Victoria Guillén
El uso indiscriminado e irracional de los antibióticos ha traído como consecuencia la aparición de la resistencia a los antimicrobianos (RAM, no confundir con la reacción alérgica a medicamentos), uno de los problemas de salud pública más graves y urgentes del mundo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado que para el año 2050 habrá más muertes por resistencia antimicrobiana que por cáncer, convirtiéndose así en la primera causa global de fallecimiento por enfermedad. Solo en Europa mueren alrededor de 330.000 personas a causa de bacterias resistentes. En este sentido, las personas mayores tienen una mayor susceptibilidad a las infecciones debido a los cambios fisiológicos del envejecimiento, del deterioro del sistema inmunitario y la malnutrición.
Este grupo poblacional está considerado como reservorio de bacterias resistentes a los antimicrobianos. Además, constituyen uno de los grupos poblacionales en los que se observa una elevada exposición a los antibióticos, siendo las infecciones del tracto respiratorio, urinario y digestivo, las principales causas de administración de estos fármacos.
Para 2050 habrá más muertes por resistencia antimicrobiana que por cáncer, convirtiéndose así en la primera causa global de fallecimiento por enfermedad
Según el “Informe en residencias de ancianos: micoorganismos más frecuentes, uso de antimicrobianos y resistencias bacterianas” elaborado por Dr. Andrés Canut Blasco, médico de la Sección de Microbiología del Hospital Santiago Apóstol, el 30% de los ancianos en residencias en Estados Unidos recibe un antibiótico de uso tópico. Entre el 35 y el 75% de los antibióticos de uso sistémico y el 60% de los de uso tópico son prescripciones inapropiadas.
La relevancia que los medicamentos tienen para la salud de la población depende de su buena calidad, accesibilidad y uso adecuado. Sin embargo, la mitad de los fármacos se prescriben, dispensan y consumen de forma inadecuada. El uso inadecuado de antibióticos incluye la prescripción excesiva y la selección inapropiada de tratamiento; así como la autoprescripción y falta de adherencia al tratamiento por parte de los consumidores. Se estima que casi cuatro de cada 10 pacientes recibieron prescripciones de antibióticos que se desviaron de las recomendaciones adecuadas. Además, entre el 40-70% de los antibióticos prescritos en un entorno sanitario son innecesarios y, a veces, inapropiados y son los más prescritos en un centro residencial como grupo farmacéutico.
Entre el 40-70% de los antibióticos prescritos en un entorno sanitario son innecesarios y a veces inapropiados
Antibióticos y su manejo en el ámbito geriátrico
De acuerdo a un estudio de Eurosurveillance, en España, un 11,7% de las personas que viven en residencias tienen prescrito un antibiótico, la cifra más alta de Europa. En este sentido, Sara González, jefe médico del Grupo Amavir, ha señalado: “Nosotros trabajamos con las guías farmacogenéticas donde están las recomendaciones a la hora de prescribir el tratamiento en las patologías de mayor prevalencia en geriatría donde, evidentemente, están las infecciones más frecuentes como las del aparato genitourinario, respiratorio y piel”.
Asimismo, desde el Grupo Amavir han destacado el aumento de la coordinación sociosanitaria. Según la Dra. González, “gracias a esta coordinación con los hospitales de referencia, conseguimos los estudios de resistencia antimicrobiana en cada área sanitaria”. Además, apuntan que el aumento de reuniones online ha mejorado el intercambio de información en situaciones difíciles. Sin embargo, esta relación aún no ha llegado a su máximo nivel de eficacia. “La necesidad de rapidez en el inicio del tratamiento, la falta de respuesta para conseguir la prescripción desde los CAP, el retraso en la llegada de los resultados de análisis y la presión familiar en algunos casos, son los principales problemas que nos hacen tener prescripciones incorrectas. Por ello, no podemos dejar de lado la necesidad de formación continuada a todos los profesionales implicados”, ha indicado.
Los programas PROA ayudan a mejorar el uso de antibióticos en mayores institucionalizados, reduciendo la aparición de resistencias y disminuyendo costes sanitarios
Mejorar el uso de antibióticos en la atención a los mayores institucionalizados, permitiendo reducir la aparición de resistencias, evitar efectos adversos y disminuir los costes sanitarios derivados resulta esencial. De hecho, los programas de optimización de antibióticos (PROA) han demostrado claros beneficios en hospitales y centros de pacientes agudos. Algunos estudios muestran también su efectividad en centros residenciales cuando el programa incluye estrategias de educación, guías locales de actuación y revisión periódica sobre el uso de antibióticos.
En este sentido, el Servicio de Geriatría de Granollers propone intervenciones y medidas para mejorar la optimización del tratamiento antimicrobiano en esta población. En primer lugar, evitar la prescripción sin una valoración médica presencial y las profilaxis antimicrobianas innecesarias. Segundo, evitar el uso innecesario de antibióticos tópicos y valorar la necesidad de estudios microbianos y tratamientos antibióticos en algunas situaciones de atención de final de la vida. Y, por último, monitorizar el consumo de antibióticos e incrementar la formación continuada.