..Cristina Cebrián.
La insuficiencia cardiaca (IC) es una patología muy frecuente y con una elevada mortalidad y morbilidad entre los pacientes. Además, el número de ingresos hospitalarios por IC sigue aumentando, con el impacto negativo que conlleva para el paciente y para el sistema sanitario. Por ello, el Dr. Alejandro Recio, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca Especializada y la Unidad Multidisciplinar de Hipertensión Pulmonar del Hospital Virgen Macarena de Sevilla y presidente electo de la Asociación de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), explica a iSanidad la necesidad de “revolucionar” el proceso asistencial de esta patología cardiaca.
El hospital, con la colaboración de la compañía Novartis, está trabajando para mejorar la capacidad de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca. Utilizando la metodología LEAN se busca una mejora del proceso asistencial en cuanto a la gestión de las agendas, la optimización de los circuitos y espacios y la mejora en los tiempos de atención en la consulta. En este sentido, el cardiólogo insiste en establecer una asistencia global y continua del proceso entre atención primaria y las unidades de día de IC en los hospitales. Así, podrán detectarse las descompensaciones de los pacientes para evitar nuevos ingresos.
La mortalidad anual de los pacientes con insuficiencia cardiaca durante el primer año desde el diagnóstico es aproximadamente del 20% y a los cinco años llega a situarse en torno al 50%
La insuficiencia cardiaca es una de las enfermedades crónicas más frecuentes, ¿qué necesidades no cubiertas considera que deberían abordarse en torno a estos pacientes?
Estamos ante una enfermedad muy frecuente y con una elevada mortalidad. De hecho, la mortalidad en el primer año tras el diagnóstico es aproximadamente del 20% y a los cinco años llega a situarse en torno al 50%. Es decir, en la actualidad, hablamos de una mortalidad superponible, e incluso, superior a la de muchos cánceres.
Por tanto, una de las principales necesidades que debemos abordar es conseguir identificar de forma precoz la enfermedad, porque conocemos el impacto beneficioso en la morbimortalidad que tiene el tratamiento en los estadios iniciales de la IC. Pero igualmente importante es establecer medidas destinadas a reducir los ingresos hospitalarios, lo cual incidirá en la mejora de la calidad de vida de los pacientes, así como un enorme impacto en los sistemas de salud por la reducción del coste asociado de la enfermedad.
Deben establecerse medidas para reducir los ingresos hospitalarios que también ayudarán a mejorar la calidad de vida de los pacientes
Para conseguir un diagnóstico precoz es necesaria una buena relación entre atención primaria (AP) y atención especializada. En este sentido, es fundamental la implementación generalizada de los péptidos natriuréticos en AP, herramienta que facilita el despistaje de la IC de forma rápida y fiable. Una vez que se establece el diagnóstico de presunción, podrá realizarse de forma precoz una técnica de imagen, como es la ecocardiografía, que nos dará el diagnóstico definitivo de la IC.
Por otro lado, el número de ingresos por IC no deja de crecer. Con todo el conocimiento que tenemos, creo indispensable realizar una revolución en el proceso asistencial de la IC. Hasta ahora, como ocurre en la mayoría de los procesos crónicos, la asistencia está centrada en el ámbito hospitalario. Claramente debemos reorientar las medidas para mantener al paciente fuera del ámbito hospitalario, evitando los reingresos y el impacto negativo que tiene sobre ellos.
La IC es la principal causa de hospitalización en pacientes de más de 65 años y de reingresos hospitalarios no programados, ¿cree que la asistencia a estos pacientes es suficiente o el sistema sanitario debería plantearse un abordaje integral con mayores recursos?
Claramente no es suficiente. Desde las sociedades científicas y, en concreto, desde la Asociación de Insuficiencia Cardiaca de la SEC abogamos por una asistencia global y continua del proceso, centrando el manejo entre AP y las unidades de día de IC, bien de cardiología o de medicina interna. El objetivo es detectar de manera rápida y efectiva las descompensaciones de los pacientes para poder actuar y evitar el ingreso hospitalario. Por supuesto, es importante disponer de mayores recursos para implementar esta medida, pero también es igual de importante reorientar los recursos disponibles para optimizar los mismos y aumentar su eficiencia.
Desde la Asociación de Insuficiencia Cardiaca de la SEC abogamos por una asistencia global y continua del proceso, centrando el manejo entre AP y las unidades de día de IC
¿Qué comorbilidades presenta esta patología y cómo afectan al manejo del paciente?
Existen numerosas comorbilidades asociadas a la IC, pero no son meros acompañantes, sino que forman parte de ella e intervienen en su génesis, progresión e incluso en el final de la misma. Destacan, por su frecuencia, la hipertensión arterial, la diabetes y la enfermedad renal.
Cabe resaltar, que la mayoría de los pacientes van a presentar más de una comorbilidad, lo que aumenta la complejidad en el manejo de los pacientes, incrementando el riesgo de hospitalizaciones y relacionándose con un peor pronóstico. En concreto, la enfermedad renal crónica tiene una estrecha relación con la IC y un elevado impacto negativo en el pronóstico de los pacientes dada la complejidad del manejo y tratamiento de este tipo de pacientes.
Es fundamental la transición al alta y que haya un profesional detrás que siga implementando los tratamientos y controlando posibles complicaciones en el paciente
Una vez que el paciente recibe el alta hospitalaria, ¿qué pasos se dan para favorecer un buen seguimiento y control del mismo?
La transición al alta es un proceso clave donde debemos continuar las medidas iniciadas durante la hospitalización, entre ellas la titulación de los tratamientos hasta las dosis máximas toleradas por cada paciente. En esta transición debe existir un profesional que asegure la implementación de los tratamientos y el control de posibles complicaciones y efectos secundarios de los mismos.
En este sentido, ¿cómo de importante es la coordinación entre los profesionales de atención primaria y atención especializada?
Es esencial la relación entre AP y atención hospitalaria. Además, hay que tener en cuenta la importancia del papel de la enfermería de AP. Las enfermeras son el nexo entre el paciente y el médico. Están en continuo contacto con el paciente, detectan sus problemas e inquietudes, así como las dudas que tengan sobre el tratamiento y la sintomatología.
Gracias a la metodología LEAN hemos rediseñado nuestros circuitos y ahora son mucho más ágiles
Por eso es fundamental que las enfermeras hospitalarias tengan un contacto estrecho con una enfermera referente en el proceso asistencial de la IC en AP. Esta figura todavía está por desarrollar, pero es necesario que tengamos una enfermera especializada en IC dentro de AP. De esta forma vamos a garantizar la continuidad asistencial, que es tan importante.
¿Qué mejoras asistenciales ha alcanzado la Unidad de Insuficiencia Cardiaca que dirige desde que utilizan la metodología LEAN del proyecto que impulsó Novartis?
Gracias a esta metodología, hemos detectado fallos en nuestro sistema de atención a los pacientes. Sobre todo, medidas rutinarias que tenían ausencia de un valor añadido, bien por redundantes o porque enlentecían mucho el proceso diagnóstico o de seguimiento de los pacientes.
Con la ayuda de la metodología LEAN hemos rediseñado nuestros circuitos y ahora son mucho más ágiles. También hemos logrado actuaciones de acto único, en las que en un único acto se tienen datos analíticos y se realiza seguimiento ecocardiográfico, lo que permite la reevaluación del paciente en el mismo momento a la vez que la enfermera puede hacer hincapié en aquellas medidas higiénico-sanitarias que son importantes para los pacientes. Así, conseguimos que el paciente se lleve el ‘kit’ completo de la revisión. Esto mejora mucho la percepción de calidad que recibe el paciente, así como la confianza en el equipo que le atiende.
Con esta metodología, aplicada a la Unidad de Insuficiencia Cardiaca, en un acto único conseguimos que el paciente se lleve el ‘kit’ completo de la revisión
Gracias a este recurso se mejora la gestión de las agendas y los tiempos de atención en consulta, ¿qué importancia tiene para su trabajo diario?
Tiene mucha importancia porque conseguimos disminuir las visitas repetitivas a la consulta que carecían de valor. Esto nos permite disponer de más tiempo para atender aquellas descompensaciones que se puedan producir en otros pacientes.
El valor añadido que aportan las unidades de día es poder atender al paciente con una descompensación y evitar su reingreso hospitalario. Si nos llenamos de consultas sin valor, perdemos capacidad para absorber a los pacientes que están inestables y no podremos evitar su ingreso hospitalario.
¿Y cómo repercute esto en los pacientes?
Algunas de las revisiones que realizamos son telemáticas y en ellas se instruye al paciente sobre sus autocuidados en el domicilio. De manera que aliviamos las consultas para poder atender a los pacientes inestables, pero sin que el paciente pierda la sensación de seguridad que le aporta tener un seguimiento continuo por parte de su médico de IC.
Algunas de las revisiones que realizamos son telemáticas y en ellas se instruye al paciente sobre sus autocuidados en el domicilio
El paciente, de manera telemática nos va informando de su evolución y también mantiene un contacto estrecho con el médico de AP. Por lo que los pacientes también ven la relación que hay entre los dos circuitos asistenciales, estando atendidos en todo momento.
Por otro lado, tratamos de empoderar al paciente y/o cuidador respecto a su propia enfermedad. Es fundamental que sea responsable de sí mismo, conozca la enfermedad, su severidad y el pronóstico de la misma si no sigue el tratamiento de manera adecuada. Además, el paciente debe saber en todo momento cuándo tiene que contactar con el médico. Por lo que se le instruye para que conozca los signos de alarma de una posible descompensación. Todo esto le aporta una seguridad extra sobre el manejo de su enfermedad, algo que es muy valorado por el paciente.
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