Investigadores del CSIC logran por primera vez inducir en bacterias resistentes sensibilidad colateral a los antimicrobianos

El trabajo, publicado en Nature, muestra que el uso combinado de decualinio y tobramicina elimina cepas mutantes resistentes de Pseudomonas aeruginosa y otras cepas clínicas muy variadas

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Imagen: Infección de células pulmonares por la bacteria Pseudomonas aeruginosa. / Pablo Laborda (DTU Biosustain)

Redacción
Las bacterias resistentes a los antimicrobianos tienen su propio talón de Aquiles, la denominada sensiblidad colateral por la que desarrollar una mutación de resistencia a un antibiótico conlleva mayor sensibilidad a otro. Un grupo de investigadores del Centro Nacional de Bitecnología (CNB) del CSIC han logrado inducir de forma temporal esta sensibilidad colateral, algo que no se había descrito hasta ahora, de forma que evitan que aparezcan cepas bacterianas resistentes a los antibióticos y mejoran la respuesta de los fármacos antibacterianos disponibles. El trabajo se ha publicado en la revista Nature Communications.

Han logrado inducir de forma temporal la sensibilidad colateral en bacterias resistentes, un proceso en el que la resistencia a un antibiótico implica mayor sensibilidad a otro

Los firmantes del estudio, Sara Hernando-Amado, Pablo Laborda y José Luis Martínez, describen lo que han llamado sensibilidad colateral transitoria. La investigación demuestra que se puede inducir la sensibilidad colateral utilizando cloruro de decualinio, un fármaco con propiedades antisépticas y desinfectantes. Este compuesto, a diferencia de los antibióticos, no selecciona mutaciones de resistencia en diferentes cepas mutantes y cepas clínicas multirresistentes. Sin embargo, induce sensibilidad colateral transitoria, de forma consistente, en dichas cepas.

En un comunicado, el CSIC señala que en estudios previos los autores identificaron la aparición de sensibilidad colateral al antibiótico tobramicina tras el uso de ciprofloxacino. También vieron que esta sensibilidad era mayor cuando se adquirían mutaciones en un gen concreto (nfxB). Por otro lado, el equipo identificó que este compuesto era capaz de inactivar NfxB de forma temporal, produciendo una resistencia transitoria al antibiótico ciprofloxacino.

Han demostrado que se puede inducir la sensibilidad colateral utilizando cloruro de decualinio, un fármaco con propiedades antisépticas y desinfectantes

A estos resultados se sumano los del estudio actual, en el que los investigadores muestran que esta resistencia transitoria también lleva asociada la sensibilidad colateral a tobramicina. La investigadora que ha liderado el trabajo en el CNB-CSIC, Sara Hernando-Amado, explica que “si bien el fenómeno de la sensibilidad colateral ha sido profundamente estudiado, nunca se había planteado que fuera posible inducirla temporalmente, de forma no heredable, y de modo robusto en diferentes mutantes y cepas clínicas resistentes a diferentes antibióticos”.

También, continúa la investigadora, “esta estrategia supone una mejora en el tratamiento que propusimos recientemente, donde explotábamos la sensibilidad colateral clásica, dado que inducimos un mayor nivel de sensibilidad a tobramicina. Además, la resistencia que provoca el cloruro de decualinio a ciprofloxacino es transitoria, desaparece cuando lo hace este compuesto, de modo que en el proceso no se acumulan nuevas mutaciones estables de resistencia bacteriana, como ocurre con los tratamientos clásicos.

El estudio muestra que el uso combinado de decualinio y tobramicina elimina cepas mutantes resistentes de Pseudomonas aeruginosa y otras cepas clínicas muy variadas

Los resultados del grupo de José Luis Martínez muestran que el uso combinado de cloruro de decualinio y tobramicina elimina tanto cepas mutantes resistentes de la bacteria Pseudomonas aeruginosa como cepas clínicas muy variadas, incluyendo las inicialmente resistentes a tobramicina. Y lo hace sin causar la adquisición de mutaciones genéticas que favorezcan la resistencia a otros antibióticos.

Este trabajo demuestra que el uso de este compuesto y de otros aún por identificar podría permitir el diseño de nuevas estrategias terapéuticas para tratar las infecciones bacterianas. La resistencia de las bacterias a los antibióticos es una de las principales amenazas globales de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Causa aproximadamente 700.000 muertes al año. Si no se revierte la tendencia, podría convertirse en 2050 en la primera causa de mortalidad con 10 millones de muertes anuales.

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