Redacción
Más de dos millones de personas en todo el mundo han sido diagnosticadas de enfermedad de Crohn, una enfermedad crónica intestinal que origina lesiones inflamatorias en el tracto digestivo. Sus síntomas más habituales como diarrea persistente, dolor abdominal, sangrado rectal, pérdida de peso, náuseas o vómitos pueden resultar incapacitantes para los pacientes que la padecen.
En palabras de la Dra. Elena Ricart, jefa de la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Hospital Clínic de Barcelona, se trata de “una patología compleja”, en la que a pesar de la “revolución en el manejo terapéutico y el cambio en los objetivos terapéuticos que se han producido en los últimos años, son necesarias nuevas opciones de tratamiento que nos ayuden a controlar la enfermedad” en todo el espectro de pacientes.
“El abordaje terapéutico de la enfermedad de Crohn ha cambiado radicalmente de la mano de los nuevos fármacos que son eficaces y seguros”
Heterogeneidad, imprevisibilidad y cronicidad
La complejidad de la enfermedad de Crohn reside, entre otros factores, en la heterogeneidad, imprevisibilidad y cronicidad que la caracteriza. Esta enfermedad inflamatoria intestinal (EII), tal como sostiene la Dra. Ricart, “se puede manifestar de diferentes maneras debido a que los síntomas difieren según la parte del tracto gastrointestinal afectada y el grado de actividad de la enfermedad”.
Además de su heterogeneidad, la imprevisibilidad es otra de sus peculiaridades. La enfermedad de Crohn es una patología que se presenta de forma imprevisible con periodos alternantes de brotes y remisión. De ahí que haya pacientes que se encuentren en períodos en los que no experimenten síntomas o “tienen un curso más benigno y, por consiguiente, no ven tan afectada su vida diaria”, explica la Dra. Ricart, en comparación con aquellos que presentan síntomas más frecuentes e intensos, que limitan de manera importante su calidad de vida.
En este punto, no debemos olvidar su carácter crónico y progresivo y que se trata de una patología que “va a acompañar al paciente desde el momento del diagnóstico hasta el final de su vida”, puntualiza la Dra. Ricart. Por este motivo, un diagnóstico precoz y un tratamiento efectivo administrado de manera temprana son fundamentales, tanto para controlar la inflamación como para limitar la progresión de la enfermedad.
“Disponer de fármacos eficaces ha cambiado nuestros objetivos terapéuticos, entre ellos, la curación mucosa”
Afectación emocional
Como resultado, más allá de las implicaciones clínicas, estamos ante una patología que “evidentemente, afecta en todas las esferas de la vida cotidiana. Tanto a nivel personal como profesional, familiar, sexual, en la relación con los amigos, etc.”, enumera la Dra. Ricart.
“Los síntomas más frecuentes como el dolor abdominal, diarrea, náuseas o vómitos suelen causar cierto pudor en los pacientes y afectan en gran medida a su vida cotidiana”, prosigue la Dra. Ricart. Además, también se pueden presentar otros síntomas tales como la fatiga o inflamación en las articulaciones o en los ojos que, junto con la urgencia deposicional o la incontinencia fecal, pueden ser incapacitantes para el paciente.
Teniendo en cuenta que la edad media del diagnóstico se produce entre los 20 y 30 años, en palabras de la Dra. Ricart estamos ante una patología que está “causando una gran carga para las personas que viven con la enfermedad, no solo a nivel físico, sino también a nivel emocional y económico”. Todo ello, unido al desconocimiento social, propicia que la Dra. Ricart vea necesario que tengamos “que ser capaces de visibilizar mucho más la enfermedad ante la sociedad en general y, en este sentido, las asociaciones de pacientes están realizando un gran trabajo”.
“Si somos capaces de controlar bien la inflamación, mediante los tratamientos y los cuidados necesarios, los pacientes con enfermedad de Crohn van a mejorar su calidad de vida”
Cambiar el curso de la enfermedad
Bien es cierto que a día de hoy la enfermedad de Crohn no tiene cura, aunque se han producido muchos avances durante los últimos años que presagian un incremento en la calidad de vida de los pacientes. Según la Dra. Ricart, “el abordaje de esta dolencia ha cambiado radicalmente y este cambio ha ido de la mano de los nuevos tratamientos, que son eficaces y seguros”. Disponer de ellos, ha permitido perseguir objetivos terapéuticos más ambiciosos y esto junto con el diagnóstico y el inicio precoz de tratamientos eficaces desde fases iniciales son clave para el abordaje de la enfermedad. “Cuantos más fármacos efectivos tengamos, más exigentes vamos a ser con nuestros objetivos”, asevera la Dra. Ricart.
Actualmente, algunos de estos objetivos terapéuticos se centran en la curación mucosa, así como la mejora de la calidad de vida y la ausencia de discapacidad. “Ya no nos conformamos con que el paciente se encuentre bien, sino que buscamos que las lesiones inflamatorias que se producen en el intestino entren en el proceso de curación mucosa”, asegura la Dra. Ricart. Se trata de conseguir la ausencia de ulceraciones en la mucosa, algo que puede cambiar el curso natural de la enfermedad, no solo a nivel clínico, sino también reduciendo los requerimientos de cirugía y hospitalización.
Marcar la curación mucosa como objetivo terapéutico permite “un mejor pronóstico, una menor necesidad de cirugías y hospitalizaciones”
Tal y como explica la Dra. Ricart “cuando existe un brote de la enfermedad de Crohn o cuando la enfermedad está activa, encontramos una mucosa eritematosa, edematosa, que presenta úlceras y que produce estenosis o fístulas. Con la curación mucosa, lo que buscamos es que todos estos signos inflamatorios se normalicen y que la mucosa vuelva a una situación macroscópicamente normal, con un adecuado patrón vascular y sin lesiones inflamatorias”. Como consecuencia, marcar la curación mucosa como objetivo terapéutico permite “un mejor pronóstico, una menor necesidad de cirugías y hospitalizaciones y, en definitiva, una menor necesidad de recursos terapéuticos”.
Necesidades actuales
Existe la necesidad, tal y como señala la Dra. Ricart, de disponer de fármacos con nuevos mecanismos de acción. Y es que, tal y como reconoce la Dra. Ricart, a pesar de que “ha habido una revolución en el manejo terapéutico de la enfermedad de Crohn, existen todavía algunos grupos de pacientes que no responden a los tratamientos habituales o que presentan una buena respuesta inicial, pero después la pierden”.
“En estos pacientes con curso clínico refractario, obviamente, necesitamos más opciones de tratamiento para controlar la enfermedad” prosigue la Dra. Ricart para añadir que “si somos capaces de controlar bien la enfermedad, mediante los tratamientos adecuados y los cuidados necesarios, los pacientes con enfermedad de Crohn van a mejorar su calidad de vida”. De cara a futuro, a nivel terapéutico, la Dra. Ricart afirma que los expertos ven necesario centrarse en “además de controlar la inflamación y las lesiones en la mucosa, en lograr la remisión histológica y transmural”.