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Entre la población adulta, la arritmia más frecuente es la fibrilación auricular. Habitualmente, se aborda con tratamiento anticoagulante para prevenir que se formen trombos. La mayoría de estos, por encima del 90%, se forman en una cavidad de la aurícula izquierda del corazón llamada orejuela y pueden acabar en zonas como el cerebro (ictus), las manos, miembros inferiores, o cualquier otra zona del cuerpo causando embolias. Así lo explica el Dr. Manuel Vargas Torres, del servicio de Cardiología Intervencionista del Hospital Universitario Hospiten Rambla.
El tratamiento anticoagulante puede provocar, en algunos pacientes, sangrados preocupantes como los digestivos o las hemorragias intracraneales. Por ello, asegura el especialista, es recomendable realizar, en estos casos, una intervención para ocluir/excluir la orejuela izquierda, impidiendo la formación de trombos en ella, pudiendo suspender así el tratamiento anticoagulante y eliminar el riesgo de éstos para el paciente.
Desde Hospiten han llevado a cabo cinco intervenciones con resultados óptimos en todos los pacientes
Esta técnica sitúa al Hospital Universitario Hospiten Rambla a la vanguardia, dado que es el primer y único centro privado de Canarias en realizar este tipo de intervención. Hasta la fecha, se han llevado a cabo cinco intervenciones con resultados óptimos para todos los pacientes intervenidos.
En este sentido, el Dr. Vargas afirma que esta intervención “erradica la génesis de los trombos en la orejuela, disminuyendo el riesgo de embolias en los pacientes en los que no se puede utilizar medicación anticoagulante”. Además, el especialista apunta que se realiza por vía venosa y no por vía arterial, “aumentando las garantías de seguridad del paciente”.
Se trata de un procedimiento sencillo. El paciente “no nota nada” durante la intervención, según el Dr. Vargas
El procedimiento consiste en realizar una punción transeptal con una pequeña aguja para llegar a la orejuela izquierda, donde se incluye un pequeño dispositivo que ocluye la cavidad, reduciendo de forma notable el riesgo de trombos en esa zona. El especialista asevera que es un procedimiento sencillo, y que la parte crítica es la de “pasar el tabique que separa ambas aurículas”.
“El paciente no nota nada. Lo que sí notará es el beneficio de no tener ningún evento hemorrágico y reducir sus probabilidades de sufrir embolias, ictus o cualquier problema cardiovascular relacionado con la génesis de trombos en esa zona”, concluye el Dr. Vargas.
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