Redacción
La esquizofrenia sigue presentando muchos retos, al igual que otras enfermedades de salud mental, y no cursa igual en hombres que en mujeres. Por eso un reciente encuentro ha abordado esos retos desde una perspectiva de género en tres etapas clave para la mujer: juventud, embarazo y menopausia. “Las mujeres experimentan un curso más benigno de la enfermedad, no solo con un inicio más tardío, sino también con una respuesta superior a la medicación antipsicótica, mejor evolución global, menor número de hospitalizaciones y un menor riesgo de suicidio“, explicó la Dra. Elisa Seijó, psiquiatra del Hospital Universitario Central de Asturias durante su intervención en el encuentro titulado Enclave mujer. Repensando la esquizofrenia desde una perspectiva de género, que organizó la Alianza Otsuka-Lundbeck.
Dra. Seijó: “Las mujeres experimentan un curso más benigno de la esquizofrenia, con una respuesta superior a la medicación antipsicótica, mejor evolución global, menor número de hospitalizaciones y un menor riesgo de suicidio”
La edad de comienzo de la sintomatología psicótica de la esquizofrenia suele ser en la adolescencia, según explicó la Dra. Seijó, aunque suele aparecer antes en los varones. Por eso incidió en la importancia de un diagnóstico temprano. “En líneas generales cuanto antes se realice el diagnóstico y se instaure el tratamiento adecuado, mejor será el pronóstico”, aseveró la especialista.
El embarazo se convierte en una etapa crítica. Según puso de manifesto la Dra. Gemma Parramon, psiquiatra del Hospital Vall d`Hebrón, “aproximadamente el 40% de las mujeres con esquizofrenia tuvo un ingreso psiquiátrico durante su embarazo, siendo más frecuente durante el primer trimestre“. Así lo indica un estudio publicado en Journal of Psychosomatic Obstetrics & Gynecology.
El ingreso psiquiátrico durante el embarazo en las mujeres con esquizofrenia es más frecuente en el primer trimestre
La especialista asegura que “se han observado tasas de recaída reducidas en mujeres durante el embarazo cuando los niveles de estrógeno en plasma son altos”. Aunque también señala a otros estudios que muestran “un empeoramiento de los síntomas psicóticos durante el embarazo, principalmente en el primer trimestre”. “Donde hay más evidencia es inmediatamente después del parto, que es cuando presentan más síntomas psicóticos“, asegura la doctora del Hospital Vall d’Hebrón. Esto se debe a que es frecuente que abandonen el tratamiento antipsicótico antes del embarazo o al descubrirlo y que “en el postparto no lo retomen por temor a que la sedación haga que estén menos alerta a las necesidades del bebé”.
Dra. Parramon: “Se han observado tasas de recaída reducidas en mujeres durante el embarazo cuando los niveles de estrógeno en plasma son altos”
Las mujeres embarazadas con esquizofrenia “tienen más complicaciones obstétricas y neonatales”, mientras que “los bebés tienen más riesgo de prematuridad y bajo peso por la edad gestacional”, asegura la especialista. Es por eso que subraya la necesidad de una atención prenatal y perinatal multidisciplinar y especializada para apoyar a estas mujeres y “evitar, así, la separación de sus hijos e hijas”.
“Se calcula que un 4% de las mujeres embarazadas sufren un trastorno mental severo”, entre los que se encuentra la esquizofrenia, apuntó la doctora. Por eso considera fundamental que el psiquiatra hablen con el paciente sobre salud sexual y reproductiva. Sobre todo, teniendo en cuenta que estas mujeres “tienen más probabilidad de embarazo no planificado y perdida perinatal” así como “una tasa más alta de repetición de embarazo no deseado dentro de los 12 meses posteriores a un embarazo anterior”.
Dra. Parramon: “Se calcula que un 4% de las mujeres embarazadas sufren un trastorno mental severo”
En la esquizofrenia, las mujeres presentan un primer pico de incidencia alrededor de los 25 años. El segundo pico se presenta sobre los 45 años, en el período de transición a la menopausia. En este sentido, el Dr. González-Rodríguez reconoce que éste es un período clave, ya que “éstas presentan un peor pronóstico en edades más tardías”.
“En esta etapa, al perderse el efecto neuroprotector de los estrógenos, presentan un empeoramiento clínico global, una disminución en la respuesta antipsicótica y un incremento en el riesgo de hospitalización”. Por eso, el especialista del Hospital Universitario Mútua de Terrassa cree necesario un seguimiento clínico más exhaustivo durante este período y una “buena coordinación entre profesionales de la salud mental, otras especialidades médicas y los agentes sociales”.