Redacción
Una experiencia traumática en la infancia impacta en la salud de la persona. El silencio para ocultar un abuso o una negligencia provoca la aparición de patologías en la edad adulta. “Es lo que conocemos como trauma complejo o trauma relacional temprano. Como ocurren cambios estructurales en el cerebro en desarrollo, muchas de las enfermedades que vemos en los adultos están condicionadas de alguna manera por estas experiencias”, subraya Begoña Aznárez Urbieta, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (Sempyp), durante el coloquio Las repercusiones del trauma psíquico en medicina: evaluación y tratamiento.
El daño se origina en un momento de gran vulnerabilidad como es la infancia, en la que cerebro se está desarrollando. “Se produce un bloqueo entre el sistema límbico, que es el cerebro emocional, y las estructuras superiores, la corteza. Es lo que en clínica llamamos disociación”, explica Aznárez Urbieta. El neurocientífico estadounidense Joseph LeDoux ya puso de manifiesto el papel que juega la amígdala cuando se hiperexcita. “Cuando la información emocional queda bloqueada y no hay comunicación entre la amígdala y el resto de las estructuras superiores es cuando fundamentalmente se produce esta disociación y esta necesidad de canalización de la emoción en forma de síntomas”, añade la experta.
Dr. Marín: “El ser humano enferma por falta de vocabulario. Manifestamos, en muchas ocasiones, el sufrimiento psíquico en forma de enfermedad corporal porque no hay palabras para expresar exactamente ese sufrimiento”
Esta evidencia no ha calado, sin embargo, en el día a día de la consulta. “El conocimiento existe, pero nos llama la atención que no se integre en la práctica clínica. Que el sistema psico-neuro-endocrino-inmunitario justifica la relación entre el trauma complejo y la enfermedad corporal es de una evidencia abrumadora”, señala el Dr. José Luis Marín, psiquiatra y fundador de Sempyp. El reto ahora es conseguir que ese conocimiento se aplique.
Este desconocimiento y la falta de tiempo en las consultas son las principales barreras para implantar una relación médico-paciente que permita abordar el origen del trauma y superar ese silencio que escode el problema. “El ser humano enferma por falta de vocabulario. Manifestamos, en muchas ocasiones, el sufrimiento psíquico en forma de enfermedad corporal porque no hay palabras para expresar exactamente ese sufrimiento”, insiste el Dr. Marín.
El cambio comienza por dos factores. Por un lado, la incorporación de este conocimiento a las facultades de medicina. Por otro, la puesta en marcha de una colaboración multidisciplinar entre los médicos y los psicólogos. Precisamente Sempyp ha trabajado desde su origen para la integración de ambas profesiones y la puesta en marcha de un modelo de psicoterapia para el abordaje de estos pacientes.
El modelo de psicoterapia breve integrada incorpora una evaluación del paciente y la introducción de la técnica EMDR
“Si el profesional hace la terapia solo del síntoma, que normalmente es el motivo de consulta, no está haciendo realmente la terapia del problema. Tiene que investigar claramente qué se ha quedado silenciado, esa experiencia que no ha sido vista, ni traducida. Para ello, necesita unos días para hablar con el paciente, recoger mucha información de pasar diferentes pruebas. De esta manera el profesional, y el paciente, puede tener claro lo que necesitan para poder traducir esa experiencia interna que está produciendo tanto sufrimiento”, señala la presidenta de Sempyp
Esta manera de tratar con el paciente se desarrolla en el modelo de Psicoterapia Breve integrada. Este modelo cuenta con varios elementos “Por un lado, la teoría del apego, porque los vínculos tempranos organizan nuestros esquemas de funcionamiento. Debemos estudiar esa historia para entender los esquemas que el paciente está manejando actualmente. Por otro lado, explorar siempre las experiencias que hayan podido ser traumáticas. Analizamos también cómo influye el contexto o ese microsistema que supone la familia y el macrosistema de la cultura”, subraya Aznárez Urbieta.
Aznárez: “La hipótesis que manejamos en el ensayo clínico era que, efectivamente, detrás de la fibromialgia hay un dolor emocional equivalente al dolor de la enfermedad, que no ha podido ser visto ni puesto en palabras nunca”
La psicóloga y psicoterapeuta acreditada por Europsy destaca el valor de la evaluación en este modelo. “Es algo que se nos ha olvidado y muchos compañeros pasan un poco por encima de ella, pero supone un 80% del proceso terapéutico”, incide. En el proceso terapéutico propiamente dicho destaca la introducción de la técnica Eye Movement Desensitization and Reprocesing (EMDR), “que ha demostrado ser sumamente eficaz para el tratamiento del trauma”.
Sempyp ha concluido un ensayo clínico para probar la eficacia de este modelo en pacientes con fibromialgia. “El estudio comenzó hace cinco años, fue avalado por el comité de ensayos clínicos del Hospital Puerta de Hierro y que involucró, por un lado, al Servicio de Medicina Interna del Hospital Infanta Cristina de Parla y a la Sempyp y ha incluido a una muestra importante de pacientes”, explica el Dr. Marín. En este ensayo se prueba un protocolo de intervención en 22 sesiones.
“La hipótesis que manejamos en el ensayo era que efectivamente detrás de la fibromialgia, hay un dolor emocional equivalente al dolor de la enfermedad, que no ha podido ser visto ni puesto en palabras nunca. En todos los casos podíamos diagnosticarlas también de trauma complejo”, señala Aznárez Urbieta, co-directora del ensayo clínico. Los resultados han sido muy positivos y en algunas pacientes se han conseguido, incluso, remisiones totales.