utilicen más, por ejemplo, a la hora de ir al cole”, añadió.