Cristina Cebrián
Los médicos que realizan guardias, los que trabajan en urgencias, los anestesistas, los cirujanos y los MIR son el principal colectivo con mayor incidencia de sisifemia, un trastorno provocado por largas jornadas laborales y estrés. Según los Dres. José Manuel Vicente y Araceli López-Guillén, directores de la cátedra de Medicina Evaluadora y Pericial de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), la sisifemia es “el agotamiento del trabajador incansable por objetivos diarios inagotables e inalcanzables que obligan a prolongar jornada y condenan a dedicación extenuante”.
Entre sus consecuencias para la salud física y mental se encuentra la ansiedad, depresión, insomnio, consumo de tóxicos (OH y otros), dependencia de psicofármacos, astenia, burnout, trastornos cardiacos, arritmias, infarto, procesos vasculares, hipertensión, procesos vasculocerebrales, cefaleas, dolores de espalda, obesidad, diabetes, o enfermedades de la piel. En el caso de los médicos, la sisifemia provoca el abandono laboral o la búsqueda de especialidades médicas más “cómodas”, así como emigrar a otros países en los que la profesión está mejor pagada y valorada.
Condenar al trabajador a tareas que hacen necesario prolongar la jornada es pretender obtener un plus gratis por quién trabaja más de lo que debería, pero con un coste final elevado en capital humano
“Condenar al trabajador a tareas que hacen necesario prolongar la jornada o exigen una dedicación extenuante es pretender obtener un plus gratis por quién trabaja más de lo que debería, pero con un coste final elevado en capital humano”, advierten los Dres. Vicente y López-Guillén. Así, destacan que este método de trabajo “agota” al empleado y le genera “problemas en su vida personal y familiar”, por lo que terminan alejándose de la organización, por renuncia o dimisión del trabajo.
Esta “condena” a la que hacen referencia supone, en su opinión, “una falta grave en vigilancia de la salud con directa responsabilidad de la organización empresarial”. Por ello, reclaman medidas de prevención por parte del tejido empresarial para evitar este trastorno entre los trabajadores que puede derivar en enfermedades psíquicas, cardiovasculares o ansiedad y depresión, entre otras.
La sisifemia entre los médicos provoca el abandono laboral o la búsqueda de especialidades médicas más “cómodas”
La maldición de Sísifo
La sisifemia tiene una relación directa con jornadas prolongadas de trabajo, empleos con tensión y sobrecarga mental continuada, tareas de difícil realización, con urgencia y alta responsabilidad, trabajo inagotable y alteración en la necesaria dedicación de tiempo para el descanso, ocio socialización y para las relaciones interpersonales. En este sentido, la situación laboral de los médicos en España es un foco de “infección” por sisifemia.
Su causa se encuentra en el desequilibrio entre la alta demanda de trabajo y la difícil capacidad de dar repuesta dentro de la jornada laboral. “Este desequilibrio aumenta las tareas pendientes y se genera una mayor dificultad para resolverlas a tiempo, y todo ello día tras día, como la maldición de Sísifo, castigado a empujar una piedra en una montaña indefinidamente”, destacan los doctores. En cuanto a las personas a las que afecta la sisifemia, no todo el mundo la padece ya que también están presentes factores personales. Sin embargo, sí que se ha visto que afecta a determinados colectivos por trabajos “sisifémicos”, entre ellos se encuentran los médicos, tal y como insisten los Dres. Vicente y López-Guillén.
Hay un perfil de personas que tienen un mayor riesgo de padecer sisifemia, suelen ser perfeccionistas y con alto sentido de la responsabilidad
Asimismo, explican que no todas las personas sometidas a sobrecarga mental continua la sufren. Hay un perfil de personas que tienen un mayor riesgo de padecer sisifemia. Estas personas suelen ser perfeccionistas, con alto sentido de la responsabilidad, workaholics, trabajadores con personalidad anancástica (obsesión por la perfección y el detalle), personas altamente exigentes consigo mismas, meticulosas, cumplidoras e implicadas con el trabajo.
Por último, dado que el trabajador con sisifemia es incapaz de remediar su situación, “puede verse abocado a la renuncia, la dimisión personal y el abandono del trabajo, perdiéndose capital humano”, advierten los especialistas. Por ello, insisten en el cuidado y la prevención laboral para evitar este trastorno y sus consecuencias.