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El Dr. Rafael del Río Villegas es el presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Madrid. iSanidad ha contactado con él a propósito del documento de posicionamiento sobre aspectos deontológicos sobre la resignación de sexo en menores del propio Colegio. En un reciente acto consideraron “escasa” la evidencia científica de la ley. En el acto público con la Asociación Amanda, el Dr. Rafael del Río reivindicó actuar prudentemente con los menores ante el transgenerismo.
¿Por qué hay preocupación entre los profesionales a propósito de la Ley Trans?
Los médicos somos conscientes de la importancia que tiene la legislación en nuestra profesión pero normalmente no nos preocupan tanto las leyes como los pacientes. Y aunque la redacción final de esta ley puede tener importantísimas consecuencias sobre la salud de los niños y los jóvenes que tenemos que atender, probablemente lo que resulta más preocupante para la atención adecuada de esta población no es tanto la ley en sí sino la tremenda confusión que se está extendiendo respecto a las formas de intervención sanitaria sobre las personas transexuales. Se trata de una profunda deformación de las bases sobre las que construir una atención de calidad y centrada en la salud de estas personas.
Dr. Rafael del Río: Lo más preocupante de Ley Trans es la tremenda confusión que se está extendiendo sobre las formas de intervención sanitaria sobre las personas transexuales
¿Qué significa actuar prudentemente con la disforia de género?, ¿por qué se recomienda no acelerar el proceso?
El médico debe atender a los pacientes a su debido tiempo. Para conseguir los mejores resultados hay siempre que acertar en la elección del momento para actuar porque lo mismo se puede llegar tarde para resolver los problemas sin secuelas que demasiado pronto impidiendo que los mecanismos de compensación actúen por sí mismos o incluso confundir los procesos fisiológicos en evolución con el estado morboso en sí. En los procesos que caracterizan al malestar de identidad de género en menores confluyen muchos elementos que nos reclaman una actitud cautelosa.
“Los procesos que caracterizan al malestar de identidad de género en menores confluyen muchos elementos que nos reclaman una actitud cautelosa”
Por un lado, el propio carácter emergente de la identidad sexual que la psicología del desarrollo ha descrito desde hace tiempo y que cada día se confirma más claramente con las aportaciones procedentes de las neurociencias. Por otro lado, el amplio terreno de indeterminación en el que se tienen que tomar las decisiones dada la escasa evidencia científica de los tratamientos e incluso de las propias categorías diagnósticas y terapéuticas. Es necesario también tiempo, aunque solo sea para que el paciente tome conciencia del alcance de los problemas y de las consecuencias, a veces irreversibles de las intervenciones y para que pueda gestionar el sufrimiento que toda esta situación conlleva.
Dr. del Río, ¿cómo ayudaría al proceso que el equipo médico tuviera contacto con las personas del entorno de los adolescentes?
Toda intervención médica está centrada en el paciente y su salud. Para ponerla en práctica es muchas veces conveniente contar con el entorno que habitualmente le presta más apoyo. Esto es muy evidente en el caso de las personas menores de edad o en dependientes en general. Hay que reforzar la autonomía de los más vulnerables que por causa de su enfermedad o cualquier otro factor vean su capacidad de comprensión, decisión o acción más limitada. En el caso de la reasignación de sexo en menores de edad la colaboración con las personas que les prestan el mayor apoyo resulta fundamental y se pueden convertir en ocasiones, de hecho, en el interlocutor principal. Estamos hablando de una situación que se define por su intenso malestar psicológico, en la que nos toca tomar decisiones difíciles y que nos arroja a un proceso largo no exento de sufrimiento en el que deberíamos pertrecharnos de todo el apoyo que seamos capaces de aunar.
“Hay que reforzar la autonomía de los más vulnerables”
¿Se está transmitiendo a los adolescentes la información sobre el transgenerismo de forma científica, objetiva y veraz?
Vivimos una época de proliferación extraordinaria de información en el terreno de la salud que podría tener un magnífico impacto positivo en términos de prevención y tratamiento, pero todos sabemos también que existe el riesgo de que esa información no sea de calidad o peor aún sea errónea y produzca los efectos contrarios. Esta ambivalencia se ve potenciada por las redes sociales y los adolescentes y jóvenes son el terreno en el que esta tensión se hace más fuerte. Es difícil determinar cuál es el balance porque puede ser diferente en cada caso particular, pero lo que sí es cierto es que algunas personas se encuentran en particular vulnerabilidad a la hora de poder interpretar o juzgar la información que les llega. En ese sentido los profesionales de la salud tenemos una enorme misión de salud pública que debe ser respaldada y promovida lo más posible en beneficio de los pacientes.
Para el Dr. del Río algunas personas se encuentran en particular vulnerabilidad a la hora de poder interpretar o juzgar la información que les llega
¿Qué aspectos de la nueva ley podrían mejorarse o deberían completarse?
Es fácil responder a esta pregunta leyendo las recomendaciones de las sociedades científicas o mismamente las de nuestra Comisión de Deontología. La ley debería esforzarse en garantizar una evaluación multidisciplinar realizada por equipos con suficiente experiencia que trabajen en colaboración para la consecución de planes asistenciales adecuadamente ponderados y centrados en objetivos de salud alcanzables.
La ley debería esforzarse en garantizar una evaluación multidisciplinar realizada por equipos con suficiente experiencia que trabajen en colaboración
Debería asegurarse que este abordaje no excluya una adecuada evaluación y seguimiento por profesionales de psicología y salud mental que puedan realizar el apoyo necesario al proceso en sí y garantizar la identificación temprana y tratamiento adecuado de distintos posibles procesos psicopatológicos o sociológicos que pudieran precisar atención. Debería también proteger de una intervención precipitada habida cuenta de la constante evolución de los procesos que implica, tanto en lo que se refiere al neurodesarrollo y progresivo afianzamiento de la identidad durante la infancia y la juventud como al amplio terreno de indeterminación, dada la escasa evidencia científica de algunas de las medidas terapéuticas hasta el momento. Debería igualmente saber reflejar que en el caso de los niños y los jóvenes es particularmente necesario aprender a adaptarse a la capacidad de comprensión y asimilación que puedan alcanzar y por tanto favorecer la comunicación y colaboración con el entorno que les presta más apoyo.
La Ley Trans debería asegurarse que no se excluya una adecuada evaluación y seguimiento por profesionales de psicología y salud mental
La ley debería, en definitiva, tomar en consideración la opinión del importante número de especialistas dedicados a la atención infantil y juvenil que trabajan diariamente en el Sistema Nacional de Salud que son la mejor garantía de una atención de calidad centrada en la salud de los pacientes.