..Dr. Óscar Alonso Ezpeleta, presidente XLII Congreso Nacional de Endodoncia de AEDE.
La concienciación social sobre la importancia de la salud bucodental provoca que la odontología esté registrando un aumento de su demanda, no solo para mejorar la salud oral de los pacientes, sino también para conseguir los propósitos estéticos que estos desean. Debido a ello, la odontología ha evolucionado de forma exponencial en los últimos años tanto técnica como clínicamente.
La que no sufre este auge es la figura del odontólogo per se, que, debido a la plétora profesional en la que está inmerso, ha visto devaluado su nivel adquisitivo e incluso su reconocimiento social y laboral. Para poder establecer un ejercicio laboral óptimo, la OMS recomienda una ratio de un dentista por cada 3.500 habitantes, mientras que en España nos situamos en uno por cada 1.190, casi un tercio de lo recomendado. Si a todo esto sumamos que el número anual de nuevos colegiados es casi tres veces mayor al de las jubilaciones o bajas colegiales y que en el Ministerio de Educación hay más de 3.000 solicitudes para la homologación de títulos extranjeros (casi dos veces el número de egresados que anualmente se gradúan en las diferentes universidades españolas), el futuro del odontólogo cada día que pasa se intuye más oscuro.
La OMS recomienda una ratio de un dentista por cada 3.500 habitantes, mientras que en España nos situamos en uno por cada 1.190, casi un tercio de lo recomendado
De esta situación se están aprovechando diferentes inversores y muchas de las empresas que ofrecen servicios de salud, centrando su área de negocio en la apertura de nuevas clínicas y centros dentales. Estas empresas e inversores “se frotan las manos” cuando observan que en sus mesas cada vez hay más currículums de profesionales dispuestos a trabajar en las condiciones que ellos deciden. Una realidad que les genera el poder de ofertar tratamientos dentales a precios “irrisorios” o incluso regalarlos, como ya está ocurriendo.
No es de extrañar entonces que en la actualidad existan ya muchos odontólogos que buscan salidas profesionales en otros ámbitos, como la docencia o la representación en empresas del sector odontológico. Con esto no quiero criticar que estas no sean “salidas laborales” dignas, pero sí que puedo constatar que no son las preferidas por dichos profesionales.
Me entristece observar que las instituciones gubernamentales (ministerios y consejerías) no están por la labor de resolver el problema
Pero lo que más me entristece es observar, desde mi despacho en la universidad o desde mi taburete profesional, que las instituciones gubernamentales (ministerios y consejerías) no están por la labor de resolver el problema. Podrían abordar y controlar el número de egresados o limitar las licencias de apertura de clínicas o centros dentales únicamente odontológicos, como ocurre en otras disciplinas sanitarias.
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