La SEEN y la SEC plantean dos protocolos conjuntos para mejorar el diagnóstico de insuficiencia cardiaca en personas con obesidad

Miembros de la Sociedad Española de Cardiología y de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición

Insuficiencia-cardiaca-obesidad

Dr. Vicente Arrarte y Dra. Ana Zugasti, miembros de la Sociedad Española de Cardiología y de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
La prevalencia de la insuficiencia cardiaca (IC) en España es del 1,89% de la población de 18 años o más, alcanzando los 770.000 pacientes. Hay muchos factores relacionados con la IC; en el caso de la obesidad, el riesgo de IC en incrementa, al menos, entre un 5 y un 7% por cada punto añadido del índice de masa corporal. El documento para detección y manejo de la IC en personas con obesidad intenta protocolizar las pruebas a solicitar de forma ordenada en las consultas de atención primaria, de endocrinología y en todas aquellas en las que se valoren. Los síntomas y signos son claves en la detección para hacer un diagnóstico adecuado, pero no menos importantes es evaluar la probabilidad de desarrollar IC teniendo en cuenta las comorbilidades que asocia cada paciente.

Del mismo modo debe prestarse especial atención a los datos de pruebas diagnósticas que ayudan al despistaje y al diagnóstico como es el caso del electrocardiograma, los péptidos natriuréticos obtenidos en las analíticas de sangre o técnicas de imagen como el ecocardiograma.  Se añaden además las principales recomendaciones generales referentes a cambios de hábitos dietéticos, prescripción de ejercicio individualizado, control de comorbilidades asociadas en cada paciente y la posible prescripción de fármacos que han demostrado beneficios en la prevención y en el control sintomático de los pacientes con obesidad e insuficiencia cardiaca.

Es prioritario diferenciar, por los diferentes datos de la evidencia, aquellos pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada o con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida

En este último punto es prioritario diferenciar, por los diferentes datos de la evidencia, aquellos pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada o con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida, ya que el tratamiento variará según se especifica en el documento.

Por otra parte, siguiendo en la importancia de las comorbilidades asociadas en el paciente con IC, cerca de un 20% presentan Desnutrición Relacionada con la Enfermedad (DRE), patología que agrava tanto el pronóstico como la calidad de vida de los mismos. Asimismo, la insuficiencia cardiaca puede provocar sarcopenia (afección que provoca la pérdida de fuerza, masa y la funcionalidad de los músculos). Ante esta magnitud, y con la posibilidad de realizar un diagnóstico precoz y mejorar el pronóstico tanto de la DRE como de la sarcopenia, ambas sociedades científicas han elaborado de forma conjunta un consenso que facilite la atención coordinada, multi e interdisciplinar.

Este documento pretende ser de gran utilidad para la detección y el manejo inicial en los equipos de rehabilitación cardiaca, pero se aconseja la difusión y uso por otros especialistas. Una vez detectada DRE y/o sarcopenia, el endocrinólogo es el médico especialista capacitado para llevar a cabo una valoración morfofuncional y ajustar el tratamiento médico nutricional que precise el paciente con insuficiencia cardiaca. Se trata de pacientes con patologías complejas, que requieren ajustes progresivos de medicación, así como del tratamiento nutricional.

El paciente debe comprender que las recomendaciones dietéticas y el ejercicio físico tienen que mantenerse a largo plazo, ya que la afectación no se limita a su corazón

En este aspecto, cabe destacar el aporte calórico y proteico mínimo recomendado (27 kcal/kg/día y 1,5 g/proteína/kg/día), en el contexto de un patrón de dieta mediterránea y con un apropiado reparto a lo largo del día que permita una adecuada síntesis proteica. Además, pueden ser preciso suplementos vitamínicos, minerales y nutricionales e incluso nutrición enteral o parenteral.

El paciente debe comprender que las recomendaciones dietéticas y el ejercicio físico tienen que mantenerse a largo plazo, ya que la afectación no se limita a su corazón, sino que es el estado metabólico y funcional de su organismo lo que determinará su supervivencia y su calidad de vida. Los documentos de consenso proponen qué pruebas se aconseja solicitar desde las consultas de endocrinología y de cardiología ante síntomas y signos de sospecha. También incluyen un abordaje global de los factores de riesgo y plantean el tratamiento inicial, así como la derivación y coordinación entre ambos servicios.

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