Salud mental: “Estamos viendo la punta del iceberg de los casos más severos del mal uso de las redes sociales”

Dr. Carlos Roncero, director del Comité Científico del I Congreso Nacional de Salud Mental Infanto-Juvenil

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G.M.
Hay preocupación entre los sanitarios que trabajan en la atención a la salud mental infantil y juvenil por el aumento de la demanda de peticiones de consulta, que sigue siendo “masiva” tres años después del inicio de la pandemia, y por el incremento de las conductas autolesivas en este grupo de edad.

Aún no se sabe a ciencia cierta el efecto que está teniendo en los más jóvenes fenómenos como las redes sociales o el temprano acceso a contenidos de todo tipo en la red, incluyendo la pornografía. Pero lo que reflejan las consultas es que el “el mal uso de estas herramientas son un factor generador de problemas” que requieren “una atención especializada”, advierte el Dr. Carlos Roncero, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca y director del Comité Científico del I Congreso Nacional de Salud Mental Infanto-Juvenil que se celebra del 15 al 17 de febrero en Salamanca.

El también profesor de psiquiatría en la universidad salmantina explica qué patologías se están incrementando en niños, adolescentes y durante la primera juventud y las necesidades de “más recursos” tanto en el sistema sanitario como en educación y servicios sociales para atender lo que denomina “una epidemia de necesidades de salud mental”.

“La edad infantil y juvenil es un periodo de especial vulnerabilidad para el desarrollo o no de enfermedades mentales graves, muchas veces en función de que se detecte y se aborde precozmente”

¿Desde qué perspectivas se abordará la salud mental infanto-juvenil en el congreso que tendrá lugar en Salamanca?
No es un congreso al uso de tipo médico, es un congreso con una perspectiva integradora y multidisciplinar en el que participan profesionales del área de la psicopedagogía, de la educación y, por su puesto, de la salud general, con pediatras y médicos de familia, y de la salud mental: psiquiatras, psicólogos, enfermeros de salud mental y terapeutas ocupacionales de salud mental. Es un congreso que tiene diversas miradas y enfoques. Trataremos desde problemas del lenguaje y de aprendizaje hasta problemas de ansiedad y alteraciones de conducta.

La primera edición del congreso coincide con el primer año de existencia de la especialidad vía MIR. ¿Ha influido en la organización del congreso?
Es un epifenómeno que este año después de mucho tiempo se ha consolidado y publicado las primeras plazas de la especialidad de psiquiatría del niño y adolescente. Lo que no es casualidad es el momento en el que estamos de mayor sensibilidad hacia la salud mental en general y a la salud mental de los niños, de los adolescentes y de los adultos jóvenes, porque son periodos de especial vulnerabilidad para el desarrollo o no de trastornos o enfermedades mentales graves en función, en muchas ocasiones, de que se detecte y se realice un abordaje precoz.

“El diagnóstico en niños y adolescentes es complejo en muchas ocasiones porque no presentan los cuadros completos” 

¿La investigación biomédica en torno a la salud mental en este grupo de edad tan específico goza de buena de salud?
En nuestro país hay grupos muy punteros que investigan aspectos relacionados con la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de trastornos de salud mental. Pero, desgraciadamente, es un campo en el que queda mucho por hacer. Investigar con niños no siempre es sencillo porque tienen síntomas menos claros. También hay aspectos que complican la investigación en esta población; hay una gran influencia y relevancia de los factores familiares y cuando hablamos de estudios biológicos, son más complicados por las implicaciones legales. Se da un conjunto de causas que explican que, aunque se han hecho muchas cosas, se debe seguir profundizando y trabajando en este campo.

¿Estamos llegando tarde al diagnóstico de las patologías de salud mental en niños y adolescentes en España?
El diagnóstico en niños y adolescentes es complejo en muchas ocasiones porque no presentan los cuadros completos. Se van desarrollando con el paso de los meses o de los años. Eso requiere más tiempo, más evaluación desde el punto de vista psicométrico y más evaluación clínica, por lo que a veces es difícil el diagnóstico y se dilata en el tiempo.

“Los ambientes escolares también deben ser lugares donde comenzar a detectar pequeñas alteraciones o anomalías que deben evaluar inicialmente los pediatras y médicos de familia”

El congreso quiere poner el foco en que los niños y adolescentes están en un ambiente no solo familiar, sino también escolar, donde pasan muchas horas y días a lo largo del año. Por eso los ambientes escolares y formativos también deben ser lugares donde se pueda comenzar a detectar pequeñas alteraciones o anomalías que deben evaluar inicialmente los pediatras y médicos de familia. Si no hay claridad o si se debe profundizar, debemos intervenir psicopedagogos, psicólogos o profesionales de la salud mental.

¿En esa edad se pueden desarrollar problemas que si no se tratan pueden terminar en el desarrollo de patologías cuando son adultos?
En esos años el cerebro está madurando, la persona está generando sus redes cognitivas, sus redes familiares y sociales, y es un momento de especial vulnerabilidad y de grandes cambios. Esto explica que muchas de las enfermedades mentales se originan o tienen relación con la etapa infanto-juvenil, entendiendo esta etapa de una forma amplia que no termina con 18 años, ya que desde el punto de vista cerebral y psicosocial los cambios continúan más allá de esta edad.

“Los trastornos que más nos preocupan por su frecuencia son las alteraciones de conducta, que a veces tienen que ver con el TDAH y, otras veces, con problemas adaptativos o de ansiedad”

¿Qué patologías son las que están creciendo en niños y adolescente qué más preocupan a los profesionales?
Preocupan las alteraciones de conducta, que a veces tienen que ver con el TDAH, otras veces tienen que ver con problemas adaptativos o de ansiedad. Algunas veces esas alteraciones de conducta son manifestaciones de depresiones o se asocian a un posterior consumo de sustancias en la infancia tardía, en la adolescencia y en el comienzo de la juventud. Esos tipos de trastornos son los más preocupantes por la frecuencia y por el peso en cuanto al número de niños y adolescentes a los que les sucede.

Los efectos de redes sociales en niños y adolescentes o el acceso desde la infancia a contenidos como la pornografía en el móvil, ¿cómo están afectando estos fenómenos de la sociedad actual a la salud mental de los adultos del futuro?
Son factores que influyen y son relativamente nuevos, todavía se están estudiando. Pero sabemos que el mal uso de estas herramientas son un factor generador de problemas, tanto en la adolescencia como en la vida adulta. En los servicios sanitarios estamos viendo la punta del iceberg de los casos más severos en los que, probablemente, también hay factores de vulnerabilidad. Pero vemos que acaban generando problemas personales y familiares que requieren una atención especializada. En otros aspectos, a nivel educativo y formativo, el mal uso de las redes también puede generar pequeños problemas adaptativos. Quizás no podemos hablar de trastornos o de enfermedades, pero también dificulta fenómenos de aprendizaje y de maduración.

“El mal uso de redes sociales es un factor relativamente nuevo que todavía se está estudiando, pero sabemos que es un factor generador de problemas”

Los congresos son oportunidad de compartir ideas, conocimientos, prácticas, ¿trabajan en red de alguna forma entre comunidades o no hay actividad o formas de actuar en común?
No se pueden generalizar los modelos que tenemos en España, incluso dentro de las mismas comunidades autónomas, pero sí que hay una filosofía de trabajo en red con servicios educativos, servicios legales de las distintas comunidades y con los servicios de atención primaria. También hay una red de salud mental, con centros específicos para niños y adolescentes, centros para adultos y, en algunas comunidades, con centros para personas con adicciones a sustancias.

Por tanto, el trabajo en red es la norma, aunque puede variar su funcionamiento y la forma de relacionarse entre estas redes. En algunos lugares se comparten protocolos de detección precoz, de acceso a la atención, de formación de profesionales educativos y de atención primaria, etc. Pero desgraciadamente la situación no es igual en todos los territorios.

“En algunos lugares se comparten protocolos de detección precoz de problemas de salud mental, de acceso a la atención, etc. Pero desgraciadamente la situación no es igual en todos los territorios”

¿Cómo tiene que cambiar la atención en salud mental en niños y adolescentes?
En primer lugar, debería cambiar con una mayor sensibilización. Afortunadamente, después de las grandes olas de Covid-19 ha crecido la sensibilización hacia la necesidad de detectar y atender las dificultades de salud mental.

En segundo lugar, es imprescindible el aumento de los recursos tanto educativos como sociosanitarios. Un profesor que está con 30 niños tiene grandes dificultades temporales y físicas para poder hacer una observación mínima que pueda comentar con los psicopedagogos de los centros y posteriormente con el sistema sanitario. Por tanto, tiempo, profesionales y formación son las claves y los retos que tenemos por delante.

“Seguimos recibiendo de manera masiva peticiones de consulta, de evaluación y de intervenciones por necesidades de salud mental. Intentamos cubrirlas con los recursos que tenemos, que no son siempre los suficientes y los necesarios”

En el sistema sanitario estamos sufriendo una situación de peticiones y necesidades de salud mental que intentamos cubrir con los recursos que tenemos, que no son siempre los necesarios y los suficientes. Tras la pandemia, seguimos recibiendo de manera masiva peticiones de consulta, de evaluación y de intervenciones con las que los niños y los adolescentes puedan volver a tomar el control de sus conductas. Estamos en plena epidemia de necesidad de salud mental. Y ahí juega un papel importante la familia, es el otro pilar donde niños y adolescentes pasan mucho tiempo.

Las estadísticas hablan de un aumento de los intentos de suicidio en edades cada vez más tempranas.
El fenómeno de los intentos de suicidio a veces es más un fenómeno de autolesiones, sin ser un intento de suicido realmente finalista como pueden ser en otras etapas. De cualquier, forma puede tener un desenlace desgraciado, porque a veces los niños y adolescentes no calculan tan bien lo que pueden o no hacer. Hablamos de conductas de expresión del malestar totalmente inadecuadas que, en ocasiones, las redes sociales generan, potencian o amplifican.

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