..Juan Pablo Ramírez.
La compañía farmecéutica Otsuka acaba de cumplir 100. En los últimos años, la multinacional de origen japonés se ha especializado en las áreas de psiquiatría y nefrología. En los próximos años, presntará también novedades que le permitirán afianzarse en el campo de la hematología. Su director general para España y Portugal, José Manuel Rigueiro, lamenta en una entervista con iSanidad el problema del acceso a la innovación en nuestro país.
¿Qué papel está jugando la filial española dentro de la compañía?
La filial española dentro de Europa es la más grande tanto por volumen de facturación como de ensayos, de proyectos y de equipo humano.
¿Qué va a significar la integración de Portugal dentro de la filial española?
Portugal es un territorio que hasta la fecha está gestionado mediante acuerdos con otras compañías. Nuestro objetivo es a partir de 2023, incorporarlo en nuestro equipo y expandir el negocio de España a Iberia, hacia Portugal. Lo cual, implica empezar a trabajar durante el año 2023-2024 para lanzar los primeros productos en nefrologías seguramente a finales del 2024.
¿En qué punto es clave Portugal para lanzar estos productos de nefrología?
Portugal supone aproximadamente un 15% del mercado español. Creemos que nuestra presencia es determinante para que los productos lleguen de manera más fácil a los pacientes.
“La pandemia ha sido un detonante para que la salud mental se ponga en el centro de la agenda política”
¿Cómo es la colaboración ahora mismo con los hospitales españoles para el desarrollo de ensayos clínicos?
Tenemos dos áreas de negocio fundamentales: psiquiatría y nefrología. A estas se suman los proyectos nuevos que vienen de oncohematología. En todas estas áreas, tenemos ensayos clínicos en fase III con hospitales. Tenemos más de 12 o 13 proyectos abiertos. En España siempre se ha colaborado bien con los hospitales, pero nuestro proyecto es mantener la colaboración e incrementarla en los centros sobre todo en el área del sistema nervioso central.
Sobre salud mental, se está hablando mucho ahora con la pandemia. Ya se estaba prestando atención antes del Covid-19, pero ¿cómo va a cambiar el abordaje de las enfermedades de salud mental?
La pandemia ha sido un detonante para que la salud mental se ponga en el centro de la agenda política de los gobiernos central y autonómicos. Los recursos que se destinan y el ratio de psiquiatras en España son menores que en otros países que en otros estados. Tampoco tenemos todos los fármacos autorizados como en otros países para tratar las enfermedades mentales. Creemos que es una buena oportunidad para hacerla visible, para eliminar el estigma y para desarrollar acuerdos de colaboración con el Gobierno, con las autoridades y con universidades para que esto sea más efectivo.
“El primer problema es que el paciente tarda más en tener acceso al medicamento”
Nosotros lo vemos cada día. La salud mental durante la pandemia ha tenido un auge impresionante en el área de la depresión. En las enfermedades más severas, quizás no tanto, porque la esquizofrenia o los trastornos bipolares no son tan dependientes de estas circunstancias. Pero sí ha habido un problema muy serio con los pacientes que no iban a los hospitales o los centros de salud mental a hacer sus revisiones. Esto después de la pandemia ha explotado en términos clínicos para los profesionales.
El Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley de equidad ¿Cómo se ve desde una compañía el problema de la equidad en el acceso a los medicamentos?
El tema del acceso y de los plazos es con mucha diferencia el mayor problema que tenemos todas las compañías farmacéuticas. Esta demora se cuenta, a veces, por años. Supone una serie de problemas. En primer lugar, el paciente tarda más en tener acceso al medicamento; segundo, la patente corre cuando no hay ninguna posibilidad de comercializar; en tercer lugar, es muy difícil justificar y solicitar inversiones a nuestras matrices cuando el retorno es bajo.
La equidad va ligada a esto. Aunque el fármaco se autorice, las diferentes regiones de España tienen sus propios criterios. Eso nos complica doblemente, sobre todo a los pacientes. El código postal en España es determinante para saber con qué medicamentos se les puede tratar y con qué medicamentos no. La primera barrera es la europea; la segunda, la española; la tercera, la autonómica, y la cuarta, la hospitalaria. Es decir, no es un sistema extremadamente justo o ecuánime a la hora de facilitar el acceso de los fármacos a los pacientes.
“Es muy difícil justificar y solicitar inversiones a nuestras matrices cuando el retorno es bajo”
Volvemos a la estructura o la organización de la compañía, tienen acuerdos con empresas del sector ¿Va a ser cada vez más común esta forma de trabajar en la industria farmacéutica?
Yo creo que de alguna manera es algo que sucede en todas las compañías. Otuska un holding de 175 compañías diferentes. Aunque pertenezcan al mismo grupo, no necesariamente están integradas en la estructura comercial de España. Tenemos acuerdos con muchas compañías no solo a nivel de comercialización sino nivel de desarrollo. Es algo que pasa y continuará pasando, porque las compañías cada vez son más grandes y seguramente pierdan el foco en temas concretos de I+D. Hay pequeñas compañías de biotecnología en todo el mundo expertas en nichos terapéuticos. Nosotros podemos contribuir a que sean más eficaces, a ayudar en el desarrollo clínico o en la comercialización.
¿Cuáles van a ser los próximos lanzamientos de la compañía?
Para 2023 nuestro primer lanzamiento, que será a finales de año, es un producto para la nefritis lúpica. Este fármaco surge precisamente del acuerdo con una compañía canadiense . Para el año 2024 tenemos el lanzamiento de nuestro medicamento para la esquizofrenia de manera bimensual. Y para 2025 dispondremos seguramente el área de oncohematología. Sin perder la esencia del negocio, que es el área de esquizofrenia y trastornos bipolares, abordaremos con seguridad nuevos productos en diferentes áreas terapéuticas.
