Redacción
El Dr. Emilio Sánchez, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Cabueñes (Asturias) y coordinador de registros de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), participa este 23 de febrero en una jornada organizada por Baxter sobre el abordaje integral en la toma de decisiones en el tratamiento renal sustitutivo. En este marco, atiende a iSanidad para abordar diferentes aspectos de la enfermedad renal crónica. “Cuando un paciente requiere por primera vez tratamiento renal sustitutivo (TRS), recomendamos una terapia de diálisis domiciliaria, fundamentalmente la diálisis peritoneal porque no requiere la creación de un acceso vascular que dé problemas a medio plazo”, explica.
Hace unos meses la Sociedad Española de Nefrología informó de que la prevalencia de la enfermedad renal crónica aumentó casi un 30% durante los últimos diez años en España, ¿cuáles son las perspectivas para esta patología? Las perspectivas no son nada halagüeñas. Según la opinión de expertos en epidemiología, la prevalencia de enfermedad renal crónica (ERC) va a seguir aumentando. Las razones por las que va a ser así están relacionadas con el aumento en la esperanza de vida y la alta prevalencia de enfermedades que comúnmente afectan a los riñones, como la diabetes o la hipertensión.
Por otro lado, la ERC es la segunda causa de muerte que más ha crecido entre 2006 y 2016, sólo por detrás de la enfermedad de Alzheimer; las previsiones son que se convierta en la quinta causa de muerte en nuestro entorno para el año 2040 y la primera para 2100.
“Las previsiones son que la enfermedad renal crónica se convierta en la quinta causa de muerte en nuestro entorno para el año 2040 y la primera para 2100”
¿A qué perfil de pacientes afecta más la ERC?
Aunque la ERC puede afectar a personas jóvenes con problemas como las glomerulonefritis, pielonefritis o algunos trastornos congénitos, la mayor parte de nuestros pacientes son personas de edades medias a avanzadas y con abundante comorbilidad (diabetes, hipertensión, aterosclerosis, distintas cardiopatías, enfermedad vascular cerebral o periférica…).
¿Qué nuevos enfoques terapéuticos se están desarrollando en torno a la ERC?
Desde la Sociedad Española de Nefrología debemos centrar nuestro principal esfuerzo en la prevención de la ERC. Es fundamental informar y concienciar a la población general de la necesidad de hábitos de vida saludables, siendo trascendental no fumar y evitar la obesidad. Además, debemos hacer pruebas de despistaje de ERC a aquellas personas susceptibles de desarrollar, y establecer estrategias de prevención de la progresión de la misma. A la ya clásica inhibición del sistema renina-angiotensina-aldosterona, la reciente indicación de nuevos fármacos como los inhibidores del cotransportador sodio glucosa tipo 2 puede ayudarnos en la gestión de este proceso.
“Debemos hacer pruebas de despistaje de ERC a aquellas personas susceptibles de desarrollar, y establecer estrategias de prevención de la progresión de la misma”
¿Cómo debe ser su abordaje integral para la toma de decisiones en el tratamiento renal sustitutivo?
Creemos que debe de haber una secuenciación de las modalidades de tratamiento renal sustitutivo que sea la más beneficiosa para este proceso. Cuando un paciente requiere por primera vez tratamiento renal sustitutivo (TRS), recomendamos una terapia de diálisis domiciliaria, fundamentalmente la diálisis peritoneal porque no requiere la creación de un acceso vascular que dé problemas a medio plazo. Muchos pacientes se van a trasplantar antes de dos años; después del trasplante, una vez perdida la función renal del injerto, el paciente podría volver a diálisis peritoneal o pasar a hemodiálisis, siendo una magnífica oportunidad de promocionar en ese momento la hemodiálisis domiciliaria.
“Debe de haber una secuenciación de las modalidades de tratamiento renal sustitutivo que sea la más beneficiosa para este proceso”
¿Existen diferencias en el uso de las terapias entre las diferentes comunidades autónomas? ¿Qué problemas suponen esas diferencias?
Este es un tema que me preocupa. Si hablamos de pacientes incidentes en diálisis, hay comunidades autónomas con una mínima representatividad de la diálisis peritoneal, mientras que en otras puede alcanzar el 30%. Estas diferencias no pueden estar justificadas por el perfil de los pacientes, sino con diferencias en la gestión del proceso en función de las comunidades autónomas o los propios servicios de nefrología.
“Hay comunidades autónomas con una mínima representatividad de la diálisis peritoneal, mientras que en otras puede alcanzar el 30%”
¿De qué forma beneficia a los pacientes y a los propios profesionales el uso de las terapias domiciliarias y la telemonitorización?
Estar dializándose en casa supone hoy en día una monitorización continua de lo que el paciente hace. Cada día, en las Unidades de Diálisis Peritoneal recibimos información de cómo se ha dializado el paciente, si ha habido algún problema o si todo ha funcionado perfectamente. Además, en el caso de que se necesite hacer algún cambio de tratamiento es posible hacerlo sin que el paciente acuda al hospital. La telemonitorización y la comunicación bidireccional entre los dispositivos que realizan la diálisis (cicladoras) y el hospital ha hecho que esto sea posible.
“En el caso de que se necesite hacer algún cambio de tratamiento es posible hacerlo sin que el paciente acuda al hospital”
¿Están suficientemente formados los profesionales sanitarios para el abordaje de esta patología o se necesitan más iniciativas formativas para su manejo?
En las Unidades de Diálisis Peritoneal hay personal bien formado y con una implicación enorme hacia el paciente y la técnica. Sin embargo, creemos que hace falta más formación en el entorno de estas unidades, por ejemplo en los propios servicios de nefrología, donde todos los integrantes deben tener en mente el proceso de atención secuencial de la ERC. También hace falta más formación de qué y cómo hacemos a los órganos directivos, ya que precisamos de enfermeras formadas e implicadas para atender a nuestros pacientes y no podemos cubrir estos puestos con personal eventual o de refuerzo que no dispone de los conocimientos o habilidades necesarias para llevar a buen puerto la atención necesaria.